Cómo interpretar a Rosenzweig
Después de leer El nuevo pensamiento, de Rosenzweig, me quedé con la sensación de que contenía ideas muy interesantes pero también pensé que había que ser infiel a Rosenzweig, a sus verdaderos deseos e intenciones. Tratar con sus ideas despojándolas de mucho de aquello a lo que Rosenzweig daba importancia vital, pero que, en mi opinión, es sólo un añadido innecesario y un impedimento para apreciar el vigor de su pensamiento.
Creo que en esta dirección caminó Walter Benjamin (de quien no he leído nada, creo [2006]), cuando se halló bajo la influencia de Rozenzweig. En realidad, hay que aplicar a Rosenzweig lo que él mismo pedía:
“Al escribir estas páginas he experimentado cuán difícil es para el autor hablar sobre su propio libro; apenas puede adjudicarse el derecho a decir algo auténtico. Pues de cara a aquello que en su obra es espíritu y, por tanto, es transplantable a otros espíritus, el autor está en igual situación que cualquier otro. Incluso para el otro, por el solo hecho de ser otro, le será siempre legítimo encargarse de, para usar la audaz frase de Kant, que por otra parte no es en absoluto tan audaz, “entender a Platón mejor de lo que él se entendía a sí mismo”. A ninguno de mis lectores querría quitarle esa esperanza.”
Yo no sé si puedo entender a Rosenzweig mejor que él mismo: lo dudo mucho. Creo, más bien, que no se trata de entender a Platón mejor que el propio Platón, sino de darse cuenta de que hay ideas de Platón que no le pertenecen a él, sino al razonar mismo: tal vez Platón las planteó antes que otro, pero son pensables en otras circunstancias, con otros fines y bajo otros condicionamientos epocales o personales. Del mismo modo que a Leonardo no le pertenece un color que antes no mezcló otro pintor, o que una fórmula matemática puede usarse para demostrar lo contrario de lo que pretendía el primero que dio con ella. Del mismo modo, se pueden usar las ideas de Platón, Kant o Rosenzweig para construir filosofías incluso contrarias a las intenciones de quienes las crearon, como el propio Rosenzweig hace con sus referentes medievales. Y eso no significa que Rosenzweig carezca de mérito o que solo sea una mera excusa para nuestra subjetividad como lectores de sus libros: Einstein refutó a Newton usando a Newton. Si no hubiera existido Newton (o su equivalente) no habría habido un Einstein. Incluso ahora, por otra parte, se puede seguir considerando válida la física de Newton, siempre que se trate de bajas velocidades.
Por lo tanto, aunque considerando errados los objetivos o conclusiones de Rosenzweig, me parece que encontraré cosas buenas y aprenderé mucho si llego a leer su Estrella de la redención.
[Escrito en 2006]
Franz Rosenzweig
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Entradas de filosofía que no se clasifican en ninguna sección específica.
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