Las musas y la perfección griega|| Una cita con las musas /6
En esta ocasión, en Una cita con las musas tenemos nueve invitadas muy especiales con las que vamos a intentar descubrir los secretos de la perfección griega.
Puedes escuchar el programa o leer la transcripción.
José Luis: Buenos días, Daniel. Creo que hoy tenemos con nosotros a unas invitadas muy especiales.
Daniel: Pues sí, porque en Una cita con las musas han venido a vernos… las propias Musas.
JLC: Vaya, pues vamos a presentarlas enseguida.
DT: Bueno, como son muchas, las saludamos a todas, a las nueve, de manera colectiva, a Clío, Calíope, Euterpe, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Talía.
JLC: Encantado de conocerlas. Pues tenemos el estudio lleno hoy, aunque, como son seres espirituales, no ocupan mucho sitio. Habrás visto que yo también he traído a una persona que ocupa solo un poquito más de sitio: Chus Natera, nuestra compañera. Resulta que Chus hizo la sección contigo hace un par de semanas. Te acordarás…
DT: Sí, claro…
JLC: Pues le encantó y me ha dicho que la quiere hacer ella siempre. Pero claro, amí también me gusta hacerla, así que yo estoy luchando todavía. Pero bueno, hoy voy a probar a ver qué tal le sale. Te dejo con ella y yo me voy a hacer unas cosas mientras, ¿vale?
DT: Muy bien, perfecto.
CHUS: Hola, Daniel.
DT: ¿Cómo estás, Chus?
CHUS: Pues es cierto que me gustó mucho tu sección, así que me he colado.
DT: Bueno, me alegro, además hoy tenemos un programa especial. Además con tantas musas, tantas mujeres, diez mujeres…
CHUS: Es una semana de chicas, ¿eh?
DT: Pues sí, efectivamente.
CHUS:Pues cuéntanos…
DT: ¿Por qué están ellas aquí? Han venido para inspirarnos un poco, porque para eso están, y las sentimos flotando en el aire a nuestro alrededor, como las debió sentir Homero cuando dijo aquello de “Canta Oh, Musa, la cólera de Aquiles…”, porque hoy vamos a hablar de ellas y de cómo inspiran a los artistas. Aunque hay aquí una pequeña paradoja, porque es verdad que las musas inspiraban a los artistas, pero sucede que los griegos llamaban de una manera muy diferente a muchas de las cosas a las que nosotros llamamos arte.
CHUS: Hombre, claro, supongo que tenían una palabra griega, en griego antiguo…
DT: Pues sí, pero esa palabra resulta muy sorprendente, porque esa palabra era técne, techne, o téjne, que es algo que no nos suena mucho a arte. Los griegos consideraban a las artes de una manera muy diferente a lo que se cree popularmente hoy en día. Para ellos, casi todas las artes en efecto, eran técne, es decir, técnicas.
CHUS: Vaya, pero técnica es lo que suele considerarse más cercano a la ciencia y menos al arte. Una técnica parece algo mecánico, racional…
DT: Se suele pensar que la inspiración artística viene de no se sabe dónde, de las musas precisamente, pero aunque los griegos pedían ayuda a las musas, pensaban que todas o casi todas las artes eran en realidad técnicas, es decir, algo que se hace siguiendo unas reglas, un método… Por ejemplo, si un escultor seguía las reglas de su oficio, podía hacer una buena escultura…
CHUS: Pero eso es lo contrario a lo que se suele pensar del artista, como alguien que actúa llevado por su genio innato o por la inspiración de las musas.
DT: Es una buena paradoja, ¿verdad? Va en contra de nuestras ideas más populares acerca de lo intuitivo del arte, pero para los griegos, o al menos para algunos griegos que se preocuparon de contarnos lo que pensaban, la belleza en artes como la escultura o la arquitectura se lograba siguiendo unas reglas.
CHUS: Si te paras a pensarlo también parece razonable, porque si no sigues unas reglas, ¿cómo vas a lograr esa perfección del arte griego?
DT: Sí, pero aquí también hay una nueva paradoja, porque muchas veces la belleza de la perfección griega se lograba mediante la imperfección…Por ejemplo, piensa en el Partenón de Atenas, el templo que es considerado la cumbre de la belleza y la perfección griegas. Es un templo famoso por su belleza y porque contiene una de esas reglas de la perfección que descubrieron los griegos, la llamada proporción áurea, que establece la relación entre la altura y la anchura de un rectángulo que se considera especialmente hermosa. Se encuentra también en nuestro carné de identidad…
CHUS: ¿Ahí también?
DT: Sí, el carné de identidad se hizo así, por el Partenón, digasmos, por esas medidas...
CHUS: Es decir, que si los griegos lo hacían, lo hacemos nosotros…
DT: Sí, el DNI es como un Partenón en miniatura, si miras el Partenón y pones delante el carné verás el mismo rectángulo. También las banderas, las banderas de casi todos los países. Hay alguna excepción de alguna bandera cuadrada… y también se ha encontrado esa medida en el cuerpo humano, y en el crecimiento de las plantas…
CHUS: Ah, es decir que los griegos más que inventarse esas medidas las descubrieron…
DT: Eso parece, o eso piensan muchos investigadores, porque es curioso que esas mismas medidas se den en la naturaleza. Pero la paradoja que te quería contar en relación con el perfecto Partenón es que resulta que en el siglo XIX un arquitecto llamado Francis Penrose quiso descubrir el secreto de la perfección griega y viajó a Atenas para medir con todo detalle el Partenón. Y sucedió que se llevó una sorpresa descomunal. Las medidas no eran perfectas.
CHUS: ¡Anda!
DT: Resulta que al medir el templo descubrió que las perfectas columnas no lo eran, sino que estaban inclinadas hacia dentro; además, estaban abombadas en la parte central y que las columnas de los extremos eran más anchas. También descubrió que las columnas estaban separadas unas de otras a diferentes distancias y que ciertas partes del edificio estaban curvadas, elevadas o hundidas de manera claramente voluntaria.
CHUS: ¿Y por qué lo hicieron mal adrede?
DT: Lo hicieron así por una curiosa razón. Esas imperfecciones servían para evitar que el templo pareciera imperfecto. Porque resulta que si las columnas no hubieran estado hinchadas en su centro nos parecerían hundidas, y si no fuesen más gruesas las de los extremos, nos parecerían más estrechas que las otras, debido a que quedan recortadas por el contraste con el cielo sobre el que destacan.
CHUS: Si lo he entendido bien, lo que quieres decir es que todas esas imperfecciones servían precisamente para corregir las ilusiones ópticas que habría producido un edificio perfecto…
DT: En efecto. Un edificio con medidas perfectas habría parecido a los ojos imperfecto y deforme. El escultor Fidias, que fue al parecer quien supervisó la construcción del Partenón, y los constructores Ictino y Calícrates tuvieron en cuenta no cómo debía ser el templo, sino cómo se vería. Sabían que para lograr la perfección era necesario emplear medidas imperfectas.
CHUS: Vaya, así que no solo tenemos que intentar lo que nos has contado en otros programas, como hacer las cosas mal para hacerlas bien, sino que, además, podemos lograr la perfección haciendo cosas imperfectas…
DT: Pues sí, el camino de la creatividad y la inspiración es casi siempre paradójico.
CHUS: Pero, volviendo a las musas, ¿qué tenían que ver ellas entonces con estas artes que son técnicas?
DT: En principio casi nada, porque ellas inspiraban en especial todo lo relacionado con el único arte que no era una técnica…
CHUS: ¿Y qué arte es ese?
DT: Es el arte más relacionado con las musas, la poesía… La poesía era el único arte que se obtenía por inspiración divina, gracias a las Musas, a Apolo o a Dioniso. Casi todas las musas están relacionadas con la poesía o al menos con artes relacionadas con la escritura: la historia, la comedia, la tragedia, la poesía, los himnos… La excepción es la astronomía de Urania, aunque también se usa la escritura para registrar los movimientos de los planetas.
CHUS: Vaya, así que la poesía no se puede regular mediante reglas…
DT: No del todo, pero eso lo contaré en el próximo programa, donde descubriremos cómo las musas bajaron de los cielos y entraron en el laboratorio, es decir, cómo se empezó a investigar de manera científica la inspiración y la creatividad.
UNA CITA CON LAS MUSAS
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