Creer en todo o en nada
Chesterton decía que la gente había dejado de creer en Dios, pero para no entonces no creer en nada, sino todo lo contrario: para creer en todo. En los signos del zodiaco, en la sal derramada que da mala suerte, en las señales de Paulo Coelho, en el determinismo genético, en el oráculo del I Ching o en el tarot.
Soy escéptico porque sigo investigando y ecléctico porque busco en todos lados lo más convincente. Soy, por tanto, escléptico, neologismo que inventé cuando hice la revista Esklepsis.
Cuando se trata de cosas como las que he mencionado soy más bien puramente escéptico: creo que existen 12, 13 o 14 casas zodiacales (las tradicionales y las del cielo verdadero, con la Serpiente y la Ballena) y creo también que unas personas son valientes, otras tímidas, otras inseguras y otras inquietas. Pero, a pesar de lo que dicen las revistas del corazón y los astrólogos de feria, no consigo creer que exista alguna conexión entre esas dos cosas: entre las estrellas del cielo y la personalidad de hombres y mujeres.
Me apetece abrir un cuaderno digital escéptico o, por decirlo de manera más precisa, anti-supersticioso. Al hacerlo, me comportaré como un verdadero cristiano, pues el cristianismo rechaza la superstición, casi con la misma energía que emplea para ocultar que el cristianismo es otra superstición.
El primer texto está dedicado a la astrología: La influencia de los planetas
[Publicado en 2003]
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