¿Un país, dos sistemas?
Cuando se viaja a China, es fácil sorprenderse al ver la mezcla de capitalismo y comunismo. En la revista del avión, los anuncios de coches y hoteles de un lujo casi inconcebible se mezclan con artículos acerca de Mao Ze Dong y las ideas comunistas. En toda China parece haberse aplicado aquella frase que el Pequeño Timonel (Den Xiao Ping) inventó para Hong Kong: “Un país dos sistemas”. O su variante popularizada en España por Felipe González: “Gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones.”
Sin embargo, el asombro ante este contraste tiene su origen en diversos equívocos.
El primero consiste en pensar que en algún momento de la historia de China ha existido una sociedad comunista: es más probable que esa sociedad comunista haya existido en los legendarios tiempos mitológicos que en el siglo XX. Para calibrar lo absurdo de esa pretensión bastará con recordar que no hay ninguna prueba concluyente de que haya existido algún tipo de comunismo primitivo, a pesar de ser tantos quienes hablan de ella: Platón, Rousseau, Marx, los taoístas, algunos modernos antropólogos… Si la existencia del comunismo primitivo es improbable, la del comunismo chino del siglo XX es simplemente un absurdo, al menos si entendemos “comunismo” como comunidad de bienes, gobierno del pueblo o cosas semejantes.
Lo que existió en la segunda parte del siglo XX en China y que todavía se mantiene, aunque ahora muy suavizado, es un estado totalitario que administraba la sociedad como lo hicieron los emperadores, es decir, a su antojo. La diferencia es que los dirigentes comunistas chinos han sido más sanguinarios que cualquier emperador de los últimos 500 años.
Esa es la primera parte del equívoco: la absurda idea de que en China existió en el siglo XX una sociedad comunista, entendiendo por comunismo su definición teórica original. Si por comunismo entendemos la aplicación práctica de las ideas comunistas por estados totalitarios creados en el siglo XX, a imagen y semejanza de la Rusia Soviética de Lenin, entonces sí, en China ha existido y sigue existiendo comunismo.
Los dirigentes chinos comunistas han sido más sanguinarios que los emperadores de los últimos 500 años Share on X La segunda razón de que nos sorprenda el contraste capitalismo/comunismo se debe a la imagen que tenemos del comunismo según Mao Ze Dong. En esa imagen vemos a todo el mundo vestido de la misma manera, con trajes azules (incluidos los propios dirigentes comunistas) o el hecho de que hasta hace no mucho no existiera en China ningún tipo de lujo, excepto tras los muros de las casas de los dirigentes comunistas: ni coches, ni mesas suntuosas, ni nada de nada. Como es obvio, se trata de nuevo de una imagen de la propaganda, pues Mao vivía a todo lujo en el antiguo palacio de los emperadores: la Ciudad Prohibida.
Así que en nuestro torpe imaginario, y debido a lo maleables que somos a la propaganda, nos hemos imaginado que China era una sociedad comunista en la que todos eran como hormigas iguales vestidas con trajes azules.
Eso probablemente sucedía hace 30 años (lo de los trajes azules), pero desde la muerte de Mao las cosas han cambiado mucho, excepto que la dictadura continúa, ahora suavizada en represión, tortura sistemática y la ejecución de más de tres mil personas cada año. Nada comparable, claro está, a los heroicos tiempos del Gran Timonel Mao Zedong, en los que los muertos se contaban por decenas o centenares de miles cada año, o incluso por millones en períodos como la Revolución Cultural o el Gran Salto Adelante.
Acerca de las ejecuciones en China hay mucha información, pero puedes consultar este informe de Amnistía Internacional, donde se explica que, según el cálculo de un importante legislador chino, quizá haya 10.000 ejecuciones al año, una cifra que convierte en ridículas todas las del resto del mundo.
[Publicado el 13 de septiembre de 2005 en Mundo Flotante]
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