¿Un sueño? [1989]

Natalia-jerseyrayas

PRESENTACIÓN

Una voz
Ailatán, sé que estás ahí, no te escondas

Ailatan
No pretendía esconderme, Natalia. Es sólo que soy demasiado vieja para andar más deprisa (recuerda que hoy cumples veintinueve años[ref] Y Ailatan, por tanto, cumple 92, ya que es el inverso de Natalia [/ref]. Además, no quiero despertarte.

Natalia
No te preocupes: ya estoy despierta. La verdad es que no he dormido en toda la noche, pues esperaba tu visita. Quería comprobar si todo esto, tus apariciones cada 1 de septiembre, eran reales o sólo un sueño,

Ailatan
Ah, Natalia, sigues siendo tan ingenua como la última vez. Pero yo ahora tengo 92 años y pocas ganas de iluminar tus tinieblas.

Natalia
Te juro que no sé a qué te refieres. ¿Qué he dicho que pueda considerarse ingenuo?

Ailatan
Tú crees que ahora no estás soñando. Pero eso es sólo una creencia con fundamentos extremadamente débiles. No puedes demostrarme de ninguna manera que en este instante estés despierta [ref] Se trata del famoso problema de cómo se puede distinguir el sueño de la realidad, algo no del todo sencillo, como enseguida se verá. [/ref].

Natalia
Sí puedo hacerlo. Puedo pellizcarme, por ejemplo. Puedo sentarme en esta sólida silla. Podría ponerme a gritar y despertar a mi madre y a mi abuela.

Felisa
La abuela Felisa, que no estaba el día del cumpleaños, pero sí tres meses después

Ailatan
¿A tu abuela? Recuerda que tu abuela no llegará hasta mediados de diciembre, y hoy es 1 de septiembre. Tú crees que tu abuela está ahora en casa porque tu hermano escribirá este diálogo entre nosotras el día 28 de diciembre. Que es tu verdadero día: el de los inocentes.

Natalia
!Qué tontería! Puedo ver todos los objetos de mi habitación, todos mis libros. Todo está exactamente en su lugar. Ningún sueño es tan coherente. La diferencia entre la realidad y los sueños es la coherencia. Entre todos los días de mi vida real se puede trazar una línea que los une, pero entre mis distintos sueños no hay ninguna ilación [ref] Este es uno de los argumentos clásicos para distinguir el sueño de la vigilia: la coherencia[/ref].

Ailatan
Yo te podría decir que la coherencia de que tú llamas vida real es la coherencia de una parte de ese largo sueño en el que imaginas ser Natalia Tubau y vivir en Madrid en el siglo veinte. Y en ese sueño, cuando llega la noche, te acuestas y sueñas sueños menos coherentes.

Natalia
Llámalo sueño [ref]Llámalo sueño es el título de una novela de Henry Roth.

 

No la he leído, pero al escribir la frase recordé el título en ese mismo instante[/ref], si quieres. Pero, aunque me dijeras que toda esta vida no es sino es un sueño, y el mundo visible nada más que un fantasma, consideraría ese sueño o fantasma como suficientemente real siempre que, usando correctamente mi razón, no fuera engañada por él.

Ailatan
!Caramba! !Vaya discurso! Realmente, cada día que pasa te superas. Pero, para saber que no eres engañada por el mundo, para saber, por ejemplo, que de una semilla plantada por ti nacerá un árbol, necesitas la memoria, ¿no?

Natalia
Así es. Necesito recordar que planté la semilla y dónde la planté, por ejemplo.

Ailatan
La memoria, en definitiva, es lo que te hace pensar que existe un mundo real coherente y un mundo onírico inconexo.

Natalia
En efecto.

Ailatan
Sin embargo, cuando «sueñas», también te parece recordar cosas. Puedes soñar que estás delante de un árbol, que plantaste hace años. Además, hay muchas cosas de tu vida que has olvidado (a pesar de tu prodigiosa memoria [ref]Es famosa en nuestra familia la memoria de Natalia [/ref]. Seguro que incluso hay sucesos que no eres capaz de situar exactamente en tu biografía.

Natalia
Tal vez sí, pero eso no hace que los hechos que yo no recuerde sean soñados, al menos todos aquellos hechos conocidos por otras personas.

Ailatan
(Dando una ágil voltereta)
!Ajá! Hemos llegado al punto crucial. Ahora puede acabar la representación y comenzar realmente este sueño. Puedes quitarte la máscara, Natalia.

Natalia
¿Máscara? No sé de qué me hablas.

Ailatan
Me refiero a la máscara que llevas sobre la cara. Ha llegado el momento de que descubras tu rostro.

Natalia, asombrada, se palpa el rostro, se pellizca la nariz y comienza a estirar. La piel se desprende como un guante de goma y deja al descubierto un rostro masculino, muy parecido al de Leibniz.

W.G.Leibniz
W.G.Leibniz

Natalia-Leibniz [ref]Natalia-Leibniz, puesto que los argumentos y el discurso de Natalia que tanto impresionó a Ailatan son de Leibniz, uno de los filósofos más importantes de toda la historia, nacido en Alemania, quien dijo textualmente: «Aunque me dijeran que toda esta vida no es sino es un sueño, y el mundo visible nada más que un fantasma, consideraría ese sueño o fantasma como suficientemente real siempre que, usando correctamente mi razón, no fuera engañada por él». [/ref]
¿Qué diablos es esto? ¿Quién soy yo?

Ailatan
Nada más que un coherente fantasma. Un personaje imaginado tal vez por ti, Natalia. Un fantasma que desaparecerá ahora mismo.

NATALIA-LEIBNIZ desaparece. NATALIA se da cuenta entonces de que se haya sentada no lejos de allí, en un banco de madera, junto a Ailatan.

Natalia
Entonces, ¿no era yo quién hablaba?

Ailatan
Sí y no, supongo. Pero yo no puedo saberlo, porque sólo soy un comparsa en esta obra.

Natalia
Un comparsa muy ágil para tener 92 años.

Ailatan se levanta, da otra voltereta y se planta frente a Natalia. Ya no es la anciana Ailatan,sino un esbelto Arlequín [ref] Arlequín es uno de los personajes de la Commedia dell´arte italiana, género cómico popular, que se representaba por lo menos desde el siglo XV. Se trataba en su origen de piezas más o menos improvisadas, protagonizadas por actores más o menos espontáneos (a veces graciosos de ocasión) y más o menos acróbatas. Los primeros personajes eran de cuatro tipos: Pantalón, que es un doctor gruñón; los enamorados (Horacio e Isabel), las doncellas acompañantes (Franceschina y Zerbinetta), y el holgazán o tramposo, o el capitán o el ayuda de cámara. El actor se confundía con el autor, es decir, improvisaba cuanto le daba la gana, según veía las reacciones del público ante una u otra broma. Tiempo después, las comedias comenzaron a escribirse y, a partir del siglo XVII, los cómicos Fiorelli y Domenico dieron vida y popularidad a Scaramouche y Arlequín.

Arlequín es un personaje burlón y divertido, que lleva mascarilla negra y traje de cuadros o losanges de colores (rojo, amarillo, azul, verde), a veces rombos blancos y negros. Con malicia, corteja a Colombina y se burla de Pantalón y Pierrot, aunque éste acaba triunfando y consigue a Colombina. Cuando escribí la felicitación a mi hermana, yo no había leído las deliciosas obras protagonizadas por Arlequín, por ejemplo las de Collodi y las de Marivaux (¡qué gran autor hoy ignorado!). De haber escrito ahora esta felicitación, sin duda incorporaría muchas de las cosas que he aprendido y disfrutado con esas obras, aunque el personaje de Arlequín y el de Pantalón imaginados por mí (o soñados por Natalia) no se alejan demasiado de los tradicionales, incluso hay ciertas curiosas semejanzas que me sorprenden.[/ref]

comedia del arte

Arlequín
Te pido disculpas en nombre de tu viejísima amiga, que ya no está para estos trotes. Permite que sea tu guía en este sueño.

Natalia
!Increíble! Así que todo esto es sólo una representación soñada. Y ahora comienza el sueño real, ¿no?

Arlequín
Tal vez sí, tal vez no. ¿Chi lo sa? «Eso» es lo que tenemos que averiguar.

Natalia
¿Eso?

Arlequín
Si esto es sueño o realidad
Si tu existencia es verdad
Si sólo existes tú personalmente
O si todo es producto de tu mente.

Natalia
!Qué rima más vulgar!

Arlequín
Recibo tus aplausos sonrojado
por tu belleza anonadado.

Natalia
!Bufón!

*********

SUEÑOS Y SOÑADORES

Natalia
¿Adónde nos dirigimos, Arlequín?

Arlequín
Al mundo del Soñador, el hombre que te sueña a ti y quizás al mundo.

Natalia
Esto me recuerda un cuento de mi hermano, que no sé si he leído… De todos modos, no tiene importancia, porque era muy malo… El cuento se llama «El Cadáver de un sueño» [ref] Este es uno de mis cuentos y, efectivamente, es muy malo.[/ref])Trata de un anciano que viaja al mundo del hombre que le sueña.

Arlequín
Yo también conozco ese cuento. El hombre soñado y el soñador, que es un joven muy apuesto, viajan, entonces a un nivel superior, el mundo de aquél que le sueña a ambos.

Natalia
Así es. No sé por qué razón, el anciano soñado dos veces quiere morir, y para ello tiene que matar al primer soñador, el del nivel superior. Él y el joven que le sueña matan al primer soñador, ¿no?

Arlequín
Sí, creo que sí, pero no recuerdo el final del cuento.

Natalia
Es curioso, yo tampoco.

Arlequín
A lo mejor no lo hemos leído, o a lo mejor no nos acordamos porque tu hermano no quiere anticipar el final de esta felicitación.

Natalia
Quizás. Pero, volviendo a lo nuestro: me dijiste que vamos a enfrentarnos al problema de si existe algo aparte de mí, pero hasta ahora sólo hemos hablado de sueños y soñadores.

Arlequín
Ambos temas tienen mucho que ver, tanto como la gimnasia y la magnisia.

Natalia
Querrás decir la magnesia.

Arlequín
No, quería decir lo que he dicho: la magnisia. Que yo sepa, la gimnasia no tiene nada que ver con la magnesia, pero sí con la magnisia. Son casi la misma cosa: con las mismas letras puedes ganar cincuenta puntos extra en una partida de SCRABLE, aunque de dos maneras distintas [ref] En el SCRABLE o INTELECT, se ganan puntos extras si se colocan las siete letras de una vez. Puesto que magnisia y gimnasia tienen las mismas ocho letras, es posible colocar cualquiera de estas dos palabras apoyándose en una letra que ya esté en el tablero, con lo que se obtiene puntuación extra. La broma se basa en la frase popular: «No hay que confundir la gimnasia con la magnesia», equivalente a «No hay que confundir el tocino con la velocidad», mostrando que si algo se puede confundir razonablemente con la gimnasia no es la magnesia, sino la magnisia.[/ref]. Como te decía hace un rato, en una parte de nuestra conversación que tu hermano no ha considerado necesario transcribir [ref]Es de suponer, en efecto, que los personajes de una narración siguen existiendo en los momentos en los que el narrador no cree necesario contar lo que hacen. En cualquier caso, mediante este artificio, un escritor se puede evitar largos y aburridos planteamientos y pasar rápidamente de un tema a otro en la narración.[/ref], un solipsista cree que todo el mundo exterior a su mente es ficticio…

Una voz
Permitidme que interrumpa vuestra deficiente exposición de un asunto que requiere más neuronas que las que vos tenéis. Yo, Pantalón, mostraré a esta joven alumna las débiles raíces del solipsismo, y sus perniciosos frutos.

Natalia
(A Arlequín) !Qué tipo más pedante!

Pantalón [ref]Pantalón, como ya se ha dicho antes, es otro de los personajes de la Comedia del arte.

Pantalone

De origen veneciano, debe su nombre a la manía de los venecianos de mentar continuamente a su patrón San Pantaleón. Es un viejo gruñón, avaro y libidinoso, víctima continua de los arlequines de Italia y los escarapines (scaramouche) de Francia. Corresponde al Barba de la comedia española.[/ref]
No murmuréis a mis espaldas. Comenzaré diciendo que solipsista viene de soli e ipsi, es decir, a sí mismo sólo. Qué sólo cree en sí mismo. Es por ello que un solipsista consecuente no piensa que el mundo exterior SEA ficticio, como ha afirmado erróneamente Arlequín,. En todo caso, pensará que no hay tal mundo exterior o que lo que parece ser exterior es sólo un producto de su mente. Porque, si algo no existe, difícilmente puede ser ficticio, pues entonces SERÍA [ref]Esta paradoja, el hecho de que se pueda hablar de lo que no es, posiblemente es un simple problema lingüístico, o quizá no tan simple. Ya fue tratada por Platón y es un tema recurrente en la historia de la filosofía.[/ref]12. Sin embargo, hay varias clases de solipsismo.

Un desconocido
Sí, el solipsismo débil y el fuerte.

Russell
También llamados dogmático y escéptico.

El desconocido
Yo me refiero a… [ref]El desconocido no tendrá oportunidad de explicarse. Probablemente quería referirse a la diferencia entre pensar que no existe literalmente nada excepto su propia mente y pensar que la única mente pensante es la suya.[/ref]

Pantalón
Calla, Desconocido. Como nuestro ilustre filósofo ha dicho, podemos distinguir entre solipsismo dogmático y escéptico. El solipsista dogmático sostiene que no hay nada más allá de los datos inmediatos de su percepción. El escéptico opina que no es posible saber si hay algo más allá o si no lo hay [ref]Esta sería más o menos la misma diferencia que ya existía en la Antigüedad entre el escepticismo académico y el pirrónico: «no se puede conocer la verdad» frente a «no se puede saber si es posible conocer la verdad». No se trata de una diferencia insignificante, aunque pueda parecerlo. Una manera de entender esta diferencia es pensar, por ejemplo en el famoso problema de la dama o el tigre:

Un condenado tiene que elegir entre dos puertas. Tras una de ellas se esconde una dama, y tras la otra un tigre. Es obvio que el prisionero, antes de abrir la puerta, puede pensar que ha elegido la correcta, que ha acertado, pero no lo sabe a ciencia cierta («Se puede hallar la verdad pero no podemos conocerla»). Naturalmente, en este ejemplo no se puede ilustrar la otra postura («No es posible conocer la verdad»), puesto que cualquier duda se resolvería abriendo la puerta.

Un ejemplo del segundo caso sería el de dos joyas exactamente iguales (hasta donde dos joyas pueden ser exactamente iguales sin ser la misma, claro). Una se ha fabricado primero y otra después, pero nadie recuerda el orden. Así que es imposible saber la verdad, pero sí podemos afirmar la verdad de que una joya es anterior a la otra y también incluso acertar cuál es la joya original, aunque sea por mero azar; es decir, yo puedo decir qué pieza se fabricó primero y acertar, aunque no pueda comprobar de ninguna manera si he acertado o no. En definitiva, a pesar de nuestra ignorancia, tenemos la certeza de que una pieza fue fabricada antes que otra, a pesar de que dicha certeza no podamos demostrarla, ni decir cuál fue esa primera joya.[/ref]14. ¿No es así?

Russell
Veo que es usted un aprovechado lector

Arlequín
Yo diría un lector aprovechado.

Pantalón
Pues bien, una vez que hemos distinguido entre el solipsismo dogmático o metafísico y escéptico o gnoseológico…

Natalia
!Qué aburrimiento!

Arlequín
A este paso van a existir mil clases de solipsismo.…

*************

EL CLUB DE LOS SOLIPSISTAS [ref]Este club de los solipsistas está basado en cuento que no llegué a terminar. También se parece, en el tono, a «El club de los Suicidas» de Stevenson. Años después de esta felicitación, empecé a escribir con Jose Castillo un cuento en el que retomamos este curioso tema, pero que también quedó interrumpido[/ref]

«Quien mata a un hombre, mata al mundo».

Talmud[ref] Esta frase aparece, en efecto, en el Talmud babilonio de los judíos y siempre me llamó mucho la atención. En este contexto, sin embargo, parece como si tuviera una relación con el solipsismo.[/ref]

Arlequín
(Intentando interrumpir el discurso de Pantalón)
!Mirad! !Escuchad! !Qué multitud!

Natalia
!Es verdad! Y qué aspecto más raro tienen. Van vestidos como personajes del siglo XIX, con levita y sombrero de copa… todos de negro.

Arlequín
No todos. Mirad, allí hay un tipo bajito y regordete que no lleva ni levita ni sombrero de copa, pero sí un camisón negro y un rectángulo blanco en el cuello.

Natalia
Es un cura. ¿por qué no dejamos la conversación sobre el solipsismo para más adelante y averiguamos quiénes son?

Pantalón
Si ese es vuestro deseo…

Natalia
Lo es…

Se acercan a la multitud de caballeros, que discuten entre ellos, formando grupos de cuatro o cinco personas. En uno de estos grupos, se halla el cura y dos caballeros.

Cura
El canibalismo no debería ser aceptado bajo ninguna circunstancia. Santo Tomás de Aquino habla de ello: si un caníbal sólo se alimentase de carne humana, y si todos sus antepasados hubieran hecho lo mismo, resulta evidente que ese hombre no será otra cosa que carne de otros hombres.

Primer Caballero
No veo que eso sea un problema, siempre y cuando no se demuestre que la carne humana es mala para la salud.

Cura
No, el problema no es para el caníbal, sino para Dios. En la hora del Juicio Final, cuando los cuerpos sean reencarnados, ¿a quién debe elegir Dios? ¿Al caníbal o a los hombres que han sido comidos por el caníbal? [ref]Santo Tomás, en efecto, plantea este curioso problema del canibalismo y el Juicio Final.[/ref]

Segundo Caballero
No veo por qué necesita Dios reencarnarlos. Podría juzgarlos simplemente recordando sus nombres, sus cuerpos y sus hechos.

Cura
Tal vez sí, pero no es eso lo que está escrito. Tal vez Dios prefiere ver a los hombres ante ÉL para juzgarlos, quizá porque en la expresión del rostro de un hombre puede estar su propia sentencia: cielo o infierno.

Segundo Caballero
Sí, pero lo importante…

Cura
Lo importante es que eso no es lo importante. Decía, antes de mi última interrupción, que cada átomo del cuerpo del caníbal es al mismo tiempo suyo y de otros hombres: de aquellos que él mismo se ha comido y de aquellos que durante generaciones se comieron sus antepasados.

Arlequín
(a Natalia)
Digo yo que algo de agua habrá bebido para digerir tanta carne.

Cura
Resulta, pues, que, a pesar de su infinito poder, Dios no puede reencarnar a la vez al caníbal y a sus víctimas. Supongo que en esto estoy de acuerdo.

Segundo Caballero
Por supuesto que estoy de acuerdo. Pero, ¿cuál es la solución?

Cura
La verdad es que no lo sé, aunque he pensado mucho en ello. Lo que sí he descubierto es que la doctrina de la reencarnación de las religiones orientales es absurda. Primero, porque a Dios se le plantearía el problema anterior, pero a una escala mayor: si nos reencarnamos en hombres, vacas, cerdos, e incluso en plantas, no habrá manera de distinguir qué pertenece a un cuerpo y qué a otro. Segundo, porque a la hora del Juicio, habría un montón de encarnaduras vacías, sin alma    [ref]Puesto que si un hombre se reencarna en 100 cuerpos, 99 quedarán sin alma el día del Juicio Final.[/ref].

Segundo Caballero
Eso me lo discuto. Si no he podido responderme al problema del caníbal, difícilmente podría solucionar lo de los animales o las plantas, o lo de los cuerpos sin alma…

Tomás de AquinoPrimer Caballero
Me permito interrumpirme. Si el argumento de Aquino sirve, , para refutar la idea de que los animales y las plantas tengan alma y se reencarnen en hombres, lo que es un alivio desde el punto de vista de un gastrónomo como yo, no veo por qué no sirve también para negar que el hombre tenga alma. Si dios no puede resolver un problema, tampoco puede resolver el otro. Eso demuestra (Dios no lo quiera) que o Dios no existe, o que no existe el Juicio Final, al menos tal como lo presentan las escrituras.

Natalia
Perdonen. No quisiera parecer una entrometida, pero me gustaría saber algo.

Cura
¿Sólo algo? ¡Qué suerte! Yo quisiera saberlo todo, como Dios.

Natalia
Es muy interesante todo eso de los caníbales, los animales, las plantas y las almas sin cuerpo…

Cura
Los cuerpos sin alma.

Natalia
Bueno, las dos cosas [ref]Tiene razón Natalia: en la conversación anterior se habló de cuerpos sin alma (los desechados por el que se reencarna) y almas sin cuerpo (las de los caníbales a los que no les pertenece ninguno de sus átomos)[/ref]. Pero hay algo que me ha sorprendido en su conversación. Usted repite las objeciones de su amigo como si fuese usted quien las hubiese formulado, y él hace lo mismo con los argumentos de usted.

Cura
!Ah, ya veo lo que me preocupa!

Natalia
!Será lo que me preocupa a mí!

Cura
Eso he dicho, ¿no? [ref]Este parece ser el típico equívoco, frecuente en las conversaciones con niños para hacerles rabiar, de no distinguir, o fingir no hacerlo, entre el uso intercambiable de «yo» y «tú». Sin embargo, enseguida se verá que no se trata de eso.

Wilde El ilustre cohete

Uno de los equívocos de este estilo lo ofrece Oscar Wilde en «El famoso Cohete». Dice el Cohete: «Ya está bien de hablar siempre de vosotros, deberíais hacer como yo: deberíais hablar de mí». [/ref]

Natalia
Ha dicho «lo que me preocupa», refiriéndose a lo que me preocupa a mí. Debería haber dicho: «lo que te preocupa».

Russell
Si me permites, Natalia, creo que puedo aclarar este malentendido. Me parece que conozco a este curita. Su nombre es…

Cura
Maroon…

Russell
(Sorprendido al principio, se repone y murmura para sí mismo: «Maroon…distinto sentido pero el mismo referente» [ref] Russell pensaba que se trataba del Padre Brown, célebre personaje de Chesterton. Su monólogo interior («el mismo referente pero distinto sentido»), se refiere a una teoría lógica, defendida muy elocuentemente por Frege, que afirma que una misma cosa (el referente) puede ser enunciada de dos o más maneras (sentidos o referencias). El «lucero de la tarde» y el «lucero de la mañana» (referencias) son frases que tienen un mismo referente, el planeta Venus, aunque se da la circunstancia de que durante mucho tiempo los hombres no supieron que se trataba de un único cuerpo estelar. chesterton-padre brownDel mismo modo, Maroon (marrón) y Brown (marrón) tienen el mismo referente: el curita que protagoniza los deliciosos relatos de Chesterton. En la cafetería de la Facultad de Filosofía, un día después de salir de la clase de lógica o de filosofía del lenguaje, donde se había tratado ese tema, pedí un café con leche, y ante la tardanza, comente a Manuel y otros compañeros: «He formulado una proposición dotada de sentido, pero todavía no he obtenido el referente», lo que dio pie a una divertidísima aplicación de conceptos lógicos a la vida corriente.[/ref]. Después, dirigiéndose a Natalia, al cura y a los caballeros, añade:)
Si no me equivoco, ésta es una reunión del club de los solipsistas.

Primer Caballero
Así es. Y puedo añadir que éste es el más selecto de todos los clubs, pues sólo tiene un miembro: YO.

Segundo Caballero
Es decir: YO.

TODOS LOS CABALLEROS
!!YO!! [ref] De nuevo parece darse aquí el equívoco mencionado antes: ¿Quién es el único miembro de este club?» «Yo»-dice uno. «En efecto, replica otro, yo soy el único miembro de este club». Se podría tratar de una confusión en el uso del pronombre «yo» en diferentes niveles de lenguaje. Pero, como se indicó antes y ya se empieza a entender, no es éste equívoco lo que motiva el raro comportamiento de los miembros del club.[/ref]

 Arlequín
!Caramba! Me encantaría pertenecer a este club. Me sentiría muy acompañado por mí mismo.

Natalia
¿Me van a explicar de una vez por qué hablan así entre ustedes?

Cura
(Dirigiéndose a los dos caballeros)
Creo que es necesario volver por unos instantes a las convenciones del mundo aparente: finjamos que soy plural. Mira, jovencita: este club está compuesto por solipsistas. Los solipsistas, no sé si lo sabes.…

Natalia
Piensan que sólo existen ellos.

Cura
Más o menos. pues bien, el club fue inaugurado en 1882, aunque se ignora quién fue el fundador y quién el primer miembro. Como ya sabes lo que es un solipsista, no te costará entender por qué siempre hablamos en primera persona.

Natalia
Sí, ahora lo comprendo, por supuesto. Pero ustedes hablan del Dios, de Aquino, de un caníbal… Si fueran consecuentes, sólo hablarían de sí mismos.

Primer Caballero
En efecto, pero eso haría que nuestras conversaciones se hiciesen casi imposibles de entender. Al principio éramos consecuentes, pero decidimos ser inconsecuentes por decisión minoritaria .

Segundo Caballero
Sí, el resultado del referéndum fue unánime: un voto a favor de la propuesta [ref] Es discutible si al resultado de una votación tal se le puede llamar minoritaria y no mayoritaria. Una decisión minoritaria a lo mejor sería un voto en blanco, nulo o una abstención, con lo que se supone que ganaría la propuesta de todos modos, puesto que ni siquiera habría empate.[/ref].

Primer Caballero
Al principio también discutíamos a menudo quién de nosotros era real (lo que haría de todo el resto una ficción).

Arlequín
¿Y cuál fue el resultado de tan existencialista cuestión?[ref]Se trata, por supuesto, de una cuestión existencialista en su más pleno sentido. Arlequín juega con el doble sentido, aludiendo también, por ejemplo, a la filosofía existencialista de Sartre[/ref]

Primer Caballero
Lo dejamos en suspenso para evitar continuas peleas. Decidimos dejar que pasara el tiempo y que los miembros del club fuesen muriendo. El último que quedase sería el verdadero solipsista.

Natalia
¿Y se puede saber quién ganó?

Primer Caballero
Todos fueron muriendo en el primer cuarto del siglo XX. Al final sólo quedé yo.

Russell
!Vaya! Le felicito. Debió usted disfrutar mucho con su victoria.

Primer Caballero
No. La verdad es que me sentía bastante sólo. Tras varios meses de aburrimiento, decidí que sólo me quedaba una solución: suicidarme.

Arlequín
Yo conozco soluciones para el aburrimiento mucho menos cruentas, aunque no tan definitivas.

Primer Caballero
Bueno, primero intenté que se afiliasen nuevo socios al Club. Mientras siguiese viviendo un sólo hombre en la Tierra, no estaba claro si yo era el único real. Pero los tiempos habían cambiado y ya nadie quería averiguar si los demás existían o no.

Pantalón
Yo no me habría unido a un Club como éste ni aunque yo fuese su único miembro [ref]En la versión original, Pantalón decía «Ni aunque me lo pidiesen de rodillas». Con la nueva frase, se explota la circunstancia de que, precisamente la característica de este club es que tiene, en principio, un sólo miembro. Y se recuerda, por otro lado, la célebre frase de Groucho Marx: «Yo no pertenecería a un club en el que admitiesen a alguien como yo».[/ref]

Primer Caballero
Lamentablemente, eran muchos los que pensaban como usted. Las cosas habían cambiado mucho desde los buenos tiempos de la Reina Victoria. Un tal Bertrand Russell [ref]Bertrand Russell, que asiste a la conversación sin revelar su identidad, escribió bastante sobre el solipsismo. [/ref] y otros filósofos, como Ludwig Wittgenstein, habían desprestigiado el solipsismo [ref] Ludwig Wittgenstein formuló un argumento según el cual no es posible un lenguaje privado y, consecuentemente, no es posible el solipsismo (consecuentemente para él).[/ref]. A eso hay que añadir que siempre nos faltó ambición proselitista, salvo excepciones.

Pantalón
!Pero todo lo que dice este hombre demuestra que ni él mismo cree en el solipsismo! Siempre está hablando de los demás!

Cura
No sea impertinente. Recuerde que estamos (o estoy), fingiendo una pluralidad aparente. El problema del solipsismo es muy difícil de resolver y nosotros somos los primeros en reconocerlo. Pero el mismo Bertrand Russell reconocía que no había manera de refutar el solipsismo [ref]Así es. Bertrand Russell considera que no es posible refutar el solipsismo de un modo concluyente. Sin embargo, aunque no hay razones para no creer en el solipsismo, hay tantos buenos motivos para creer en ello como los hay para creer que existe Dios o que en este momento una tetera está orbitando en torno al planeta Venus. Es decir, muy pocos.[/ref]. De todos modos, tenga en cuenta que el solipsismo no es una teoría, sino accidentalmente. En realidad es un sentimiento, como la religión. «Creo porque es absurdo», decía Tertuliano [ref]  Se atribuye a Tertuliano la frase «Credo quia absurdum», aunque él, al parecer, dijo o escribió «Credo quia ineptum». La frase resume su opinión de que la verdad cristiana es incomprensible y absurda, pues la muerte de Dios es creíble porque es contradictoria y su resurrección es cierta porque es imposible.[/ref]. Si las cuestiones religiosas fuesen tan evidentes como resolver una suma, todo el mundo creería en Dios, pero no habría en ello mérito alguno. !No sabe usted los problemas que me plantea el creer en Dios y ser, al mismo tiempo, solipsista [ref]Estos problemas serían menores si en vez de creer en el Dios personal del cristianismo, Maroon fuese panteísta, es decir considera que todo es Uno y que ese Uno es Dios. Los panteístas son, por ello, una especie de solipsistas que unánimemente se respetan unos a otros: todos existen porque en realidad no existe ninguno.[/ref]!

Primer Caballero
Si me permiten continuar… El caso es que decidí suicidarme. Pero al hacerlo quise resolver de una vez para siempre si el mundo exterior existía o no. Me administré un veneno que procura una muerte muy lenta, y me mantuve vigilante y alerta, para ver si el mundo exterior desaparecía o no cuando yo me muriese.

Arlequín
Es un procedimiento verdaderamente científico [ref]  El comentario de Arlequín se debe a que, como dice el Talmud: al morir un hombre muere el mundo, al menos para él (aunque el Talmud no se refiere sólo a este sentido, como ya he indicado.[/ref] ¿Cuál fue el resultado?

Primer Caballero
El mundo desapareció.

Natalia
¿Y usted no?

Primer Caballero
Pues… No sabría decirlo. No me acuerdo de nada de lo que pasó después de la desaparición del mundo. Lo siguiente que recuerdo es estar aquí y encontrar a todos mis antiguos compañeros [ref] He añadido la última frase para evitar cualquier ambigüedad. El problema con el que ahora se enfrenta este caballero solipsista, después de no haber resuelto siquiera el anterior, es que parece difícil repetir el experimento, puesto que ya está muerto.[/ref]

Pantalón
Pues yo estaba en ese mundo y le puedo asegurar que no noté ningún cambio en el momento en que usted murió.

Russell
(A Pantalón) No sea estúpido. Usted no ha vivido sino en el mundo de la ficción. Usted es tan sólo una idea, la del viejo gruñón de la Comedia del Arte, encarnada en los cuerpos de cientos de actores durante varios siglos.

Pantalón
Me permito recordarle que usted también está muerto.

Russell
Todos estamos muertos, menos Natalia, que ni siquiera está con nosotros en este instante [ref] Aquí, evidentemente, Russell salta de un mundo a otro, de un metalenguaje a otro: el mundo de la Natalia de la vigilia, en el que vivió Russell, pero ya no vive; del mundo de la Natalia que sueña y en el que ahora parece estar metido Russell y el mundo de Natalia y Russell en tanto que personajes de esta narración. Las combinaciones entre estos mundos son múltiples y muy interesantes.[/ref]

Arlequín
¿Qué somos entonces?

**********

ALGUNAS RESPUESTAS

Rono Zickbert [ref]Rono Zickbert es un acrónimo de Robert Nozick, escritor y ensayista americano, que desarrolla argumentos como los que vienen a continuación en su breve relato Fiction, incluido en la embriagadora antología The Mind’s I, de Hofstadter y Dennet[/ref]
La respuesta a tu pregunta, Arlequín, es evidente. Sólo sois personajes de ficción. Nombres escritos en un papel, que Natalia lee y no lee en este instante.

Natalia
¿Y yo también soy un personaje de ficción?

Rono Zickbert, conocido fuera del mundo onírico de Natalia como Robert Nozick
Rono Zickbert, conocido fuera del mundo onírico de Natalia como Robert Nozick

Zickbert
¿Te refieres a tú que me hablas o a tú que me lees y no me lees? [ref] Que lee y no lee porque puede referirse tanto a la Natalia del sueño como a la Natalia que lee el cuento ahora (pero que también no lo lee en ese otro momento en que hace cualquier otra cosa). [/ref]

Natalia
Imagina que me refiero a yo que leo…y no leo.

Zickbert
En ambos casos mi respuesta habría sido la misma: no puedo saberlo. ¿Acaso no soy yo mismo un personaje de ficción? ¿Cómo podría decidir quién es real y quién no?
(Tras una pausa bastante larga) ¿Tú crees en la existencia de Descartes [ref] No es casual que el personaje elegido para la discusión sea Descartes, pues es uno de los que más se ha interesado por la cuestión de cómo podemos distinguir el sueño de la realidad, o a la inversa. [/ref]?

Natalia
Por supuesto. Es un personaje histórico

Zickbert
Quieres decir que los historiadores se han puesto de acuerdo en que existió, del mismo modo que no se han puesto de acuerdo en si Pitágoras existió o no [ref] Pitágoras es un personaje situado entre la historia y la leyenda.[/ref].

Natalia
Así es.

Zickbert
Pero la existencia de Descartes o de Pitágoras no depende de que los libros de historia digan que existieron o no. Digan lo que digan los historiadores, si Pitágoras existió, Pitágoras existió [ref] He aquí de nuevo la distinción entre los dos tipos de escepticismo: el que nosotros creamos que Descartes existió depende claramente de los libros que nos dicen que existió (incluidos los que él escribió), pero la existencia pasada de Descartes no depende de esos libros. Lo más probable es que Descartes haya existido, pero podríamos imaginar un gran fraude histórico que hubiese convertido a un personaje ficticio en histórico. Y, por otra parte, insisto en que Descartes no existió porque lo digan los libros, sino por otras razones, como ser engendrado por sus padres[/ref].

Natalia
Por supuesto,

Zickbert
¿Y Hamlet? ¿Existió Hamlet?

Natalia
No. Y si existió, no fue, desde luego, el Hamlet que Shakespeare nos cuenta [ref]Hamlet, príncipe de Dinamarca, de Shakespeare, se basa en un personaje que realmente existió, aunque no parece tener mucho que ver con el que Shakespeare creó.[/ref].

Zickbert
No pretenderás que el Descartes que existió sí es el Descartes que los libros nos cuentan.

Natalia
No entiendo dónde quieres ir a parar.

Zickbert
Intenta decirme quién era Descartes.

Natalia
Era un filósofo francés.

Zickbert
Hay infinidad de filósofos franceses,

Natalia
Estudió en el Colegio de jesuitas de La fleche. Escribió varios libros de filosofía y dijo: «Pienso, luego existo».

Zickbert
Imagínate que se descubre que Descartes no estudió en el Colegio de La fleche, y que no escribió los libros que se le atribuyen. Antes hablábamos de Hamlet. Como sabes, muchos dudan de que Shakespeare fuese el autor de los libros que se le atribuyen; algunos piensan, por ejemplo, que los escribió el Canciller Bacon, y Gadaffi afirma que el autor era un árabe exiliado en Inglaterra. Si se descubriese que Descartes no estudió en La Fleche y no escribió sus libros, ¿dejaría de haber existido?[ref] En efecto, la cuestión de si el actor llamado Shakespeare fue el autor de las obras que se le atribuyen ha ocupado a muchos investigadores, que han llegado a proponer todo tipo de teorías: que el autor es el famoso filósofo Francis Bacon; que era un francés llamado Jacques-Pierre (nótese el parecido del nombre al pronunciarlo: «yakspier») o, como la teoría de Gadaffi que menciona Zickbert. Otra muy célebre es la que sostiene que Shakespeare y Marlowe son la misma persona.

Lo cierto es que cuando se empiezan a examinar las obras de un autor con demasiado detenimiento acaba dudándose de su autoría en casi todos los casos: así, investigar los diálogos de Platón, o las obras de Aristóteles suele conducir no a descartar las obras atribuidas (pero no escritas por estos filósofos), sino también a considerar si escribieron siquiera alguna obra o pensaron alguna idea. Lo mismo que a Shakespeare le ha sucedido a Homero: no se sabe si es peor para su posibilidad de existencia que no se le considere autor de la Odisea (la autora, según Robert Graves, sería la hija de Homero) o que se le catalogue como un autor colectivoal «autor» de la Iliada.[/ref]

Natalia
Por supuesto que no.

Zickbert
Pero ya no tendría nada que ver con el Descartes que conocemos.

Natalia
Supongo que no.

Zickbert
Así pues, parece que dependemos de los historiadores para considerar que alguien concreto existió. Pero ese alguien no debe su existencia a los historiadores. Y sin embargo, deja de ser ese alguien que los historiadores nos describen si no reúne las características que se consideran esenciales a esa descripción.

Russell
Esto me recuerda algo que decía Leibniz acerca de César: él opinaba que en la esencia de Julio César estaba contenido el hecho de que cruzara el Rubicón [ref]Es el célebre momento en que, se podría decir, César decidió ser César y dijo «Alea jacta est» (la suerte está echada).[/ref]. Si no hubiese cruzado el Rubicón, ya no sería Julio César, y si Descartes no hubiese estudiado en La Fleche, ya no sería Descartes [ref]La teoría de Leibniz es bastante compleja. Donde más claramente está expresada, que yo haya leído, es en su correspondencia con Arnauld. Puede decirse, simplificando mucho, que en la esencia de César están contenidos todos sus atributos, o que, desde un punto de vista lógico, en el sujeto «César» están contenidos todos sus predicados.[/ref].

Natalia
(Dirigiéndose a Zickbert)
No estoy segura de si todo eso es correcto, pero sigo sin saber dónde queréis llegar.

Zickbert
Ahora imagina que Hamlet, en lugar de «To be or not to be», dice: «Pienso, luego existo». Ese argumento en boca de Descartes convenció al filósofo francés de su propia existencia. ¿Debemos pensar que también existiría Hamlet si dijese tales palabras?

Natalia
No, porque sería el personaje de un libro, no un personaje real.

Zickbert
Y Descartes, ¿no es acaso un personaje de un libro, de muchos libros, que repite una y otra vez: «Pienso, luego existo»?

Se oye una gran explosión y, tras una nube rosa que deja un desagradable olor a azufre, aparece…

DescartesDescartes
Bueno, en realidad yo dije «Cogito ergo sum»[ref]Descartes probablemente nunca dijo «Pienso, luego existo», pero sí escribió, y probablemente dijo alguna vez «Cogito ergo sum» y, tal vez «Je pense, doc je suis». Descartes escribió el Discurso del método en latín. La obra, con el beneplácito de Descartes, fue traducida al francés y el cogito ergo sum se convirtió en Je pense donc je suis. Una idea casi idéntica, sin embargo, ya se encuentra en Agustín de Hipona, aunque ahora no la recuerdo exactamente.[/ref]. Yo creo que podemos dudar de que haya Dios, de que haya cielo, de que nosotros tengamos manos, pies o cuerpo alguno. Pero no por ello nos convertimos en nada, pues es contradictorio pensar que no existe aquello que piensa mientras piensa.

Zickbert
Como ves, Descartes se pregunta si sueña, si la vida es sueño, que diría Calderón[ref]Calderón:.La vida es sueño.[/ref], pero debería preguntarse no ya si sueña, sino si está siendo soñado. Descartes y tú que me lees y no me lees, podéis ser personajes de un libro que alguien está leyendo y no está leyendo, tal vez Dios.

Natalia
Pero yo tengo la certeza de que existo.

Zickbert
¿Quién? ¿Tú que me lees y no me lees o tú que me hablas? Imagínate que eres el personaje de un libro, o de una felicitación de cumpleaños que ahora está siendo leída y ahora no está siendo leída. Tal vez pasen años antes de que vuelvas a existir para un lector y, sin embargo, también puede suceder que sobrevivas a todos tus lectores: tú que sólo crees ser un personaje de ficción.

Natalia
Pero un libro ya está escrito, no puede cambiar.

Zickbert
Bueno, yo creo que conoces los libro-juegos, en los que pueden darse infinitas combinaciones, siempre distintas, o Rayuela, de Cortazar[ref]En Rayuela los capítulos pueden leerse en el orden que el lector prefiera. [/ref], que puede leerse de miles de maneras diferentes. Antes hablabais del Juicio Final. Si existe Dios, la diferencia entre los personajes de un libro respecto a nosotros, y de nosotros respecto a Dios, tal vez sea la misma. En el Juicio Final, el Autor puede decidir si somos personajes de ficción o no.

Se produce un largo silencio, durante el que todos se ponen a pensar en el asunto.

Zickbert
De todos modos, tú dices que un libro ya está escrito, que no puede cambiar. Pero la vida vivida tampoco puede cambiar. Tú puedes, o al menos eso crees, decidir qué vas a hacer mañana. Yo puedo escribir un libro y pensar qué va a hacer el personaje principal. En cualquier caso, una vez hecho, ya no se puede cambiar. Incluso, es posible modificar un libro ya escrito, edición tras edición, pero no es posible cambiar el pasado de una persona[ref]Primo Levi también plantea argumentos semejantes, aunque creo que cuando escribí esta felicitación todavía no conocía a este magnífico autor. Tengo pensado desarrollar este tema en una futura felicitación.[/ref].

Natalia
Pero yo decido qué voy a hacer mañana, mientras que el personaje de un libro no decide nada: lo decide el autor.

Zickbert
No discutiré si tú decides o no, porque me parece que de eso del determinismo y el libre albedrío tratará una futura felicitación [ref]Futura no: se habló de este tema en la del año pasado. aunque tal vez tiene razón Zickbert, y se volverá a hablar de este asunto.[/ref], pero de lo que se trata aquí es de si tú puedes ser el personaje de un libro y si el personaje de un libro puede ser considerado una persona real. Ya sabes que muchos escritores se quejan de ser dominados por sus personajes, de que pierden el control de la narración [ref]Algunos escritores dicen, en efecto que los personajes de sus obras acaban haciéndose con el control de las mismas. Otros, como Javier Marías dicen que eso sólo muestra una absurda debilidad por parte del autor.[/ref]. Quizá Dios siente algo así de vez en cuando al leer, escribir o imaginar el libro de la Creación [ref]Algunos teólogos árabes sostienen que el Corán existió antes que Dios.[/ref], recuerda que el Génesis dice: «Al principio fue el Verbo», es decir, la palabra.

Natalia
Aummm…. Creo que me voy a dormir. No quisiera, pero no puedo evitarlo.

Arlequín
!No te duermas, Natalia! Si te duermes, todos desapareceremos. Recuerda lo de la coherencia: decías que en la vida real se da una coherencia que en los sueños no existe. !No nos volveremos a ver!

Natalia
¿Tú crees? Creo que me convenciste de que esa coherencia se puede dar también en los sueños. ¿O fue Ailatan? Ya no me acuerdo, sólo sé que tengo mucho sueño[ref]Lo que no tiene en cuenta Arlequín es que Natalia no está diciendo que el sueño en el que él participa se vaya a acabar porque se va a despertar, sino que se va a dormir dentro del sueño. Las consecuencias de esto, ¿cuáles son'[/ref]. Pregúntale a ese sabihondo (señala a Zickbert) si nos volveremos a ver.

Arlequín
¿Nos volveremos a ver?

Zickbert
Sin duda. Y muy pronto. Juntos viajareis a un lugar que está en todas partes y en ninguna, y al misterioso Oriente[ref]El viaje al misterioso oriente iba a ser al felicitación de 1992, pero después cambié de planes. [/ref]. Y seguiréis hablando de sueños, de solipsismo y… además creo que os librareis de Pantalón[ref]Esta promesa sí parece haberse cumplido.[/ref].

Arlequín
¿Has oído, Natalia? ¿Natalia? ¡NATALIA! ¿Estás ahí?

Continuará (el año que viene)…

[Esta felicitación, como las anteriores, tiene notas, añadidas en 1997. Puedes verlas haciendo clic en las notas.  Pero es recomendable  leer el texto completo de principio a fin y después las notas, que también aparecen  situadas al final del texto. Para cerrar la nota, haz clic en close, en la esquina superior derecha de cada nota]

nataliaTubau-cabecera

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3 Comments

  • DOKULT

    Hola, Daniel. Hace tiempo que no te leo (desde aquellos años del blog sobre pensamiento alternante), pero ya he visto que tu actividad sigue siendo incansable y tu producción, inabarcable, enhorabuena. Y enhorabuena también por tus guiones y libros, siempre tan acertados.

    Por azar, he sobrevolado este texto y he visto que mencionas a varios personajes de la Commedia dell’Arte, y es un tema que me interesa mucho. Te invito a leer lo que hemos publicado sobre este tipo de teatro, porque creo que te gustará. En breve publicaremos también un ensayo sobre Arlequín.

    http://tv.dokult.com/blog/2013/07/que-es-la-commedia-dellarte/
    http://tv.dokult.com/blog/2013/07/trocar-la-desventura-en-ventura/

    Gracias, un fuerte abrazo,

    Miguel («Ogro»)

    • danieltubau

      Hola Miguel, qué alegría saber de ti. Hace unas semanas estuve republicando una entrada de aquel Craven en el que decías que Daniel Tubau había muerto y me acordé de ti. Lo que me has enviado es verdaderamente interesante y no sólo eso, me resulta de mucha utilidad para un libro (que aunque ya está escrito aún no está publicado: Defensa imperfecta de la imperfección. Creo que añadiré un capítulo con la Commedia Dell’Arte, que justo me vendrá de maravilla para la parte final. Avísame cuando publiques lo de Arlequín y si te apetece cuéntame algo de por dónde andas. Esto de Dokult me suena, quizá porque me lo comentaste tú mismo hace tiempo, pero no sé exactamente en qué consiste. Te doy mi email personal por si ha cambiado después de tanto tiempo: [email protected] Un abrazo

    • Daniel Tubau

      Hola Miguel, qué alegría saber de ti. Hace unas semanas
      estuve republicando una entrada de aquel Craven en el que decías que Daniel
      Tubau había muerto y me acordé de ti.

      Lo que me has enviado es verdaderamente
      interesante y no sólo eso, me resulta de mucha utilidad para un libro (que
      aunque ya está escrito aún no está publicado: Defensa imperfecta de la
      imperfección. Creo que añadiré un capítulo con la Commedia Del’Arte, que justo
      me vendrá de maravilla para la parte final.

      Avísame cuando publiques lo de Arlequín
      y si te apetece cuéntame algo de por dónde andas. Esto de Dokult me suena,
      quizá porque me lo comentaste tú mismo hace tiempo, pero no sé exactamente en
      qué consiste. Te doy mi email personal por si ha cambiado después de tanto
      tiempo: [email protected]
      Un
      abrazo

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