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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

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Las lecciones de la experiencia
Los otros escépticos de la India
Los koans del escepticismo
Edipo y Stefan Zweig
Difícil de creer
Carnéades y tus dos amigos gemelos
Al principio fue el misterio
Una filosofía mundana creada por un dios
Los demonios escépticos de la India

Y finalmente… el efecto nocebo

nocebo

En el capítulo anterior de esta breve investigación (El efecto placebo), he hablado del efecto placebo, un fenómeno en cierto modo asombroso que, sin embargo la ciencia actual acepta como real. Esto prueba que es una simpleza la supuesta negativa de los científicos a aceptar lo que no coincide con sus paradigmas y prejuicios, que es uno de los argumentos favoritos de quienes desconocen en qué consiste el pensamiento racional y razonable, y creen ver un complot contra sus extravagantes afirmaciones donde lo único que hay es un sano escepticismo.

Pero, además del efecto placebo, existe otro igual de interesante, el nocebo

El nocebo es el efecto contrario al placebo: se produce cuando estamos tan absolutamente convencidos de la poca efectividad de una medicina que conseguimos disminuir sus virtudes.

Es decir, el efecto nocebo se produce no por una reacción a la medicina en sí (no es una reacción química, por ejemplo), sino por nuestras expectativas, por lo que este efecto puede producirse incluso cuando se administra un fármaco inerte, sin ningún tipo de efecto posible sobre el sujeto.

Si ante una medicina en la que confiamos podemos generar dopamina, que es un potente analgésico (esa es una de las explicaciones del efecto placebo), ante un fármaco en el que no confiamos o al que tememos puede generarnos estrés, y el estrés a su vez puede debilitar el sistema inmunitario, favoreciendo la acción de virus y bacterias.

nocebo (2)
Peligro: este aviso puede potenciar los efectos. Este producto contiene ingredientes no activos, lo que puede ser potencialmente muy peligroso para la salud humana

Somos también víctimas del efecto nocebo (al menos en cierto modo) cuando tememos que una inyección nos va a hacer mucho daño… y efectivamente nos lo hace. No sólo por el efecto nocebo en sí, sino porque ponemos tenso el cuerpo, temblamos, nos movemos y hacemos que la aguja no penetre limpiamente, lo que nos causa dolor. Si el efecto placebo es el favorito de los optimistas, el nocebo sin duda lo es de los pesimistas.

La conclusión de todo esto es la que ya enunciaba el título de Un optimista es sólo un pesimista… bien informado: si uno está bien informado, será optimista. Pero, claro, el pesimista puede serlo tanto que, a pesar de toda esta útil información que le indica que debería ser optimista (que no imbécil ni ciego a la realidad) se sienta incapaz de cambiar: «Ese es mi problema; que no puedo cambiar», lo que es sin duda una conclusión muy pesimista.

 Continuará…

 

Un optimista es sólo un pesimista…

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Las cosas están cambiando y ahora resulta que los optimistas están mejor informados que los pesimistas, algo que ya sabíamos quienes nos situábamos más cerca del optimismo que del pesimismo, precisamente porque estábamos mejor informados.

Los libros de autoayuda

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Cualquiera es libre de comentar las historias y consejos de la sabiduría o tradicional, pero es una pena que se conviertan en trivialidades y en verdades dichas con una boca muy abierta por el asombro. En mi opinión, hay que hacer precisamente lo contrario: que esas ideas se hagan más sugerentes, que se unan a otras con las que parecían no tener relación, que mantengan su carácter ambiguo y paradójico.

El efecto placebo y algo más (o menos)

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Recientes investigaciones parecen mostrar un resultado aún más asombroso del efecto placebo: en algunos casos funciona incluso si el paciente sabe que está tomando un placebo, es decir, incluso si sabe que es mentira que el medicamento sea efectivo.


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Y finalmente… el efecto nocebo