El misterioso caso de Sherlock Holmes
SHERLOCK HOLMES

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En el primer número de ESKLEPSIS coincidieron la sección Sherlock Holmes y la sección Ajedrez, gracias a Raymond Smullyan y sus problemas de ajedrez retrospectivo.
En los siguientes números no tuve tiempo o espacio o ganas, o quizá me olvidé de explicar el por qué de una sección dedicada a Sherlock Holmes.

Sherlock Holmes es el más conocido de los miembros de un gremio de personajes de ficción que se caracteriza por lo fácil que les resulta alcanzar la celebridad pública: los detectives. Los detectives de la vida real raramente alcanzan notoriedad semejante, tal vez porque ello les dificultaría realizar su trabajo.

Sherlock Holmes se presentó al público por vez primera en la novela Un estudio en escarlata, publicada en 1887. A esta siguieron más novelas y varias decenas de cuentos. Los expertos holmesianos consideran que el Canon, las obras canónicas de Sherlock Holmes, son 56 cuentos y cuatro novelas, todas firmadas por Arthur Conan Doyle. Algunos añaden al Canon los cuentos escritos por Adrian Conan Doyle y John Dickson Carr.

En cualquier caso, a grandes rasgos, lo que se sabe de Sherlock Holmes antes de que conociera a Watson y resolviera el caso de Estudio en Escarlata es lo siguiente:

Se supone que nació en algún lugar de Inglaterra, aunque había en sus venas sangre francesa, pues su abuela era hermana del pintor Vernet. Tuvo al menos un hermano, Mycroft Holmes, más dotado incluso que Sherlock para descubrir a través de pequeños indicios datos asombrosos de la vida de otras personas.

En sus años de estudio no parece haber tenido muchos amigos. De hecho tal vez su único amigo durante ese período fue Victor Trevor, cuyo padre influyó en la vocación detectivesca de Holmes.

El primer caso de Holmes fue el Gloria Scott, antes de conocer a Watson. Por esos años vivía en la calle Montague Street, cerca del Museo Británico, pero ya había pensado alquilar un piso en el 223 B de Baker Street. Casualmente, conoció entonces al doctor Watson, que acababa de regresar de la India, y ambos se pusieron de acuerdo para compartir el piso y el alquiler.

Suele considerarse que Sherlock Holmes es un personaje ficticio creado por Arthur Conan Doyle, aunque hay razones para pensar que Doyle se limitaba a firmar las obras que Watson le entregaba. Watson, naturalmente, ni se llamaba Watson ni quería salir del anonimato convirtiéndose en un escritor famoso, pues el anonimato le resultaba imprescindible para la profesión que compartía con su compañero de piso.

Por poner sólo un ejemplo de lo inverosímil que resulta la teoría que sostiene que Conan Doyle inventara a Sherlock Holmes: el detective es el paradigma de la razón y de la negación de cualquier causa sobrenatural, mientras que su supuesto creador, Conan Doyle, se hizo famoso por sus ideas espiritistas y sus fotografías de hadas y duendecillos.

Pero éste no es el único misterio acerca de Sherlock Holmes. Muchos se preguntan por qué en las obras del detective nunca se menciona, ni de pasada, a Jack el Destripador, a pesar de coincidir temporalmente. Algunos expertos sugieren oscuras relaciones entre Watson, Holmes y Jack. Un detalle inquietante es que Jack dejaba una firma en el cuerpo de sus víctimas: una M, que es la inicial del más temible enemigo de Holmes: Moriarty. Pero también, dicen otros, pudiera ser que no fuera una M, sino la letra inversa: la W de Watson.

También se ha especulado acerca de los gustos sexuales de Holmes, debido a su larga convivencia con Watson y al hecho de que sólo mostrase interés por una mujer: Irene Adler.

Otro asunto difícil de resolver es el de la desaparición de Holmes durante varios años. Según se dice, Doyle estaba harto de ser conocido gracias a las novelas y cuentos de Sherlock Holmes, puesto que su ambición era que se reconociera su talento en el terreno de la novela histórica. Así que decidió matar al detective. En «El problema final», Holmes se enfrenta a su más temible enemigo, Moriarty, y ambos mueren en las cataratas de Reichenbach. Sin embargo, el público no aceptó la muerte de Holmes y Conan Doyle se vio obligado a resucitarlo en «La casa vacía».

Esta es la versión aceptada por los historiadores de la literatura, pero los expertos holmesianos se preguntan por qué a Holmes le interesaba pasar por muerto y qué hizo durante esos años de silencio. Al parecer viajó al Tíbet bajo el nombre de Sigersson, pero hay quien piensa que estuvo en París o que su intervención en un asunto dinástico evitó que la Primera Guerra Mundial tuviera lugar varios años antes.

Se han descubierto diferentes manuscritos inéditos de Watson, en los que se cuentan aventuras del detective que no pudieron ser publicadas en su momento, debido a que comprometían a todo tipo de personalidades del mundo de la política, la literatura o la vida social. De algunos de esos manuscritos hablaré en otra ocasión.

 [1999]


 En enero de 2015, publiqué, quince años después de este artículo que publiqué en la revista Esklepsis, No tan elemental: cómo ser Sherlock Holmes, donde muestro por qué Holmes es considerado no solo el mejor de los detectives, sino el precursor de muchas ciencias y el pensador perfecto.


Notanelemental-portada

 

No tan elemental
Cómo ser Sherlock Holmes.
Daniel Tubau
En Amazon: No tan elemental

 

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 [El número 5 de Esklepsis fue publicado en 1999]

PÁGINAS DE ESKLEPSIS 5

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