Izumi Kyoka y el mundo intermedio

Izumi Kyoka es un escritor japonés que vivió entre 1873 y 1939. Influyó directamente en Kawabata y fue muy admirado por Yukio Mishima.

Kyoka expone en su Tasogare no aji (El gusto o sabor de la media luz) una interesante teoría acerca del momento que se extiende entre el día y la noche (y entre la noche y el día).

Me parece que en español no hay una palabra que sirva al mismo tiempo para el amanecer y el atardecer. En inglés se emplea twilight para el atardecer o crepúsculo y dawn para amanecer o aurora, pero creo que twiligth tiene también un sentido un poco más amplio, al poder ser traducido por «media luz» o algo parecido. Si hago esta referencia a cómo se dice en inglés es tan sólo porque estoy leyendo el texto de Kyoka en una traducción inglesa. Usaré «medialuz» o «mundo intermedio» para referirme a lo que menciona Kyoka, ya se trate del momento que precede al amanecer o el que precede al anochecer.

Kyoka comienza por decir que mucha gente considera que era lo mismo el atardecer y el anochecer (twilight y dusk en la traducción inglesa), pero él cree que eso es un error:

«Cuando hablamos de anochecer, la sensación del color de la noche, del color de la oscuridad es dominante. Sin embargo, atardecer no es ni el color de la noche ni el de la oscuridad. Y tampoco es una sensación de día ni de luz.»

Para Kyoka, pues, el atardecer no es día ni noche, pero tampoco una mezcla de ambos. Lo mismo sucede con el momento de la medialuz del amanecer. Ambos momentos, el que está entre la noche y el día, y el que está entre el día y la noche, tienen en común una sutileza en las sombras:

«Considero un gran error que la gente piense que no hay otros mundos que el de la noche y el día. Yo creo que hay sin duda un mundo singular, sutil e intermedio. He estado pensando que este gusto o percepción de la media luz, esta percepción del amanecer y el atardecer es algo que me gustaría mostrar al mundo.»

Es decir, hay: día, noche y mundo intermedio.

Kyoka pensaba que la percepción de un tercer mundo intermedio no se limitaba a añadir una tercera posibilidad a la dicotomía día/noche, sino que se aplicaba a más cosas:

«Creo que sucede algo parecido en relación con todas las cosas del universo, entre las que se hallan mundos más sutiles. Por ejemplo, la gente considera el bien y el mal de una manera semejante al día y la noche, pero entre ese bien y mal, existe un espacio más sutil que no deberíamos dejar destruir, que no debemos dejar que desaparezca. En el momentáneo espacio de moverse entre el bien y el mal, los seres humanos desarrollan singulares sentimientos y formas… He estado pensando que me gustaría mostrar con mis trabajos un mundo de singularidad intermedio, un gusto por la singularidad intermedia, que no está ni en los extremos del bien o el mal, lo correcto o lo incorrecto o el placer o el dolor».

NOTA 2012: El año pasado se tradujeron varios cuentos de Izumi Kyoka, que todavía no he tenido ocasión de leer.

Creo que es interesante lo que dice Kyoka, y lo es más incluso para los aficionados al mundo y a la historia japonesa, pues Kyoka vivió en la era Meiji (1868-1912), que es precisamente una época intermedia, de media luz, entre el japón feudal del Shogun y el Imperial y moderno que entonces se inició. El Japón de la Restauración Meiji es un mundo lleno de sombras complejas y sutiles, de matices, de dudas, de cambios y de miedos, y quizá por ello fascinante.

Mientras que China en esa misma época no pudo transformarse y entró en una grave crisis, acosada por sus conflictos interiores y las amenazas exteriores de los países occidentales, Japón consiguió en muy poco tiempo convertirse en una potencia mundial, participando incluso en el saqueo y rapiña del inmenso territorio chino. Para lograrlo, tuvo que abolir el feudalismo y la clase de los samuráis, proclamar una constitución en 1889, crear un sistema parlamentario bicameral y al mismo tiempo divinizar al emperador, que hasta entonces era un títere en manos de los shogunes. Además, se inventó una religión de estado basada en el antiguo shintô, el shintoismo. Todo esto, y mucho más, fue hecho en apenas treinta años.

Cuando las sombras sutiles de ese mundo intermedio desaparecieron, tal vez hacia 1902, lo que se pudo ver fue a Japón situado en pie de igualdad con las temidas y voraces potencias occidentales:

«Se había acostumbrado a pensar en Japón como un país bárbaro, aunque sólo florecieran en él artes pacíficas. Y Occidente le concede la categoría de civilizado cuando extermina sin piedad a la población de Manchuria». (Kakuzo Okakura, El libro del té)


Los textos de Kyoka los he tomado del libro de Gerald Figal Civilization and Monsters: Spirits of Modernity in Meiji Japan.

Aunque Kyoka es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura japonesa, creo que en español no se ha traducido ningún libro suyo, pero seguro que están a punto de aparecer varios.


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