Au revoir, Taipei

Alfred Hitchcock decía que una vez escrito el guión y dibujado un completo story board, la película ya estaba hecha, y que él sólo las rodaba porque era la única manera de que la gente pudiera verla en el cine. El rodaje le parecía un fastidio inevitable. Incluso soñaba con no tener que acudir a la sala de montaje o las primeras proyecciones de prueba, por tenerlo ya todo previsto de antemano.

Es una curiosa manera de ver el cine, viniendo de un  director al que se alaba, con plena justicia, por sus dotes técnicas y narrativas como director, pero lo cierto es que a Hitchcock le molestaba mucho tener que improvisar en el rodaje, y la única vez que pareció disfrutar de ello fue en el rodaje de Los pájaros.

Otros directores hacen del rodaje una experiencia de vida, y aquí el caso reciente más notable tal vez sea el de Hirokazu Kore Eda, que rodó Nadie sabe respetando la sucesión de acontecimientos tal como los percibe el espectador al ver al película. Tardó dos o tres años, pero los niños protagonistas siempre sabían qué había pasado antes cuando rodaban una escena, lo que es insólito hoy en día, debido a eso que se llama “producción agrupada”, es decir, el procedimiento que consiste en agrupar las fechas de rodaje en función de los decorados, los actores o cualquier otra circunstancia. Ello hace que, a lo mejor, en el tercer día de rodaje se grabé el desenlace y en el último día se ruede la escena inicial que verá el espectador.

Nadie sabe Hirokazu Kore Eda

Otro director que hace del rodaje una experiencia de vida y que está abierto a la improvisaciones Wong Kar Wai. En muchas de sus películas, algunas escenas y soluciones magníficas fueron creadas sobre la marcha, con la valiosísima colaboración de su director de fotografía habitual, Christopher Doyle. A mí me parece detectar en su película rodada en Estados Unidos menos frescura, tal vez debido a que se tuvo que someter a los férreos planes de producción de una película de Hollywood. Pero quizá me equivoco y también hay que tener en cuenta que esta vez no tenía  Doyle a su lado.

Arvin Chen parece sentirse cómodo con la manera de rodar de Kore Eda y Kar Wai. En una entrevista explica que le gusta mucho el rodaje, porque le encanta colaborar con otras personas y que le ayuden a encontrar la manera de solucionar las cosas, o descubrir nuevas maneras de mostrar algo. En cambio, según dice, cuando más sufre es cuando escribe el guión, pues se siente muy solo.

Wong Kar Wai

Wong Kar Wai con Christopher Doyle.
Doyle declaró: “Cuando ruedas con Wong Kar Wai, cada jonada es un punto de partida hacia nadie sabe donde”

Al advertir que los tres directores que disfrutan en los rodajes son chinos (de Taiwan, China y Hong Kong) sería fácil lanzarse a teorizar acerca del carácter chino y elaborar hermosas teorías, que seguramente serían erróneas y precipitadas.

(Baff 2010)


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