Ética y política en Aristóteles
Para entender muchas de las consideraciones políticas de Aristóteles es necesario, más que leer su Política, consultar sus Éticas (Ética a Eudemo, Ética a Nicómaco y Magna Ética).
Es allí donde Aristóteles dice que la ética es “una cierta disciplina política” (Ética a Nicómaco, 1094b,10).
Añade que aunque la ética estudia el carácter y los fines del individuo en cuanto tal, no hay que olvidar que el hombre es en última instancia un zoon politikón (un animal político) y que el bien de la comunidad está por encima del bien del individuo:
“Pues aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que es mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y ciudades” (1094b,5-10).
Es obvio que en la discusión, tan frecuente en China, entre taoísmo y confucianismo (individuo o sociedad), Aristóteles coincide con la postura confuciana (el individuo vive para la sociedad).
Desde un punto de vista se puede considerar que Aristóteles anticipa ideas como las de Hegel, que llevaron a la divinización del Estado; pero, por otro lado, tampoco conviene exagerar, porque las palabras de Aristóteles se pueden leer de un modo más moderado, como una expresión de sentido común: no es que exija el sacrificio del individuo, sino que rechaza la posibilidad de que la ciudad sea sacrificada a favor de un individuo.
Aristóteles en su Magna Ética a menudo emplea como sinónimos ética y política, pero recalca también una importante distinción: “el fin de la política no es el conocimiento, sino la acción”. El conocimiento político, en consecuencia, resulta inútil si no es llevado a la práctica.
Comentario 2015: esa distinción entre el bien teórico de la ética y el bien práctico de la política es sin duda muy importante. Por eso, es adecuada esa definición de la política como el arte de lo posible, mientras que la ética, supongo, se podría definir como el arte de lo deseable. No siempre coinciden lo deseable y lo posible, y por eso los moralistas siempre salen airosos de cualquier compromiso, mientras que los políticos pocas veces lo logran. Pero tan o más importante es en ocasiones la acción política que la propuesta ética, aunque esté condenada al fracaso ético y a la crítica inmisericorde.
[Publicado en 2007]
POLÍTICA
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