Ciencia y mística

Cuando Édouard Schure escribió Grandes iniciados, utilizó argumentos de la ciencia ortodoxa de entonces (siglo XIX o inicios del XX) para apoyar sus argumentos místicos. Ahora, quienes continúan en la estela de Schure siguen el mismo método y recurren a la ciencia para justificar las elucubraciones de sus místicos favoritos. Como es obvio, la ciencia de la época de Schure y la actual ya no es la misma. La ciencia ha cambiado, pero a los místicos que buscan el apoyo de la ciencia a sus teorías eso les da igual y retuercen la comparación, explicando las mismas propuestas de siempre, sea cual sea la actualidad científica. La vaguedad de sus argumentos les permite adaptarse a cualquier ciencia. Nada puede, en realidad refutar sus argumentos, sencillamente porque no se trata de verdaderos argumentos.

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Después de publicar lo anterior, recibí un comentario de Sarcástico:

“La ciencia ha cambiado”
Si llamas Ciencia al método científico estarías descalificando entonces a la antropología, la historia, la psicología, la filosofía…
La ciencia no ha cambiado, es la misma que, buscando respuestas cae en repeticiones mismas que, gente como tu critica y señala.
¿Acaso has visto tú un átomo? ¿O repites simplemente como se conforma uno por que así te lo enseñaron?
¿Cual es la diferencia entre eso y la repetición de las masas enajenadas de la Edad Media?

Mi afán es solamente decir que ciencia y mística no son tan distintas pero el divorcio dado debido al abuso de los que estaban en el poder en los 1000-1600 aun remite el estilo.”

En respuesta al comentario de Sarcástico escribí un largo comentario, que reproduzco aquí:

“Creo que quizá no me expliqué claramente, porque no me refería a lo que comentas.
No llamo ciencia al método científico, aunque creo que es difícil hacer ciencia sin seguir el método científico. Tampoco entiendo, por cierto, por qué el método científico no se puede aplicar a ciencias como la antropología, la historia o la psicología. En cuanto a la filosofía, la cosa es más compleja.
Tampoco creo que porque una cosa no sea científica sea por ello mala o incorrecta,  o que ello suponga una descalificación.
Lo que yo quería señalar en la entrada, cuando decía que la ciencia “ha cambiado”, era que la ciencia o las ciencias han cambiado en ciertos campos y en ciertos asuntos: la física de antes de Newton, la de Newton y la relativista de Einstein ofrecen explicaciones diferentes de los fenómenos, explicaciones que a menudo corrigen o refutan las anteriores.

Y si señalaba lo anterior, era para ponerlo en relación con los planteamientos de ciertas explicaciones más o menos místicas que intentan adaptarse a la ciencia del momento (a las explicaciones científicas del momento) para dotarse de prestigio.

A esos místicos, en realidad lo que diga la ciencia (errónea o acertadamente) no les importa: sólo lo usan como un medio para apoyar sus ideas previas. Asegurarán con dogmatismo y seguridad que el éter prueba la existencia de los ectoplasmas, pero si el éter deja de ser admitido por la ciencia, entonces serán los fenómenos cuánticos los que prueben la existencia de los ectoplasmas. Sus pruebas irrefutables de ayer ahora serán otras muy diferentes, lo importante es que sus creencias no cambiarán pase lo que pase, suceda lo que suceda.

En cuanto a la diferencia entre quienes “creen” en lo que dice la ciencia y “las masas enajenadas de la Edad Media”, pues sí, creo que hay bastante diferencia, la que media entre la atención prestada a un razonamiento coherente y la prestada a una afirmación dogmática.

La diferencia es, como decía el ceramista Bernard Palissy hacia 1600, que mientras que los místicos de su época hablaban de mil y una fantasías que nadie podía ver, el invitaba a cualquiera a que visitara su taller, donde por sí mismo podría experimentar y comprobar lo que afirmaba en sus libros y charlas.

Bernard Palissy

La diferencia es que la comprobación científica está al alcance de cualquiera, sin necesidad de ninguna revelación espiritual. No he visto un átomo, pero podría verlo en el acelerador de partículas del CERN, por ejemplo. Es cierto que hay otras partículas subatómicas que no se han visto, pero sí se pueden observar sus efectos, diseñar experimentos, hacer predicciones y comprobar, a la vista de cualquier persona interesada, si se cumplen o no.

Pero, insisto, precisamente la característica de la ciencia es que cambia. Por ejemplo, en el siglo XX cambió la idea que se tenía acerca de los átomos. No porque a un iluminado se le ocurriera, sino porque se propusieron nuevas hipótesis, se sugirieron experimentos que pudieran confirmar o refutar unas u otras teorías y porque esos experimentos, accesibles a cualquier interesado, obligaron a abandonar la antigua imagen.

A mí me gusta o me interesa la mística, o algunos aspectos de la mística, pero creo que es inevitable admitir que ciencia y mística son muy diferentes, en gran parte debido a eso que tu mencionas: el método científico.

Esa diferencia, por otra parte, es algo que admiten los propios místicos y, por supuesto, también los científicos.

Otro asunto es que las conclusiones de un místico y las de un científico puedan coincidir, que pueden hacerlo, por supuesto, pero esa es otra cuestión. Lo importante, lo que caracteriza a ciencia y mística, es cómo se llega a esas conclusiones. Se suele decir que la ciencia explica el “cómo” mientras que la mística se limita a afirmar el “qué”. No sé si es del todo correcto, porque la ciencia, en mi opinión, también explica el qué, pero ese qué lo explica, eso sí, a través del cómo. La ciencia suele hace afirmaciones modestas y las somete a escrutinio, mientras que los místicos hacen afirmaciones asombrosas pero no ofrecen ningún tipo de comprobación o falsación posible.

Cuando las observaciones, predicciones y experimentos de la ciencia muestran repetidamente un error, los científicos se ven obligados a modificar sus teorías y a menudo su visión del universo y la naturaleza, pero cuando un místico se entera de que la ciencia se ha visto obligada a cambiar sus explicaciones, eso no le afecta en absoluto: simplemente sigue diciendo lo mismo pero ahora jura y perjura que la nueva teoría científica también prueba sus afirmaciones y que el hecho de que se haya demostrado falsa la que antes servía de prueba no tiene la más mínima importancia..



La verdadera historia de las Sociedades Secretas
La verdadera historia de las Sociedades Secretas, de Daniel Tubau

Daniel Tubau

La verdadera historia de las Sociedades Secretas

Editorial Daiyan

La SEGUNDA EDICIÓN de La verdadera historia de las Sociedades Secretas se publicó el 22 de mayo de 2020 por la editorial DAIYAN. Es una edición ampliada y revisada de la primera edición que se publicó en 2008 en la editorial Alba.

Ahora ya puedes encontrar La verdadera historia de las Sociedades Secretas.

2ª Edición en 2020. Revisada y ampliada.


 

Entradas de La verdadera historia de las Sociedades Secretas

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[Publicado por primera vez el 6 de junio de 2008]

4 Comments

  • Sarcastico

    “La ciencia ha cambiado”
    Si llamas Ciencia al método científico estarías descalificando entonces a la antropología, la historia, la psicología, la filosofía…
    La ciencia no ha cambiado, es la misma que, buscando respuestas cae en repeticiones mismas que, gente como tu critica y señala.
    ¿Acaso has visto tú un átomo? ¿O repites simplemente como se conforma uno por que así te lo enseñaron?
    ¿Cual es la diferencia entre eso y la repetición de las masas enajenadas de la edad media?

    Mi afán es solamente decir que ciencia y mística no son tan distintas pero el divorcio dado debido al abuso de los que estaban en el poder en los 1000-1600 aun remite el estilo.

  • neuer

    Bueno, creo que quizá no me expliqué claramente, porque no me refería a lo que me comentas.
    No llamo ciencia al método científico, aunque creo que es difícil hacer ciencia sin seguir el método científico. Tampoco veo, por cierto, por qué el método científico no se puede aplicar a ciencias como la antropología, la historia o la psicología. En cuanto a la filosofía, la cosa es más compleja.
    Sin embargo, tampoco creo que porque una cosa no sea científica por ellos sea mala o ello suponga una descalificación.
    Pero, atendiendo a lo que yo quería decir en la entrada, cuando decía que la ciencia ha cambiado me refería a que efectivamente la ciencia ha cambiado en ciertos campos y en ciertos asuntos: la física de antes de Newton, la de Newton y la relativista de Einstein ofrecen explicaciones diferentes de los fenómenos, explicaciones que a menudo refutan las anteriores.
    Pero eso lo decía en relación con los planteamientos de ciertas explicaciones más o menos místicas, que se adaptan a la ciencia del momento (a la explicación científica del momento) para dotarse de prestigio. Digamos, por poner un ejemplo, que un creyente en los espíritus justificaba su creencia en ellos por la existencia del éter cuando la ciencia pensaba que existía el éter, pero que ahora recurrirá a la indeterminación cuántica.
    A esa persona, en realidad lo que diga la ciencia (errónea o acertadamente) no le importa: sólo lo usa como un medio para apoyar sus ideas previas. Asegurará con dogmatismo y seguridad que el éter prueba la existencia de los ectoplasmas, pero si el éter no se admite ya por la ciencia, entonces serán los fenómenos cuánticos los que prueben la existencia de los ectoplasmas.
    En cuanto a la diferencia entre quienes “creen” en lo que dice la ciencia y “las masas enajenadas de la Edad Media”, pues sí, creo que hay bastante diferencia, la que media entre la atención prestada a un razonamiento coherente y la prestada a una afirmación dogmática.
    La diferencia es que, como decía el ceramista Bernard Palissy hacia 1600 es que, mientras que los místicos de su época hablaban de mil y una fantasías que nadie podía ver, el invitaba a cualquiera a que visitara su taller, donde por sí mismo podría experimentar y comprobar lo que Palissy mismo afirmaba.
    La diferencia es que la comprobación científica está al alcance de cualquiera, sin necesidad de ninguna revelación espiritual. No he visto un átomo, pero podría verlo en el acelerador de partículas del CERN, supongo.
    Pero, insisto, precisamente la característica de la ciencia es que cambia. Por ejemplo, en el siglo XX cambió la idea que se tenía acerca de los átomos. No porque a un iluminado se le ocurriera, sino porque se propusieron nuevas hipótesis, se sugirieron experimentos que pudieran confirmar o refutar unas u otras teorías y porque esos experimentos, accesibles a cualquier interesado, obligaron a abandonar la antigua imagen.
    A mí me gusta o me interesa la mística, o algunos aspectos de la mística, pero creo que es inevitable admitir que ciencia y mística son muy diferentes, en gran parte debido a eso que tu mencionas: el método científico.
    Esa diferencia, por otra parte, es algo que admiten los propios místicos y, por supuesto, también los científicos.
    Otro asunto es que las conclusiones de un místico y las de un científico puedan coincidir, que pueden hacerlo, por supuesto, pero esa es otra cuestión. Lo importante, lo que caracteriza a ciencia y mística, es cómo se llega a esas conclusiones.
    Se podría decir que la ciencia explica el “cómo” mientras que la mística se limita a afirmar el “qué”.

  • Hergio

    paradoja….

    desperdicias tu tiempo resolviendo los enigmas de la vida… al final de tu redaccion mencionas:

    …se podria decir(¿especulacion?) que la ciencia explica el “como” mientras que la mistica se limita a afirmar el ¿que?……… y yo menciono ahora ¿Cual seria TU pregunta?

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