Impíos mexicanos

Ayer escuchaba cantar a Jose Alfredo Jiménez una canción que me recordó otra de Agustín Lara. Jose Alfredo y Agustín (se les suele mencionar más por el nombre que por el apellido) han sido quizá los dos compositores más importantes de México. También cantaban, pero son más conocidos por las interpretaciones que de sus canciones hicieron gente como Chavela Vargas, Pedro Infante, Pedro Vargas, Lola Beltrán o cualquier otro de los grandes cantantes mexicanos.

Sería interminable una lista de las delicias creadas por estos dos compositores, así que mencionaré tan sólo algunas. De Jose Alfredo: Le pido a la suerte, La noche de mi mal, El rey, Ella, Mi aventura, o la que tal vez sea mi favorita: Mundo raro.

De Agustín Lara: Noche de Ronda, Volverás, esa joya que es Se me hizo fácil, la famosísima Solamente una vez, o Piensa en mí, que cantó hace no mucho Luz Casal para una película de Almodóvar. Como curiosidad, Lara es autor también del famoso chotís Madrid, que empieza con aquello de: «Madrid, Madrid Madrid, en México se piensa mucho en ti», y también del célebre tema Granada, que empieza diciendo «Granada tierra soñada por mí…» porque la escribió sin haber visitado Granada. Lara también hizo canciones a Toledo, Valencia y otros lugares de España.

Pues bien, la canción de Jose Alfredo que me recordó a otra de Agustín  es Canta, canta, canta, que dice:

«Canta, canta, canta
palomita blanca
que tu dicha es tanta
que hasta Dios te adora»

Hay una cierta ambigüedad en la apelación a la palomita, que podría referirse a la mujer que ama el narrador o bien a una paloma (o incluso al Espíritu Santo, porque el cantante viene de «rezar una oración»). En cualquier caso, se trata de una fórmula impía que convierte a una mujer o a una paloma en dios del propio Dios: «que hasta Dios te adora».

Aquí la canción, interpretada por Pedro Infante….

Estas fórmulas cuasi teológicas abundan en las canciones mexicanas, en las que el amor o la venganza muchas veces están por encima de Dios. El ejemplo más claro es el de la legendaria canción de Agustín Lara Palabras de mujer, que dice:

«Aunque no quieras tú
ni quiera yo, ni quiera Dios,
hasta la eternidad
te seguirá mi amor»

En este caso, a Agustín Lara le obligaron a reescribir la letra porque ya era demasiado enfrentarse a los deseos del propio Dios y además vencerlo. La letra corregida dice:

«Aunque no quieras tú
ni quiera yo, lo quiso Dios…»

Aquí puedes escucharla en la voz del propio Agustín Lara:

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[Publicado el 2 de agosto de 2005 en Colapso de fotones]

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