El tiempo de la fábula en El gobernador del Sur
“El gobernador del sur” fue escrito por Li Gongzuo durante la dinastía Tang (618-907). Escribí una versión que puedes leer aquí: El gobernador del sur.
El Gobernador del sur es un ejemplo del tipo de narraciones que he analizado en mi ensayo El trascurso del tiempo en la ficción universal, pues en este caso, como sucede también en el cuento del pescador Urashima o en El cuento de Akinosuke, los personajes viven en el mundo paralelo, a veces soñado, otras imaginado, en ocasiones real pero de alguna extraña manera, en el que los años se comprimen en apenas minutos. El muchacho de este cuento chino se duerme junto a la acacia y sueña, y en su sueño trascurren años, pero cuando despierta descubre que sólo han trascurrido unos minutos, quizá una hora. En El pescador Urashima, sin embargo, sucede lo contrario, pues Urashima vive en un mundo submarino y cree que ha estado allí un tiempo más o menos breve, digamos unos meses, pero al regresar al mundo exterior descubre que han transcurrido muchos años mientras él estaba en el fondo del mar.
A muchos lectores los ejemplos anteriores sin duda les habrán recordado la célebre paradoja de los hermanos gemelos. Uno de ellos viaja en una nave espacial y el otro se queda en la Tierra. El hermano viajero pasa dos o tres meses en la nave, que viaja a una velocidad cercana a la de la luz. Cuando regresa a la Tierra y baja de la nave descubre que su hermano ha envejecido treinta o cuarenta años. Es la paradoja, propuesta por la teoría de la relatividad einsteniana, que fue utilizada en El planeta de los simios.
Ahora bien, al menos en el cuento El gobernador del sur, podemos observar que hay una correspondencia entre el tiempo del mundo paralelo, el de las hormigas, y el tiempo del mundo cotidiano, el de los humanos. Cuando él muchacho despierta y pasa varios días preocupado, el tiempo (aunque él no lo sepa) sigue trascurriendo aceleradamente en el hormiguero. Este es un detalle que quizá no se pueda apreciar plenamente en mi versión, pero sí en el original. Cuando Fen ve el hormiguero también descubre las huellas de guerra que ha tenido lugar con los sandalopitas (hormigas habitantes de un sándalo un poco alejado de la gran acacia en la que él ha vivido). Pero, junto a esta idea, está otra que quizá sea más interesante, por su carga de ironía dramática: queriendo salvar al Reino de la Gran Acacia, Fen descubre las raíces del árbol y expone al reino a la inundación que viene con las lluvias.
Fen dice en una de las versiones del cuento: “Cada instante de los sueños parece alargarse y durar lo que dura toda una vida”. Pero,a pesar de ello, tanto en esta fábula como en otras semejantes existe una coherencia en el transcurrir del tiempo. Es decir, podríamos elaborar una fórmula matemática para poner en correspondencia los minutos nuestros con las horas, días o años del hormiguero.
Quizá sea innecesario señalar que, al menos en este aspecto, estos cuentos coinciden con las verdaderas consecuencias de la teoría de la relatividad de Einstein, que no es esa que todo el mundo repite: “Todo es relativo”, como sinónimo de no hay nada que podamos comparar con otra cosa porque cada cosa tiene sus propias leyes. Al contrario, la teoría de la relatividad, que Einstein pensó llamar “teoría de las invariantes”, nos dice que todo es relativo, sí, pero relativo al sistema de referencia espaciotemporal (tres dimensiones espaciales y uan temporal) al que pertenece. Es decir, Einstein afirma que porque es posible poner en correspondencia el transcurso del tiempo en los diferentes sistemas. Para decirlo de manera un poco apresurada y torpe:
“Si me dices que en tu sistema inercial han trascurrido dos minutos y yo veo que en el mío han trascurrido dos años, entonces si ahora veo que en mi sistema han trascurrido cuatro años, sé también que en el tuyo han trascurrido cuatro minutos”.
Otra de las cosas nada relativas de la teoría de Einstein es precisamente que afirma que existe algo que no es relativo: la velocidad de la luz. Quizá valga la pena citar lo que escribía Bertrand Russell en El ABC de la teoría de la relatividad para deshacer esa opinión tan popular y tan errónea del “todo es relativo” como sinónimo de “nada es comparable”:
“Cierto tipo de hombre superior se siente orgulloso de afirmar que “todo es relativo”. Esto, naturalmente, es absurdo, ya que si todo fuera relativo, no habría nada relativo a ese todo. No obstante, sin caer en absurdos metafísicos, es posible sostener que todo en el mundo físico es relativo a un observador. Esta idea, verdadera o no, no ha sido adoptada por la “teoría de la relatividad”. Quizás el nombre no sea lo más afortunado. Porque lo cierto es que ha llevado a confusión tanto a filósofos como a personas poco instruidas. Creen que la nueva teoría prueba que todo en el mundo físico es relativo, cuando la verdad es todo lo contrario. Intenta excluir lo relativo y llegar a una formulación de las leyes físicas que no dependan en ningún sentido de las circunstancias del observador.”
El aspecto interesante en el que podemos hablar de relatividad es, precisamente, el que se resume en un breve poema que cierra el cuento de Li Gongzuo:
“Cuanta más fama y poder tienen
más ciudades, más aldeas destruirán.
Pero un sabio pensaría al verlos:
son hormigas pululando sin parar”.
Una idea, la de que según nuestro punto de vista vemos la realidad de una u otra manera, que también se puede encontrar en el comienzo del libro Zhuangzi, como he explicado en El pájaro Peng.
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El gobernador del sur, además del trascurso del tiempo en un mundo paralelo, o si se prefiere en los sueños, contiene otro motivo literario clásico, el del propio sueño como explicación de lo que ha sucedido. Este es un recurso que ha sido muy utilizado y que a menudo es mal empleado, porque se limita a servir como deus ex machina final para solucionar algo inexplicable, pero cuando se emplea bien, como sucede en este caso o en el que tal vez sea uno de los primeros ejemplos, el delicioso El brujo postergado, del Infante Don Juan Manuel, es muy efectivo.
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He tratado también el tema del trascurso del tiempo en la teoría de la relatividad en mi comentario al libro Zhuangzi, (Chuang Tzu): El pájaro Peng.
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Cuentos
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