Cambios en el mundo musulmán
Últimamente (23 de marzo de 2006) llegan buenas noticias de los países musulmanes: Siria va a abandonar Líbano, los palestinos han celebrado elecciones y se está avanzando hacia la creación de un estado palestino, en Irak se han celebrado elecciones, con una alta participación dadas las circunstancias, Arabia Saudi va a celebrar elecciones municipales (así cayó la monarquía de Alfonso XIII) y está tomando medidas bastante claras en contra del terrorismo islámico y del fomento del radicalismo.
Gilles Kepel escribió La yihad antes del atentado del 11 de septiembre y la conclusión de este libro monumental (700 páginas) era que el Islam estaba en declive, a pesar de que muchos creyeran que sucedía lo contrario. El atentado del 11 de septiembre y la guerra de Irak parecían negar su tesis, pero quizá ahora las cosas están regresando al punto que estaban, lo que es un alivio. Pero claro, en cualquier momento se puede venir todo abajo de nuevo: basta con que se produzca un atentado bestial en Estados Unidos o Inglaterra, o que Estados Unidos decida invadir Irán o Siria.
Creo que el proceso de paz reanudado en Israel prueba lo que he venido diciendo durante mucho tiempo: que el primer beneficiado porque Palestina tenga un estado será Israel y que la Intifada desatada por Arafat fue un ataque directo contra el proceso de paz que no ha servido para nada, excepto para que murieran cientos de personas, niños, mujeres, hombres, civiles y soldados. Todo porque Sharon se paseó un día por Jerusalén.
En cuanto Mazen ha podido garantizar mínimamente su intención de acabar con los grupos terroristas palestinos, Israel ha iniciado con firmeza las negociaciones y el calendario de su retirada. Hace tiempo leí una entrevista a un político israelí que decía que ellos no podían pedir al gobierno palestino que acabase con el terrorismo en un plazo determinado, pues sabían que eso no era nada fácil, pero que lo que sí exigían es que hubiese clara intención de hacerlo. El hecho de que por una vez Israel no haya respondido de manera violenta y criminal al terrible atentado sufrido hace unos días es una muestra de esa voluntad negociadora y de la presión diplomática de Estados Unidos.
Sé que hay quien prefiere que las cosas vayan mal en Oriente Próximo, que la democracia nunca funcione en Irak, que a Israel le pongan bombas, que no cambien las cosas en Líbano ni en Irán, que nada, en definitiva, favorezca a Estados Unidos o a Bush. Yo prefiero, sin embargo, que haya democracia y paz en Irak, y que se extienda a cuantos países musulmanes mejor, en especial a Irán (que es un país que amo), que Siria se vaya del Líbano, que Palestina tenga un estado y desaparezca de una vez Hezbolá y todos los grupos terroristas que utilizan a los palestinos como excusa. Prefiero que Bush pase a la historia como el presidente que consiguió cerrar el conflicto entre Israel y Palestina.
Eso no le hará menos culpable por la guerra de Irak.
El hecho de que si se establece la democracia en Irak ello podría significar un apoyo a Bush me trae sin cuidado, yo pienso en los iraquíes, no en Bush. Alguien dirá: “Pero eso justificará la guerra de Irak”. Yo respondo que no. Una cosa es que la democracia en Irak se explique en el futuro porque antes hubo una guerra, y otra cosa es que eso justifique la guerra. Todos sabemos que las conquistas y las guerras napoleónicas extendieron las ideas de la Revolución Francesa por toda Europa, entre ellas los derechos humanos, pero eso no hace menos culpable a Napoleón de todos sus asesinatos. También el imperialismo de Atenas extendió la democracia por muchos lugares, pero eso no justifica sus crímenes (que pueden verse en La guerra del Peloponeso de Tucídides).
Explicar no es justificar.
Por otra parte, si Irak se convierte en un estado chiita radical y fanático a la manera de Irán, la causa también será la guerra emprendida por Bush y en este caso, sí será un buen argumento contra la guerra, porque la relación causa-efecto puede ser incluso más directa que en la otra hipótesis. Pero prefiero la otra alternativa, francamente: paz, democracia y respeto de los derechos humanos.
Del mismo modo, suceda lo que suceda, también se podría decir que todo es consecuencia del atentado del 11 de septiembre, lo que sería en gran parte cierto también, pero no justificaría tampoco el atentado.
Hay que pensar, en definitiva, en lo que hay ahora en Irak y en las posibilidades que se presentan, no en lo que ha sucedido. El norte del país, la zona kurda, está en una situación bastante buena, la formación de un gobierno chiita moderado (moderado parece el ayatollah Sistani) puede ser un buen contagio para Irán. El mayor problema es la integración de los sunitas y el abandono del país por parte de todos los grupos criminales y, en un futuro cercano, también de Estados Unidos (creo que si EE UU se va ahora se produciría una guerra civil).
NOTA en 2012
Los acontecimientos, tras las llamadas primaveras árabes de Túnez, Egipto, Libia (y la guerra civil posterior) y ahora Siria, hacen difícil saber cómo va a quedar la situación y hacia qué va a evolucionar exactamente. Hay razones para un moderado optimismo y para un feroz pesimismo. Dependerá en gran parte, creo, de lo que suceda en Siria. Del mismo modo que sucedió en Libia, cuando un dirigente se resiste a dejar el poder y prefiere una guerra civil, eso favorece que el país acabe en manos de fanáticos de uno u otro lado. Como es obvio, si cae el régimen de El Asad, Irán quedará completamente aislado y será, previsiblemente el siguiente gran país afectado por el deseo de cambio (no hay que olvidar que las llamadas primaveras democráticas (en este caso árabe y no persa) se iniciaron en Irán, pero los guardianes de la revolución la reprimieron de manera salvaje.