[email protected]

Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

Galería

Los otros escépticos de la India
Los koans del escepticismo
Edipo y Stefan Zweig
Difícil de creer
Carnéades y tus dos amigos gemelos
Al principio fue el misterio
Una filosofía mundana creada por un dios
Los demonios escépticos de la India
El escepticismo perseguido y subterráneo

Greguerías analógicas y digitales

Aunque puede haber parecido lo contrario durante la presentación, yo he admirado y admiro mucho a Ramón Gómez de la Serna, pero hay que admitir que sus libros son de difícil lectura a causa de su mucho ingenio. Ramón destaca, sin embargo, en sus biografías, como las que se mencionan durante la charla con Juanjo de la Iglesia, como la de Ramón del Valle Inclán y la de Silverio Lanza, o la de Goya.

 

Entre los libros de Ramón que no son biografías, uno de mis favoritos es Los muertos y las muertas.

En las novelas, sin embargo, la mezcla de su ingenio explosivo con el largo aliento y el avance medido que precisa el género resulta más difícil de digerir y se hace pesado. En eses aspecto coincide Ramón con otro escritor al que admiro mucho, Baltasar Gracián: la lectura de El criticón resulta casi imposible porque en cada frase hay un juego de palabras o conceptos.

Otro tanto podríamos decir del perfecto y preciso Quevedo. Borges decía que a Quevedo le podemos admirar mucho, pero como se admira un objeto admirable, pero no le podemos querer como queremos a Cervantes, con todas sus imperfecciones, excepto, me parece, en El buscón.

Alguien pensará que Borges se retrataba a sí mismo al definir a Quevedo, pero yo pienso lo contrario y veo casi siempre al hombre tras los textos de Borges, aunque hable de espadas sajonas o de gnósticos extravagantes. También veo al hombre tras los de Cervantes, como bien dice Borges y, por supuesto, tras los de Montaigne: «Quien toca este libro toca a un hombre», dice al inicio de sus ensayos.

Algunos ejemplos del tremendo ingenio de Ramón:

Pensamiento consolador: el gusano también morirá.

La pistola es el grifo de la muerte.

El ciprés es un pozo que se ha hecho árbol.

En las grandes solemnidades llenas de personajes parece que hay algunos repetidos.

Nos desconocemos a nosotros mismos porque nosotros mismos estamos detrás de nosotros mismos.

El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad.

 *************


 *********


Recuerdos de la era analógica,
una antología del futuro Amazon


**********
Este es un fragmento de la charla en la que Juanjo de la Iglesia presentó Recuerdos de la era analógica en El Caldito. La primera versión de esta entrada fue publicada el 22 de mayo de 2010. La revisé en 2011 y en 2014.

A continuación, puedes ver entradas dedicadas a Recuerdos de la era analógica encontradas en la Arqueo Red (que nosotros llamamos Internet)

Vida de Daniel Tubau contada por Tonino

Reseñas de Recuerdos de la era analógica

Bienvenidos a la arqueored

A las ocho y media de la mañana de ayer (25 de noviembre de 2009), en muchas páginas de Internet apareció un pequeño recuadro: Nadie sabía que significaba ni quiénes eran sus autores. Pocas horas después, la imagen se convirtió LEER MÁS

Marshall McLuhan

Cómo se inventó el futuro / 4

Marshall McLuhan fue definido en los años 60 del siglo pasado como el más académico de los hippies y el más hippie de los académicos. En sus libros, convertidos en bestsellers a pesar de la dificultad de su lectura, popularizó LEER MÁS

Antólogos, prólogos y errores

En este fragmento de la presentación, Juanjo de la Iglesia y yo hablamos acerca de los diversos prólogos que tiene Recuerdos de la era analógica, del legendario documento llamado la Donación de Constantino, por el que el Papa  de Roma LEER MÁS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Greguerías analógicas y digitales