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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

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Los otros escépticos de la India
Los koans del escepticismo
Edipo y Stefan Zweig
Difícil de creer
Carnéades y tus dos amigos gemelos
Al principio fue el misterio
Una filosofía mundana creada por un dios
Los demonios escépticos de la India
El escepticismo perseguido y subterráneo

La fama póstuma de Lichtenberg y la aviación

Además de las buenas ideas que ofrece en sus aforismos, Lichtenberg era célebre por su capacidad predictiva, especialmente en el terreno de la psicología, pero ahora citaré un aforismo asombroso y certero:

«¡Cómo se olvidarán algún día nuestros nombres por los de los inventores de la aviación y otras cosas semejantes!».

Lichtenberg, como Leonardo Da Vinci, estaba fascinado por la posibilidad de que el hombre pudiera volar e incluso hacía una curiosa inferencia: «El mundo no debe ser todavía muy viejo puesto que los hombres aún no pueden volar».

archaeopteryxAhora sabemos, por supuesto, que el mundo sí es muy viejo, mucho más viejo de lo que probablemente ni siquiera el propio Lichtenberg podría haber imaginado. En realidad su inferencia estaba mal planteada y más bien debería formularse (contando nosotros con la ventaja de conocer la teoría de la evolución de Darwin, claro) de la siguiente manera: «No es posible que en un mundo lo suficientemente viejo alguna especie no invente la capacidad de volar». Y en este caso, está confirmado que ciento o miles de especies, desde los insectos hasta las aves, lo inventaron y bastante pronto, como nos demuestras los Pterodactilos o los Archaeopteryx, del mismo modo que otras inventaron el nadar y otras el saltar de un árbol a otro. Los seres humanos nos conformamos con caminar por el suelo, pero con el tiempo, otra evolución, la cultural, nos permitió también volar, no mucho tiempo después de la predicción de Lichtenberg.

pterodactilo

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Lichtenberg

 CUADERNO DE FILOSOFÍA

Lichtenberg, breve semblanza

Lichtenberg nació el 1 de julio de 1742 en Oberamstadt, un pueblecito alemán cercano a Darmstadt. Era el hijo número 17 de Johann Conrad Lichtenberg y de Henrike Catharine Eckhard, pero sólo tres de los hijos sobrevivieron a la infancia. LEER MÁS

Lichtenberg y Kierkegaard

Oh, lectora curiosa que te quedaste intrigada al pensar qué tenían en común Lichtenberg y Kierkegaard, ha llegado el momento de saberlo. Resulta que los dos eran jorobados. Dice la leyenda que Lichtenberg era pequeño y jorobado porque de pequeño LEER MÁS

Lichtenberg, placer y dolor

Gladys Anfora cuenta un episodio de la vida de Lichtenberg: "Lichtenberg conoció en 1777 a María Stechard, una joven vendedora de flores, de trece años de edad, analfabeta. "Nunca había visto tal dechado de belleza y dulzura". La invita a LEER MÁS

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