La siembra de Gilgamesh
En El diabolus ex machina me referí al que tal vez sea el primer ejemplo conocido de diabolus ex machina: el que se emplea en el desenlace de la Epopeya de Gilgamesh, cuando una serpiente roba a Gilgamesh la planta de la juventud . Tal vez fui un poco injusto, porque una lectura atenta de la obra en sus diferentes versiones en acadio, asirio y otras lenguas semitas, o en hitita, hurrita y otras lenguas indoeuropeas, nos revela que diversos autores intentaron evitar el diabolus ex machina de la epopeya mesopotámica.
Como tal vez hayas adivinado, lector, la manera de evitar un diabolus ex machina es la misma que se emplea para evitar un deus ex machina: escribir hacia atrás (la paradoja número 21 de mi libro Las paradojas del guionista). Es decir, “sembrar”, situar a lo largo del relato ciertos detalles, escenas y situaciones que preparen al espectador para aceptar lo que va a suceder. En el caso de la Epopeya de Gilgamesh, ese desenlace en el que Gilgamesh pierde la flor de la juventud al bañarse en un pozo no es tan casual como parece, pues la afición de Gilgamesh por hacer pozos es una constante a lo largo del relato. Así, en la Tablilla de Sippar, datada hacia el -1700 y que al parecer era un ejercicio escolar, se cuenta cómo Gilgamesh emprende su viaje en busca de la inmortalidad, a pesar de que el dios solar Samash le dice que no podrá lograrlo (esto ya es sembrar el desenlace) y se menciona su afición a cavar pozos:
Cavó pozos Gilgamesh
que antes no había;
bebía las aguas,
seguía los vientos.Samash se inquietó; se inclina hacia él
y le dice a Gilgamesh:
“Gilgamesh, ¿a dónde vas dando vueltas?
¡La vida que buscas no la encontrarás!”
También en la aventura que emprenden Gilgamesh y Enkidu para enfrentarse al monstruoso Hunwawa en el bosque de los cedros, una y otra vez Gilgamesh cava pozos de agua fría, se supone que para tener agua para el viaje:
De cara a Samash
cavaron un pozo
echaron agua fría en los odres(tablilla IV:5)
Por eso, después de prepararnos varias veces a lo largo de la epopeya a esta afición o necesidad de Gilgamesh a encontrar o a cavar pozos, cuando llega el fatal desenlace en el que una serpiente se lleva la flor de la juventud, el propio Gilgamesh expresa claramente que su error ha sido bañarse en un pozo:
“¡Cuando abrí el pozo
dejé tirados mis pertrechos!
La fatalidad se ceba entonces con Gilgamesh, dándole un golpe tras otro:
“¿Qué puedo reconocer que me sirva de señal?”
Se refiere aquí el héroe a que la marea ha subido “veinte leguas dobles” y ya no es posible saber dónde dejó la flor y dónde la serpiente la robó.
Es muy probable que la necesidad, costumbre o manía de excavar pozos, tenga algún sentido mitológico, quizá relacionado con el dios solar Samash, o quizá porque la culebra que habita en las pozas de agua fría represente a una deidad enemiga. Marcos Méndez recordaba en un comentario reciente que también en el Jardín del Edén de Adán y Eva una serpiente es la causante de que los seres humanos pierdan la inmortalidad. Sé también que un estudioso que se apellida Civil ha estudiado el asunto de los pozos de agua a fondo, pero no he podido consultar su investigación.
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[Esta entrada pertenece tanto a Las paradojas del guionista, dentro de la serie de entradas dedicadas al deus ex machina como a La epopeya de Gilgamesh]
El deus ex machina y el diabolus ex machina
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4 Comments
Sebastián Lalaurette
¡Qué interesante! Sabes que la epopeya de Gilgamesh me ha raptado hace un par de años, pero no he estudiado el tema tan a fondo. Esta cuestión del “diabolus ex machina” es, en efecto, problemática en una narración moderna, pero no sabía que los antiguos también hubieran sentido la necesidad de desembarazarse de él. Lo tomaba como una adición destinada a mostrar que el destino siempre nos es esquivo, que en el momento de mayor gloria siempre habrá algo que nos haga perder y volver a la casilla cero. Fatalismo, que le dicen.
danieltubau
Hola Sebastián,
la verdad es que se puede y probablemente se debe entender en el sentido que propones. Pero lo más curioso del asunto es que a pesar del fatalismo de la Epopeya de Gilgamesh, todos los que la leían sabían que la historia acababa bien y que Gilgamesh se convertía finalmente en un dios. Lo cuento en La paradoja de Gilgamesh
La causa tal vez sea que la primera historia, escrita, se supone, en un tiempo cercano al propio rey Gilgamesh, tenía un final trágico, puesto que todos lo habían visto morir, mientras que, con el paso del tiempo, su figura se fue haciendo más y más legendaria, hasta igualarse a los dioses. Pero es sólo una hipótesis sin ninguna base sólida, que yo sepa.
Irama Sáenz
Es muy interesante su tema amigo Daniel, que do perpleja por cosas que aún no sabemos y menos aún si no profundizamos a fondo. El caso de Gilgamesh es interesante y sobre todo la adicción,que desglosa en su Narración.
Es muy de ingratitud leer sus escrito..
la beba…
Luz María López
“…y ya no es posi¬ble saber dónde dejó la flor y dónde la ser¬pi¬ente la robó.”
A Gilgamesh se le suele representar con diferentes atuendos y en actitudes distintas: como un héroe de destacada musculatura/desnudo o vestido/domando animales salvajes/triunfando sobre el gigante Humbaba… Cavando pozos… Pensando tras la lectura , no tengo claro si su inmensa sed (asumo) tenga que ver directamente con la búsqueda de la inmortalidad siendo la misma representada por una un flor (muy poético), pero sí tendría que ver con sobrevivir la mortalidad . Y claro, esto que digo es una simple conjetura asumiendo que es tan obvio. Desde el País de la Vida hasta los Infiernos, esta fascinante y creativa historia establece los problemas fundamentales del hombre mesopotámico y ciertamente los nuestros: relaciones entre dioses y hombres; lugar del hombre en el Universo; su originalidad frente al mundo animal, amor y muerte. En la Antigüedad estos textos tuvieron mucha influencia, por su gran valor humanístico y por tanto fueron copiados, sabemos de la analogía de los relatos bíblicos del diluvio y el tema de la serpiente. No debe resultarnos curioso que Gilgamesh se enfrente a los dioses para escapar de la muerte y que termine sus días como un simple mortal, mas en otras narraciones es divinizado e incluso a veces es asimilado al dios Nergal y se le rinde culto. A fin de cuentas, Gilgamesh no vivió como un “simple” mortal, eso de por sí tiene un valor intrínseco. Pues sí Daniel, me encanta llegar aquí a cultivar el intelecto. Gracias muchas por compartir tu conocimiento e inferencias.