Ted Nelson y Xanadú
A finales del siglo 20 y principios del 21, se atribuía el hiperenlace a tres personas: Jorge Luis Borges, Vannevar Bush y Ted Nelson. Hoy estamos mejor informados, pero eso no nos ha hecho olvidar la gran aportacion de los tres.
Se consideraba entonces que Bush fue el primero que había imaginado el sistema de una manera general, pero que Nelson, joven en los inicios de la Época Algorítmica, lo formuló de manera explícita y lo llamó hiperenlace.
Sucedió en el año 1968.
Nelson es hoy en día más conocido por Xanadú y también por su lucha en favor de la liberación de los seres humanos a través de las máquinas, así como por los primeros manifiestos a favor de la liberación de las propias máquinas, como cuando publicó aquel clásico inolvidable Computer Lib. De todo eso vamos a hablar aquí.
Un libro doble
Ted Nelson publicó en 1974 un libro doble: Computer Lib y Dream Machines. Empezabas leyendo Computer Lib, y cuando llegabas al final le dabas la vuelta al libro y podías leer Dream Machines .
En el libro de Nelson no había ningún tipo de orden aparente, ni índices, ni títulos de capítulos que pudieran guiar al lector.
Portadas de Dream Machines y de Computer Lib. Se puede observar que el pie del superhéroe de Dream Machines asoma en la portada de Computer Lib. Aquí hemos invertido una de las portadas, pero en el ejemplar impreso, se vería una de ellas boca abajo.
El titulo Computer Lib hacía alusión a la liberación a través de las computadoras y a la liberación de las computadoras mismas. Aunque el libro fue inspiración constante de la primera era hacker, la mayoría de los hackers de segunda generación no llegaron a comprender o aplicar muchas de las ideas básicas de Nelson, que a menudo fueron llevadas a cabo por los que deberían haberse considerado los enemigos naturales de Nelson: las grandes compañías.
Como es sabido, las grandes compañías, movidas por intereses comerciales, posibilitaron la revolución informática del siglo 20 e incluso propiciaron el vertiginoso desarrollo de un mundo hacker con pretensiones de subcultura pero con cientos de miles de adeptos que tenían a su disposición todo tipo de aparatos y tecnología.
En Computer Lib se pueden encontrar muchos de los intereses de Nelson en aquellos años: psicología hacker, ataques a IBM, hologramas, notación musical, el Watergate, cómo programar en Trac, las primeras muestras de arte ASCII y todo tipo de referencias literarias.
En cuanto a Xanadú, de lo que se hablará más adelante, ya se mencionaba en Dream Machines y se decía que:
“Te dará una pantalla en tu casa desde la que podrás acceder a librerías de hipertexto, ofreciendo altas prestaciones en gráficos y servicios de texto por un precio asequible… permitiéndote enviar y recibir mensajes… y haciéndote participe de un nuevo mundo de literatura y arte donde todas tus dudas podrán ser respondidas” (Dream Machines).
Nelson incluso ofrecía un jingle o cancioncilla promocional:
The greatest things you’ve ever seen
Dance your wishes on the screen
All the things that man has known
Comin’ on the telephone –
Poems, books and pictures too
Comin’ on the Xanadu
Nelson el precursor
Recordemos aquí algunas de las ideas de Nelson. En primer lugar, como se puede leer en la portada de Computer Lib:
“You can and must understand computers NOW” (“Tú puedes y debes entender los computadores AHORA”).
Nelson, entre muchas otras cosas, decía en 1974:
“Tiene sentido que poseas tu propio ordenador”
Hay que recordar que entonces apenas había computadores personales y que los pocos que existían tenían una capacidad tan limitada que resultaba difícil imaginar para qué otra cosa podían servir que no fuera hacer cálculos; por otra parte, apenas había metalenguajes accesibles a alguien que no fuera programador.
Uno de los seguidores de Nelson, Gregory es conocido como el primer particular, no subvencionado por ninguna empresa o institución, que se compró un ordenador Sun en 1982 (número de serie 82).
“Los computadores rígidos e inhumanos son la creación de personas rígidas e inhumanas”.
“Recuerda la ley de Grosch: “No importa lo listos que sean los chicos del hardware, los chicos del software los superarán”
Esta era una de las ideas de Nelson que más inspiró a los hackers, quienes lo demostraron una y otra vez. A pesar de las continuas cerraduras, candados y puertas que los chicos del hardware pudieran colocar, olvidaban ingenuamente que al final de la cadena siempre se necesita pasar por las horcas claudinas de una instrucción de software.
Los primeros discípulos de Nelson fueron un grupo de hackers llamado R.E.S.I.S.T.O.R.S. (Resistentes) es decir Radically Students Interested in Science, Technology and Other Research Studies (Estudiantes Radicales Interesados en Ciencia, Tecnología y Otros Estudios de Investigación), que tenían muchas cosas en común con los hackers posteriores pero que, al contrario que muchos de los hackers posteriores, además poseían sentido del humor y se interesaban por todo tipo de cosas.
Cuando los resistentes conocieron a Nelson, tenían una media de edad de 15 años, pero Nelson los consideraba más capaces que los adultos de ayudarle: “Algunas personas son demasiado orgullosas como para acudir a los niños en busca de información”. Con el paso de los años, en la Era Algorítmica acabó resultando imprescindible acudir a los niños para solucionar muchos de los problemas planteados por los ordenadores.
TED NELSON
“Usar un computador siempre debería ser mas sencillo que no usar un computador”.
“Cualquier sistema que no pueda ser entendido por una persona instruida en diez minutos, con un tutor que responda sencillamente a sus dudas, es demasiado complicado.”
A pesar de la admiración que sentían hacia Nelson, durante los primeros 25 o 30 años de computación la obsesión de muchos hackers no fue facilitar las cosas sino complicarlas, construyendo una jerga ininteligible para los profanos y elaborando a menudo programas que solo podían ser manejados por personas que se pasaran 18 horas al día frente al computador.
Como suele suceder, el cambio conceptual más radical vino propiciado por los avances tecnológicos de las primeras décadas del siglo 21, que hicieron posible que los ordenadores manejasen cantidades de información virtualmente infinitas a velocidades casi instantáneas. Este cambio propició la progresiva conversión de los lenguajes máquina y humano en uno solo y, tras la Época Oscura y la desaparición efectiva de consolas, teclados, ratones y discos duros, llevó al fin de la dualidad entre hardware y software, entre máquina y programa, incluso entre externo e interno y, por tanto, convirtió en obsoleta la distinción entre analógico y digital de una manera que, por supuesto, Ted Nelson no habría podido imaginar.
Pero hasta que todo eso sucedió, los verdaderos motores de la revolución fueron las grandes compañías, para las que trabajaban, casi siempre sin ser conscientes de ello, los propios hackers y que, por su parte, proporcionaban a los hackers los medios necesarios para convertirse en un fenómeno minoritario pero masivo.
TED NELSON
“El conocimiento, el aprendizaje y la libertad pueden ser acelerados mediante la promoción y el desarrollo de las consolas de computador.”
Aunque Nelson expresa una idea correcta en la cita anterior, la referencia a consolas y otros dispositivos de hardware externo hoy nos hace sonreír. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas confusiones entre las ideas y su soporte han sido habituales, como señala danieltubau.com en un ensayo de inicios del siglo 21: Por que el mundo digital no es digital (confusión en la que él mismo no puede evitar caer en algún momento).
TED NELSON
“No importa la naturaleza de las máquinas, sino la de las ideas.”
Curiosamente, aquí Ted Nelson parece habernos captado y rectificado, por lo que, del mismo modo, nosotros rectificamos y elogiamos la clarividencia de Nelson.
TED NELSON
“Todo está profundamente interconectado.”
Lo acabamos de decir.
Nelson y el hiperenlace
Las anteriores eran algunas de las ideas que Nelson adelantó en Computer Lib y Dream Machines. También hablaba en aquel libro doble del hiperenlace, e incluso reproducía íntegro el artículo de Vannevar Bush As we may think. Pero la idea del hiperenlace la propuso años antes de publicar Dream Machines/Computer Lib, cuando en 1968 asistió a la reunión anual de la Asociación de Maquinaria Computacional (ACM).
Nelson dio allí una conferencia con el título: “Una estructura de archivos para lo complejo, lo cambiante y lo indeterminado”. Allí habló también del Docuverso y del hipertexto. Allí dijo lo que repitió después en Dream Machines/ Computer Lib:
“Con hipertexto, me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que se bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva. De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario”.
Frente a los relatos secuenciales, frente a artes en mayor o menor grado secuenciales como el cine, el comic, o la televisión, Nelson anticipaba la no secuencialidad para los textos. Aunque se puede considerar que Nelson se refería tanto a la narración en sí como al manejo de la información, su influencia fue mayor en el segundo aspecto, y no se le puede atribuir, al menos de una manera directa experimentos no secuenciales como Rayuela, del escritor argentino Cortazar, los juegos de rol o los libro-juegos que empezaron a ponerse de moda en los años ochenta del siglo 20.
En cuanto al multimedia, otro fenómeno mediático del siglo 20, ya existía desde mucho tiempo atrás, por ejemplo en una “cita para ir al cine”, que incluía estímulos auditivos, visuales, táctiles e incluso olfativos y gustativos, a través y mediante diversos soportes: pantallas, altavoces, palomitas, bocas, cuerpos, perfumes, etcétera.
No es este el momento para hablar de la secuencialidad que encierra incluso un relato aparentemente no secuencial, o de la secuencialidad temporal que inevitablemente introduce el degustador del texto no secuencial al elegir un itinerario que se desarrolla secuencialmente en el tiempo, pues el aspecto mas importante del hipertexto nelsoniano tiene que ver más con la herramienta que con su uso.
Hiperenlaces siempre existieron, ya antes de Nelson, por ejemplo en las notas a pie de página de un libro, que servían para que el lector viajase del cuerpo principal del texto a aspectos específicos, como la referencia al autor del que procedía una cita, que a su vez podía hacer que el lector crease por sí mismo otro hiperenlace y de desplazara hasta un estante de su librería para tomar el libro mencionado y abrirlo por la pagina indicada, lo que podía hacer que estableciese un nuevo vínculo, por ejemplo, descolgando el teléfono para llamar a su profesor y consultarle una duda. Todas esas operaciones ahora suceden en un mismo lugar, si es que podemos llamar “lugar” a la percepción ubicua.
Sin embargo, lo que proporcionaron aquellos ordenadores y soportes digitales primitivos fue una facilidad de uso del hiperenlace que permitía explotar casi todas sus posibilidades.
Gracias a esos links, incluidos en textos digitales, una marcasencilla, como una palabra subrayada en azul, permitía abrir un nuevo documento, leerlo y regresar de nuevo con un solo clic al lugar de origen. El hiperenlace reproducía de manera efectiva el modo de funcionar de un cerebro intelectualmente sano, que no se mantiene en un mismo carril, sino que salta continuamente a uno y otro lado, explorando las vías paralelas o perpendiculares.
En 1969 Nelson intentó llevar a la práctica sus ideas con uno de los primeros procesadores de texto que se estaba desarrollando en la Brown University. Adquirió el permiso para usar la novela Pálido Fuego de Nabokov con la intención de demostrar de manera práctica el funcionamiento del hipertexto. Una de sus ideas era que no se debía considerar el papel como el soporte básico, sino que las cosas debían ocurrir en la pantalla del ordenador. Pero las ideas de Nelson no gustaron a los inversores y tuvo que interrumpir el proyecto.
En 1981, Nelson publicó otro libro en el que hacía una descripción extensa del hipertexto: Literary Machines. El libro tenía un capítulo Cero, dos capítulos Uno, un capítulo Dos, y siete capítulos Tres. Nelson proponía al lector que empezara con uno de los capítulos Uno, leyera entonces el Dos, después uno de los capítulos Tres, y regresara con otro de los capítulos Uno, para leer luego otra vez el capítulo Dos y a continuación otro de los Tres. Literary Machines era, pues, una ejemplificación del hiperenlace y uno de los primeros hipertextos que realmente aprovechaban las caracterísicas narrativas del hiperenlace.
El proyecto Xanadu
Años despues de Literary Machines, Nelson se sumergió en un proyecto llamado Xanadú, que le llevo décadas a él y a sus colaboradores y que fue de fracaso en fracaso. Durante más de treinta años, no se llegó a saber si lo que tenían entre manos era realmente importante o no, y hubo muchos que pensaron que Nelson solo vendía humo pero, tras los años de colapso de la ArqueoRed, el sistema de Nelson fue adoptado como modelo base de la nueva red universal. El modelo pronto fue corregido, pero sin duda llevando a su desarrollo lógico las ideas de Nelson.
Sin embargo, a comienzos del siglo 21 lo que se sabía de Xanadú, fuera del círculo de Nelson y sus seguidores, era que el nombre procedía del célebre poema de Coleridge “Kublai Khan”. En efecto, en el siglo 19 el poeta Coleridge tuvo un sueño de opio y en ese sueño le fue ofrecido un largo poema acerca de la legendaria ciudad de Xanadú y el emperador chino de origen mongol Kublai Khan. Coleridge empezó a escribir todo lo que recordaba hasta que, inesperadamente, recibió una visita a la que no pudo dejar de atender. Atender a esa visita inoportuna hizo que el resto del poema desapareciera de su mente.
Pues bien, resulta que el propio Nelson vivía esa pesadilla de Coleridge en su vida diaria, pues padecía el Síndrome de Atención Deficitaria (Attention Deficit Dissorder), una enfermedad que hace a quienes la padecen extremadamente sensibles a las interrupciones. Si el hilo de los pensamientos de Nelson era cortado, ya no podía recordar de que estaba hablando. Debido a ello, iba siempre cargado de un arsenal de libretas y de grabadoras que registraban todo lo que decía. De este modo, cuando olvidaba de qué estaba hablando, rebobinaba la grabadora y podía reanudar el tema donde lo había dejado.
No es casual, por lo tanto, que Nelson concibiese el proyecto Xanadú como una manera de ayudarse a sí mismo, un método para encontrar “ese mágico sitio de la memoria literal donde nada se pierde nunca”.
Curiosamente, el poema de Coleridge también tuvo una influencia directa en uno de los héroes de infancia de Nelson: Orson Welles.
No conformismo
Entre los héroes de Nelson estaban famosos no conformistas y hombres de negocios: Buckminster Fuller, Bertrand Russell, Walt Disney, H.L.Mencken, Orson Welles y, por supuesto, Alfred Korzybsky.
La presencia de Korzybsky nos hace suponer que a Nelson también le gustarían las novelas de ciencia ficción El mundo de NO-A y Los jugadores de No-A, de A. E.Van Vogt. Curiosamente, uno de los colaboradores de Nelson, Marc Stiegler, escribió una novela de ciencia ficción en la que el hiperenlace salvaba a la humanidad: David’s Sling.
Desde pequeño, Nelson tenía cuatro máximas favoritas:
La mayor parte de la gente está loca
Casi toda autoridad es maligna
Dios no existe
Todo está equivocado.
Su tendencia en las discusiones era a simpatizar siempre con la idea rechazada o despreciada.
Hay que aclarar, sin embargo, que Nelson estaba muy orgulloso de su enfermedad, y consideraba que el Síndrome de Atención Deficiente fue llamado así por los Chovinistas de la Regularidad. Los Chovinistas de la Regularidad son “esa gente que insiste en que tienes que hacer la misma cosa todos los días”. Nelson prefería un nombre más positivo para su enfermedad, algo así como Mente Revoloteadora.
Xanadú, el Docuverso y la Arqueo-Red
Nelson quedó muy decepcionado cuando la Arqueo-Red iniciada por Berners Lee y Andreessen adoptó un sistema de hiperenlaces incompatible con Xanadu, es decir, de un sólo sentido y compuesto de múltiples copias en vez de vínculos a un único texto. Porque otra de las funciones de Xanadu era, paradójicamente, defender los derechos de copyright, con lo que Nelson, de nuevo, se anticipó incluso a sus seguidores, durante mucho tiempo partidarios de la desaparición del autor.
[También en danieltubau.com, se publicó un artículo premonitorio en el que se argumentaba en contra de algunas de las ideas de los defensores de la no-autoría, pero no desde el punto de vista de las grandes corporaciones: Un regreso a la Edad Media.]
Todos los que trabajaban en el proyecto Xanadú tenían prohibido hablar de él y de su algoritmo secreto. Sólo se sabía que una de sus claves era algo llamado enfilade.
En efecto, el docuverso de Nelson no era otra cosa que un universo textual, de tal manera que cuando alguien citaba a otro autor, no copiaba en su texto la cita, sino que tan sólo ponía una flecha o gancho que apuntaba al fragmento en cuestión (que se hallaba en el docuverso) y lo situaba entre las comillas.
Algo semejante a lo que hacía, en aquellos tiempos primitivos, un programa de dibujo vectorial, que en vez de archivar todos los puntos que constituían un cuadrado, lo que hacía era guardar la fórmula matemática que definía dicho cuadrado y aplicarla cada vez que se quería ver ese cuadrado. De este modo, se ocupaba menos memoria en tiempos en que la energía era tan escasa como la energía eléctrica.
Pero la intención de Nelson no era ahorrar memoria, sino, entre otras cosas, crear un sistema de copyright (llamado transcopy o transclusion) en el que los royalties no se recibían por textos enteros, sino por párrafos, palabras o bytes utilizados.
Sin embargo, Nelson desmintió a sus críticos y a los escépticos a principios del siglo 21, cuando presentó el primero de sus productos informáticos: zigzag
Lamentablemente, la censura aplicada a la Arqueo-Red nos impide saber qué hizo después Nelson y si Xanadú llegó a aplicarse antes de la Época Oscura, pero obsérvese que el símbolo de ZigZag casi podría ser también el de Xanadú.
Los problemas para un sistema como Xanadu no solo se debían a la dificultad primera de crear enlaces a fragmentos en vez de a documentos, como decidió hacer la antigua World Wide Web (la Arqueo-Red), sino en la determinación de los contenidos de ese docuverso, la selección de la variante correcta de cada texto, la catalogación de todos los textos a incluir y la preparación de una edición princeps binaria de cada uno de ellos, etcétera.
Este problema se solucionó en gran parte con el proyecto The Whole Universe Catalog. Pero el problema de la catalogación no era el más grave.
El mayor problema era que lo que Nelson proponía chocaba incluso con sus propias ideas, con las posibilidades que el mismo hipertexto proporcionaba, ya que proponía un Docuverso rígido, casi inmutable, forjado sobre intereses (los de quienes pertenecían a él o poseían los fragmentos transcopyrighteados). Un Docuverso en el que las cosas apenas cambiaban, en el que las variantes o eran descartadas o exigían un trabajo casi infinito. En la década del 2020 un ingenioso ensayista pudo mostrar en “El dilema de Agustín” como un texto se convertía en otro, cambiando en cada paso una sola palabra (y usando siempre textos ya publicados). Algo semejante hizo Hertzwig con textos construidos a partir de cualquiera de los idiomas conocidos y los creados por James Joyce en el Finnegans wake, en este caso cambiando tan solo una letra cada vez para crear palabras y frases siempre dotadas de significado. ¿Quién poseería entonces el copyright de esa transición casi indetectable entre uno y otro texto? El problema era similar a otro que planteaba Agustín de Hipona: cuando tenga lugar el Juicio final y la resurrección de los muertos, ¿a quién pertenecerá la carne que ha sido devorada por un canibal: al devorado o al devorador?
Como se ve, nuevamente, todo esta relacionado, pues este proyecto nos recuerda inevitablemenre a la revista que inspiró Dream Machines/ Computer Lib: The Whole Earth catalog. Una interesante premonición del sistema de catalogación universal se puede encontrar en la colección de ensayos y relatos arcaicos publicada en Recuerdos de la era analógica, en el ensayo Que nada se crea (una antología en la que también se incluye este ensayo).
En el libro Recuerdos de la era analógica, de Daniel Tubau, publicado por Evohé en el siglo 21, aparecen algunas reflexiones semejantes, pero no idénticas, a las de esta entrada, dentro del fanzine o ezine desplegable “Mundo analógico”. Puedes conseguir un ejemplar digital o impreso del libro a través de la página de Evohé o de Amazon.
Kubla Khan or “A vision in a dream. A fragment” (Samuel Taylor Coleridge)
In Xanadu did Kubla Khan
A stately pleasure-dome decree:
Where Alph, the sacred river, ran
Through caverns measureless to man
Down to a sunless sea.
So twice five miles of fertile ground
With walls and towers were girdled round :
And there were gardens bright with sinuous rills,
Where blossomed many an incense-bearing tree;
And here were forests ancient as the hills,
Enfolding sunny spots of greenery.But oh ! that deep romantic chasm which slanted
Down the green hill athwart a cedarn cover!
A savage place ! as holy and enchanted
As e’er beneath a waning moon was haunted
By woman wailing for her demon-lover !
And from this chasm, with ceaseless turmoil seething,çAs if this earth in fast thick pants were breathing,
A mighty fountain momently was forced :
Amid whose swift half-intermitted burst
Huge fragments vaulted like rebounding hail,Or chaffy grain beneath the thresher’s flail :
And ‘mid these dancing rocks at once and ever
It flung up momently the sacred river.
Five miles meandering with a mazy motion
Through wood and dale the sacred river ran,
Then reached the caverns measureless to man,
And sank in tumult to a lifeless ocean :
And ‘mid this tumult Kubla heard from far
Ancestral voices prophesying war !
The shadow of the dome of pleasure
Floated midway on the waves ;
Where was heard the mingled measure
From the fountain and the caves.
It was a miracle of rare device,
A sunny pleasure-dome with caves of ice !
A damsel with a dulcimer
In a vision once I saw :
It was an Abyssinian maid,
And on her dulcimer she played,
Singing of Mount Abora.
Could I revive within me
Her symphony and song,
To such a deep delight ‘twould win me,
That with music loud and long,
I would build that dome in air,
That sunny dome ! those caves of ice !
And all who heard should see them there,
And all should cry, Beware ! Beware !
His flashing eyes, his floating hair !
Weave a circle round him thrice,
And close your eyes with holy dread,
For he on honey-dew hath fed,
And drunk the milk of Paradise.
En danieltubau.com (ArqueoRed, por supuesto) se puede encontrar una de las primeras galerías virtuales de arte ASCII
La primera aparición conocida de esta entrada en lo que los autores llaman ArqueoWeb tuvo lugar en 2004 en una página llamada nuestroS antepasadoS. Este es el aspecto primitivo-futurista que tenía:
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CÓMO SE INVENTÓ EL FUTURO -3