
He aquí una acertada comparación de John Milton entre los libros y el mito de Cadmo, quien arrojó dientes de dragón que se convirtieron en los spartoi, los primeros pobladores de Tebas:
“Los libros sé yo que son tan vivaces y vigorosamente medradores como aquellos dientes fabulosos del dragón; y desparramados acá y acullá pueden hacer brotar gentes armadas”.
La comparación debió de ser leída por los enemigos de Milton y de la libertad de prensa de una manera tan literal que les asustaría más, reforzando sus deseos de censurar y prohibir libros.
Y lo cierto es que los libros estuvieron en el origen de hombres armados como los que hicieron la revolución de Cromwell y los que la imitaron en Francia siglos después.
La Areopagítica de Milton es una defensa de la libertad de imprenta y, por extensión de la libertad de prensa, que tantos cambios produjo en las estructuras heredadas de la Edad Media.
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