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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
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Causas y efectos: herencia, deuda y reencarnación

¿Se acuerda todavía el lector de las acciones físicas y mentales de las que hablé en las primeras páginas?

Si es así, le propongo que ahora combinemos aquella idea con la de la herencia, tal como la he propuesto en las tres aproximaciones kármicas: herencia genética, herencia cultural y herencia moral, o metafísica si se prefiere.

Tenemos de este modo dos ideas que casi pueden fundirse en una única sentencia:

«Toda acción produce un efecto y toda situación es deudora o heredera de situaciones anteriores».

Los hijos pagan las deudas de sus padres; pagan por algo de lo que ellos no son responsables. Esto, como ya dije antes, parece muy injusto, tanto si se trata de deudas económicas como genéticas o metafísicas (morales, si se prefiere).

En la idea oriental del karma, sin embargo, se encuentra un matiz de justicia. Pero, antes de explicar por qué, quiero añadir un nuevo concepto, que mencioné al principio de este artículo: la reencarnación.

Si sumamos la reencarnación a las otras dos ideas, estaremos muy cerca de intuir el concepto de karma:

  1. Las acciones producen efectos (físicos o mentales).
  2. La herencia (o deuda).
  3. La reencarnación.

En la primera aproximación propuse la posibilidad de un mundo sin conciencia, en el que sólo había acciones físicas, y en el que toda situación era consecuencia de acciones físicas anteriores.

La doctrina del karma dice lo mismo, que toda acción causa una reacción, que todo efecto tiene una causa, pero lo aplica también a las acciones mentales o morales: toda situación mental, todo estado moral de un individuo, es consecuencia de las acciones mentales o morales que ha tomado a lo largo de su existencia.

Ahora bien, esta existencia se prolonga a lo largo de milenios, en diferentes cuerpos, desde piedras (si no recuerdo mal) y animales hasta hombres y dioses.

El determinismo físico sostiene que toda acción física tiene consecuencias, en una cadena de causas y efectos a lo largo de la incesante transformación de la naturaleza. Del mismo modo, la doctrina del karma dice que toda acción mental tiene consecuencias a lo largo de toda la rueda de renacimientos (samsara).

Esta es la gran similitud entre el determinismo fisicalista y la idea kármica: toda acción tiene consecuencias y toda situación es heredera de situaciones anteriores. La gran diferencia entre ambas ideas, y esto sorprenderá a muchas personas familiarizadas con los tópicos pseudo-orientalistas, es que la doctrina del karma no es necesariamente determinista. Más adelante volveré a tratar este asunto.

Continuará…


ACERCA DEL KARMA


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