De Vries y Darwin, mutación y selección natural como origen de las especies
Quizá convenga aclarar que Hugo De Vries redescubrió las leyes de Mendel y formuló una teoría de la evolución que incidía en la importancia de la mutación como mecanismo evolutivo. Durante una o dos décadas, la teporái de De Vries relegó el darwinismo clásico, en lo que fue llamado “el eclipse del darwinismo”, pero finalmente, la mutación perdió importancia como factor explicativo predominante y el darwinismo, aunque en versiones modernizadas como la nueva síntesis, ocupó de nuevo el lugar central. Lo que viene a continuación son notas de lectura, que tal vez en algunos momentos resulten un poco incomprensibles. [Nota en 2012]
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Dice Stephen Jay Gould en La estructura de la evolución (p.472) que difícilmente puede negarse que la teoría de la mutación de De Vries representa “en principio”, un mecanismo que no puede ser más antidarwinista en el nivel crucial del propio interés de Darwin: el origen de las especies.
Es cierto, pero también hay que tener en cuenta que la manera de entender qué es lo fundamental en el origen de las especies puede ser y es muy ambigua:
1) La variación (por mutación o por lo que sea) produce nuevas especies (o al menos nuevas variedades).
2) Sean cuales sean las nuevas variedades o especies, es la selección natural la que decide qué especies existirán o seguirán existiendo.
Se podría señalar, tal vez, la diferencia entre crear especies y crear las especies (las que son estables).
O tal vez se podría decir: “la diferencia entre proponer variedades y crear especies”.
Es fácil, y creo que seguramente correcto, darle a la selección natural un peso creativo decisivo en el origen de las especies. En conjunción indispensable, eso sí, con aquello que produzca (“proponga”) variaciones. La selección natural no puede trabajar sin variaciones, pero las variaciones posiblemente sí se producen sin intervención de la selección natural. Es decir, haga lo que haga la selección natural, se producen variaciones.
Digamos que, remedando el dicho clásico (“El hombre propone y Dios dispone”) se podría decir: “Las variaciones proponen y la selección dispone”.
Esto parece significar, de nuevo, devolver al mecanismo que produce las variaciones el lugar de honor en lo que se refiere al origen de las especies, pero hay que tener en cuenta que, aunque la selección natural no cause las variaciones, sí es responsable, sin embargo, de la supervivencia de unas u otras variaciones y variedades, con lo que en gran parte determina el recorrido de esas mutaciones o variaciones.
Es decir:
Supongamos que no existe la intervención de la selección natural. Eso se traduciría, digamos, en la supervivencia de todas las variedades. Esto es algo difícil de plantear en el mundo real, pero probablemente si resulta factible en una simulación de ordenador.
Al cabo de un tiempo, podríamos obtener este resultado:
En este proceso (simplificado hasta el exceso en el diagrama), las letras designan especies. Todos los individuos se reproducen en esta simulación, excepto si algún mecanismo determina que no haya tal reproducción (individuos estériles, por ejemplo).
Pues bien, este proceso reproductivo y el origen de las especies en ausencia de selección natural sería muy distinto al que tendría lugar si la selección natural actuara.
Daría por ejemplo, un resultado como el siguiente:
Se puede ver que, con la selección natural actuando, A3 consigue antes una preponderancia clara, lo que no permite siquiera la emergencia de ciertas variedades como F, y acelera o causa el surgimiento de nuevas especies como G.
Sin la presión de la selección natural, la variedad A1 no habría sido privilegiada de tal modo que surgiera la variedad G mucho antes de lo que había surgido.
Pero eso era en el supuesto inicial (gráfico 1) de acción cero por parte de la selección natural, que es posible simular en un ordenador. Con influencia 0 de la selección natural, se facilitaba que se reprodujeran todas las líneas o individuos. Pero en un mundo con recursos limitados, tal cosa no sería posible.
Supongamos un mundo con recursos limitados en el que no todos los individuos pueden sobrevivir. Pero supongamos que tampoco ahora actúa la selección natural. ¿Cómo seleccionamos a los individuos? Tirando un dado, por ejemplo, o decidiendo nosotros a la manera de dioses omnipotentes.
Será fácil comprobar ahora, en una simulación de ordenador, que el proceso evolutivo será muy distinto y que algunas especies que surgieron cuando todos los individuos se reprodujeron, en esta nueva simulación NUNCA surgirán, mientras que otras aparecerán o desaparecerán de manera asombrosa, pese a su éxito adaptativo aparente: nuestro dado o dios omnipotente quizá se parecería, en tal caso, al efecto de una gran catástrofe o extinción masiva.
Teniendo en cuenta estas cosas, es por lo que se puede hablar del carácter creativo de la selección natural en el origen de las especies, sea cual sea el mecanismo que provoca la variedad.
Desde este punto de vista, la disputa De Vries/Darwin es acerca de la preponderancia o bien de la mutación o bien de la selección natural en el origen de las especies, pero eso no hace incompatibles per se la mutación y la selección natural.
[No sé cuál será la conclusión de Gould. Yo voy ahora por la página 473. La Palma, septiembre 2004]
Cinco minutos después:
Gould parece dirigirse hacia esa dirección, e incluso el propio De Vries (ver 474ss).
10 minutos después:
Así se confirma (477).
Como en una película de misterio, uno anticipa el desenlace y se cree muy listo, pero el autor de la película, Gould, sembró las pistas que nos permitieron esa anticipación. Yo como biólogo soy una absoluta nulidad, así que sólo puedo atribuir mi acierto a que he recogido las pistas sembradas por el narrador, en este caso Jay Gould.
Un poco después:
Me gustaría hacer esa simulación de ordenador y espero poder hacerla. Se podrían probar distintas teorías, como la ortogénesis, las extinciones masivas, etcétera.
En cualquier caso, aquello que propuse era una idealización, porque parece evidente que incluso los defensores de la mutación, de la variación programada o cualquier otra cosa, no pueden descartar de modo absoluto la selección natural, la influencia del medio y la competencia entre especies (así lo hacía el propio De Vries). Puesto que tiene que existir una influencia de la selección natural por mínima que sea, pues especies que se reproducen sin limitación alguna saturarían el medio y agotarían los recursos, creo que esa influencia hace inevitablemente decisiva la intervención de la selección natural, no sólo acelerando la aparición de ciertas especies, al privilegiar una línea u otra. En este sentido, la selección natural es creativa.
Sé que este argumento suena, prima facie, como circular, es incluso casi como una tautología, pero espero mostrar que no es así y aclarar la confusión de esta exposición apresurada.
Nota en Madrid (23 de septiembre de 2004)
Ahora voy por la página 842 (tuve que interrumpir la lectura al regresar).
Al copiar este texto, se me ocurre que resulta casi imposible plantear el experimento imaginario, pues la situación acabaría pareciéndose a la del asno de Buridán: los sujetos del experimento (animales por ejemplo) no tendrían razón alguna para decidirse por una u otra pareja. Incluso la situación imaginaria en la que todos procrearán con todos violaría no ya las leyes de la selección natural, sino de la naturaleza misma: alguno tendría que hacerlo primero, lo que ya podría suponer a medio o largo plazo una ventaja adaptativa. Pero creo que vale la pena el experimento como reductio ad absurdum.
NOTA en abril de 2012
Ahora pienso que la simulación en ordenador no tendría por qué provocar la saturación del medio, puesto que el medio sería definido como inagotable en el propio programa. Se trata simplemente de cómo podrían desarrollarse las especies cuando no opera la selección natural y sólo tenemos en cuenta el factor de la mutación. Ahora bien, habría dos preguntas al menos: ¿por qué se produce esa mutación? No podríamos contar con los rayos cósmicos, por ejemplo, porque ello parece influencia del medio, así que supongo que tenemos que conformarnos con las mutaciones causadas por el desarrollo lógico a partir de unas condiciones iniciales definidas. La otra pregunta es: ¿sin la intervención de la selección natural, podría ir la especie hacia su extinción inevitable, por ejemplo al sobrevivir mutaciones dañinas que no tendrían ningún límite a su expansión y propagación a toda la especie? Asuntos fascinantes, sin duda.
(Publicado en Tsuresureguza el 10 de octubre de 2004)