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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

Galería

Sócrates y los filósofos discutidores
Algunas opiones acerca de Tucídides y la guerra entre Esparta y Atenas
Sacro y profano CUADERNO DE VENECIA
¿Inventó Coca-Cola la felicidad?
El buenánimo de Demócrito y los peligros de la envidia
Es más fácil ver que escuchar
¿Ataca Tucídides a Pericles?
David Hume
Platón, ¿creador de la filosofía evasiva?

Causa y efecto y lo audiovisual

El cine parece tener algún tipo de misteriosa relación entre la causa y el efecto.

No se sabe exactamente por qué las imágenes estáticas del cine nos trasmiten la sensación de movimiento.

Se ha dicho que es por el efecto phi o por la persistencia retiniana.

Pero eso no está claro.

El caso es que no sólo hay un número determinado de fotogramas en la película, 24 por segundo, sino que, además, lo importante es el obturador del proyector, que corta el chorro de luz intermitentemente.

Si se interrumpe un haz de luz más de 50 veces por segundo, el espectador no ve parpadeos o ráfagas, sino una luz continua.

El haz de luz de una película es interrumpido por el obturador dos veces durante cada fotograma.

Y esto tiene una consecuencia todavía más interesante: el haz de luz es interrumpido  durante 5’4 milisegundos dos veces por fotograma , con lo que durante un fotograma hay 10,8 milisegundos de oscuridad.

Esto significa que en una película de 100 minutos 40 minutos son de oscuridad.

Una oscuridad que, sin embargo, no vemos.

Pre-juicios
Empecemos por librarnos de los prejuicios más groseramente evidentes (lo que no significa que se trate de juicios erróneos, quede esto claro, sino, simplemente, previos): la existencia de un Dios o de unos dioses; las relaciones de igualdad o de desigualdad entre las personas por razones de sexo, raza, etcétera; todo lo referente a lo […]

 


El nuevo credo realista de cada mañana

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Hegel decía que la lectura del periódico era el credo realista de cada mañana para el buen burgués: el mundo seguía existiendo aunque él no pensara en él o aunque se hubiese dormido durante la noche.

La narrativa y las casualidades significativas

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Quizá sería más razonable acostumbrarnos a aceptar que muchos sucesos no tienen otra conexión que su coincidencia temporal, o incluso tan solo su coincidencia en nuestro propio cerebro.

Lo mismo de siempre y las variaciones

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Mientras que los niños desean leer siempre el mismo cuento, los adultos suelen necesitar constantes novedades.

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Causa y efecto y lo audiovisual