
En la adolescencia, mi madre y mi hermana decían que estaba dominado por el demonio de la contradicción. La verdad es que yo me identificaba con todos los polemistas y especialmente con el Adolphe de Benjamín Constant.
Si alguien dice «negro», decía mi familia, tú dices «blanco», y si alguien dice «blanco», tú dices «negro».
Seguramente era verdad, pero yo me defendía diciendo, como Adolphe, que lo que discutía no era «negro» o «blanco», sino la manera de decir negro o la manera de decir blanco.
En realidad, sigo haciendo lo mismo y la mayoría de las veces no discuto una cuestión concreta y exacta, sino la manera de encarar esa cuestión.
Escrito en 2003
He hablado de este tema menudo, por ejemplo, en Benjamin Constant y el espíritu de contradicción, Mi ardor polémico.
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