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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

Galería

Un menú epicúreo
Últimas conclusiones acerca de Tucídides|| 35
Sócrates y los filósofos discutidores
Algunas opiniones acerca de Tucídides y la guerra entre Esparta y Atenas || 34
Sacro y profano CUADERNO DE VENECIA
¿Inventó Coca-Cola la felicidad?
El buenánimo de Demócrito y los peligros de la envidia
Es más fácil ver que escuchar
¿Ataca Tucídides a Pericles? || 33

Julien Offray De La Mettrie (1709-1751)

El enfermo ilustre

No porque muriese joven de una terrible enfermedad, ni porque fuese un enfermo crónico, sino porque la enfermedad significó para él una vía de conocimiento, como los sueños lo fueron para Descartes, de quien fue rival. Por eso está aquí.

Este hombre, que se definió como epicúreo, lucreciano, ateo y pirrónico, decía que el hombre es una máquina. ¿Acaso no decía Descartes que los animales eran meros autómatas? ¿Y por qué no pensar que también lo son los seres humanos?

Pero ser una máquina, para este determinista inconsecuente, no conlleva la deshumanización que muchos suponen:

«Ser máquina, sentir, pensar, saber distinguir entre el bien y el mal, así como entre el azul y el amarillo; en una palabra, haber nacido con inteligencia y un instinto seguro de la moral, y a la vez no ser más que un animal, no son, pues, cosas más contradictorias de lo que son ser un mono o un loro y saber darse placer a sí mismo».

Pues bien, aunque no he encontrado en El hombre máquina la narración de esa experiencia de enfermo que lo convenció de su teoría definitivamente, o que quizá le dio el primer vislumbre de la misma, aquí hay un eco:

«Durante las enfermedades, en ocasiones el alma se apaga y no muestra ningún signo de ella misma; otras veces se diría que se refuerza de tanto que la pasión la transporta; en ocasiones la imbecilidad se disipa y la convalecencia hace de un tonto un hombre de espíritu. Otras veces, el genio más grande, convertido en estúpido ya no se reconoce a sí mismo. Adiós a todos esos bellos conocimientos adquiridos a tan alto precio y con tanto esfuerzo!».

Más adelante dice:

«¿Qué hubiera sido necesario a Canus Julius, a Séneca, a Petronio, para cambiar su valentía en cobardía o en comodidad?? Una obstrucción en el bazo, un obstáculo en la vena cava. ¿Por qué? Porque la imaginación se tapona con las vísceras, y de ahí nacen todos estos fenómenos singulares de afección histérica e hipocondriaca».

Y sigue contando más y más casos de personas cuyo carácter se modificó al ser atacados por esta o aquella enfermedad.

La Mettrie era médico de profesión. Según su breve biografía, en el sitio de Friburgo o en la Batalla de Fontenoy, fue atacado por «unas fiebres» y estudió en sí mismo los efectos de la enfermedad, y «la relación entre el estado general del organismo y la producción del pensamiento».

Vivió exiliado en la corte de Federico II de Prusia y escribió un buen montón de libros de aspecto muy interesante, pero solo he leído El hombre Máquina.

Murió joven, con cuarenta y dos años, al parecer por una indigestión causada por un alimento en mal estado.

(1996)



Ocurrencias de un enfermo



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Julien Offray De La Mettrie (1709-1751) El enfermo ilustre