Cómo escribir un guión y no morir de aburrimiento

En este curso, Daniel Tubau propone una manera diferente de enfrentarse a la escritura de un guión, sin recurrir a fórmulas mágicas de dudosa eficacia o a tópicos mil veces repetidos. Se trata de mostrar cómo resuelven sus problemas narrativos los guionistas, pero evitando caer en la pesadilla del «análisis, parálisis».

En el curso EL ESPECTADOR ES EL PROTAGONISTA descubrirás una nueva estrategia que te permitirá disfrutar del arte narrativo y ahorrarte mucho trabajo innecesario (lo que no quiere decir que un buen guión no requiera trabajo y esfuerzo). Es, sin duda, un enfoque muy diferente al que se encuentra en la mayoría de los cursos y manuales de guión.

Desde que en 1979 Syd Field publicó El manual del guión se impuso una manera de enfrentarse a la escritura de guiones que, o bien se parecía a un libro de recetas fáciles, o bien a un ensayo de crítica cinematográfica, pero no a un método efectivo capaz de ofrecer soluciones y herramientas para dominar el arte narrativo. Teóricos y profesores convirtieron a los guionistas en analistas más que en creadores de estructuras. Limitarse a analizar películas o series que «funcionan» no garantiza que se comprenda el verdadero trabajo subterráneo de los guionistas, entre otras cosas porque analizar una película no siempre permite entender el trabajo real del guionista.

El curso EL ESPECTADOR ES EL PROTAGONISTA será útil y revelador tanto para quienes no tienen ninguna experiencia en el mundo del guión, como para guionistas que ya se han iniciado en la narrativa audiovisual pero que no están satisfechos con los métodos habituales.

Intención del curso, según Daniel Tubau

«En el año 2015 publiqué El espectador es el protagonista (manual y antimanual de guión). Mi propósito era mostrar la pérdida de tiempo y esfuerzos que suponen muchos de los métodos de guión y, al mismo tiempo, ofrecer una alternativa útil y estimulante. El libro era el resultado de muchos años como profesor de guión en escuelas y universidades de España y América.

El curso EL ESPECTADOR ES EL PROTAGONISTA recoge muchas de las ideas del libro, pero va más allá en el aspecto práctico. Mi intención es que los alumnos dirijan su atención hacia el espectador, que es lo que siempre han hecho los mejores narradores (desde William Shakespeare a Billy Wilder). Pero no se trata de complacer al público y ofrecerle algo fácil, sino a veces todo lo contrario: lograr que acepte narraciones e ideas que pueden cuestionar sus más firmes certezas. Nuestro objetivo es interesar, inquietar, emocionar y conmover a esas personas a las que, al fin y al cabo, está destinado un guión: los espectadores».

PRESENTACIÓN

Como bien expresa el título del curso, la intención es mostrar que en cualquier arte narrativo público (y resulta difícil pensar en alguno que no sea público, más allá de un diario secreto), la calidad de lo narrado depende del efecto que produce en sus destinatarios, es decir, en los espectadores. La sabiduría narrativa consiste en interesar, seducir, manejar y emocionar a los espectadores. Se puede lograr de muchas maneras, si pensamos más en los efectos que queremos causar que en las reglas que (supuestamente) debemos seguir.

  1. Por qué el espectador es el protagonista

Se explica uno de los errores que más se repiten en la enseñanza de la escritura del guión: olvidarse de que se escribe para alguien, que los guiones van dirigidos en primer lugar a lectores (directores, técnicos, actores y actrices) y en segundo lugar a espectadores. Esta obviedad se olvida cuando se analiza la estructura de un guión y tan sólo se presta atención (Field, McKee etc) a las cosas que les pasan a los personajes. Se cae así en un curioso caso de esquizofrenia narrativa, porque la estructura y los esquemas se inventaron para ayudar a los guionistas en su tarea, no para hacerla más difícil, como sucede cuando se mira demasiado a los personajes y muy poco a los espectadores.

Mediante el análisis de películas como El show de Truman, se muestra la diferencia entre analizar la estructura narrativa desde el punto de vista de lo que le pasa a los personajes y desde el punto de vista de lo que le pasa a los espectadores.

2. Un error en tres actos: problemas de las estructuras previas o dogmáticas

Las teorías que exigen aplicar previamente una estructura previa pretenden domesticar el arte narrativo y  reducirlo a esquemas básicos, casi siempre muy discutibles, o simplemente erróneos. Desde que, a comienzos de los años 80, Syd Field propusiera su paradigma del guión con tres actos y dos puntos de giro, se inició una confusión que todavía llega al día de hoy, en la que se identificó el planteamiento, el desarrollo y el desenlace con tres actos definidos y se llegó a creer que Aristóteles pensaba lo mismo que Field (cuando su concepción de la narrativa es completamente divergente). Pero las estructuras dogmáticas, causan más problemas que soluciones y además convierten a los guionistas en analistas en vez de en creadores de estructuras.

3. Por qué no debemos obsesionarnos por el significado

Durante años los grandes teóricos del guión han ofrecido a los aspirantes a guionistas métodos en los que la obsesión por el significado y el análisis ha llevado demasiado a menudo a la parálisis. Han convertido a los guionistas no en creadores de historias y escritores de guiones, sino en analistas y críticos de narrativa audiovisual.

La búsqueda del significado de un guión, y en especial del significado psicológico de las acciones de los personajes es una obsesión que nació en la California de los años 60, en tiempos dominados por las teorías psicoanalíticas. Pero los buenos guionistas no se obsesionan por el significado, asunto que pueden y casi siempre deben dejan a los espectadores, los críticos y los ensayistas.

Con el apoyo de autores como T.S.Eliot. Billy Wilder, Ernest Lubitsch o el propio William Shakespeare, se muestra que la riqueza de significados y no el Significado es lo que debe buscar un guionista para huir del estereotipo, pero también del arquetipo (que es la visión elitista del estereotipo pero que difícilmente puede evitar caer en lo trivial).

4. La estructura climática

Es sin duda la estructura más empleada y hay buenas razones para ello. Es también la que acerca más las peripecias del personaje con la experiencia del espectador. Por eso, de nuevo, hay que tener en cuenta al espectador, al que la trama no siempre afecta de la misma manera que al protagonista: esa es precisamente la riqueza del arte narrativo.

5. Las estructuras episódicas

Despreciadas durante mucho tiempo (a pesar de los precedentes de El Padrino o Stanley Kubrick), las estructuras episódicas o modulares (que no reciben su nombre de los episodios o capítulos de una serie) son ahora seguidas por muchos showrunners, que las prefieren a la previsibilidad de las climáticas.

Se analizan las estructuras climáticas y sus ventajas e inconvenientes, así como una de sus características: dan más espacio a la imaginación y la inteligencia de los espectadores.

6.  Las herramientas y técnicas narrativas

Los guionistas contamos con cientos de técnicas, herramientas, mecanismos, trucos. Debemos conocerlas, porque son el legado de miles de años de tradición e innovación narrativa y porque nos facilitan el trabajo y, además, nos permiten despertar, atraer y mantener la atención y el interés de los espectadores. Porque casi todas o todas las herramientas narrativas se dirigen al espectador, por supuesto.

7. Historia y relato: una diferencia fundamental

Una de las razones que hacen que los guionistas desperdicien horas y horas de trabajo y que entren en callejones sin salida narrativos, es no conocer realmente la diferencia entre historia y relato y, en consecuencia, obsesionarse con la historia: el verdadero arte narrativo es el del relato, no el de la historia.

Se explican 10 de las operaciones básicas que un guionista debe tener en cuenta al pasar de la historia al relato. Porque lLa solución a nuestros problemas narrativos raramente está en la historia, sino en el relato.

8. La verdadera estructura de trabajo

Los guionistas no trabajamos, excepto como inspiración o para ordenar nuestras idea de tanto en tanto, con megaestructuras como el paradigma de Field o las que propone McKee (Arquitrama/Minitrama/Antitrama). Eso es terreno para analistas de relatos (novelas, cuentos, poemas, películas) ya existentes. Muy interesante pero de poca utilidad para el trabajo del guionista.

Se explica la manera en la que realmente trabajamos los guionistas: esquemas de pasos, fichas, beat sheets, pizarras y tablones. Es de esta manera como se construye el relato y como se puede poner a prueba.

9. El método empático

Contando con métodos de trabajo racionales y efectivos como el esquema de pasos, podemos revisar nuestro guión teniendo en cuenta al espectador, con sistemas como el “método empático”, “el guión tachado” o incluso el “análisis premortem”. Se trata, en cualquier caso, de ponerse en el lugar del lector/espectador de nuestro guión, olvidando todo lo que sabemos. Olvidando la historia y concentrándonos en la realidad del relato.

En esta clase se tratan asuntos tan fundamentales como el reparto de la información entre los personajes y entre los personajes y los espectadores, con efectos narrativos tan poderosos como el suspense, la sorpresa, la intriga, la expectación o la ironía dramática.

10. La narrativa audio-visual y el trabajo de los guionistas

Las características sonoras y visuales, así como el aspecto secuencial y el movimiento, definen la narrativa audiovisual. El guionista debe dominar estos aspectos tanto como un director o un editor. El guión es y no es literatura escrita, y por eso no se puede escribir  o imaginar una película como si fuera una novela o una obra de teatro. El efecto que este tipo de narrativa causa en el espectador es, de nuevo fundamental, y este es el aspecto en el que se analizará aquí la naturaleza del medio audiovisual.

Teoría y práctica a veces viajan por caminos muy diferentes y los grandes narradores muchas veces no se observan a sí mismos y no advierten los métodos de trabajo y las estrategias creativas que realmente emplean en su trabajo diario. Por eso en este curso se propone crear estructuras que ayudan a los guionistas en su trabajo, en vez de volverlos locos.

 

INSCRIPCIÓN AL CURSO «EL ESPECTADOR ES EL PROTAGONISTA»


ESCUELA DE GUIÓN LOS MUNDOS DEL GUIONISTA

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