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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

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Los otros escépticos de la India
Los koans del escepticismo
Edipo y Stefan Zweig
Difícil de creer
Carnéades y tus dos amigos gemelos
Al principio fue el misterio
Una filosofía mundana creada por un dios
Los demonios escépticos de la India
El escepticismo perseguido y subterráneo

Apuntes del mundo flotante

La expresión “mundo flotante” se emplea en el budismo para describir el mundo en el que vivimos. El mundo de las apariencias.

Se supone que el mundo real está más allá de las apariencias, tras el velo de la ilusión o mayá, pero que hasta alcanzar ese verdadero mundo seguimos pasando los días en este mundo fluctuante, transitorio e impermanente.

En el budismo indio se consideraba que el mundo de la ilusión es un mundo triste, caduco y efímero, algo parecido a lo que nosotros llamamos “valle de lágrimas”. La vertiente budista hinayana o «pequeño camino» (nombre que le dan despectivamente los que pertenecen al mahayana o «gran camino») compara el mundo “con un montón de espuma, una burbuja, un espejismo, un sueño, un espectáculo mágico”. Algo parecido a lo que se expresa en Occidente en estos versos:

“Es el mundo efímero espectáculo
Hecho para las ilusiones de los hombres,
Con sonrisas de dicha y lágrimas de pena
Que con su brillo y su ausencia engañan
No hay nada, excepto el Cielo, verdadero».

Pero poco a poco el mundo fluctuante fue adquiriendo otras connotaciones, sobre todo en China y en Japón.

En Japón se llamó al mundo fluctuante Ukiyo («mundo triste», de uki, pena y ansiedad), pero con el tiempo se adoptó, para representar el sonido ukiyo, un ideograma homónimo que significa flotante, “que aparte de la imagen geográfica del mundo, también trasmite muy adecuadamente la idea de la transitoriedad de la vida”. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que los japoneses viven en un mundo flotante, o que al menos parece flotar sobre las aguas.

Este curioso cambio de significado se debió a la novela de Ijara Saikaku Amores de un vividor (Kooshoku ichidai otoko) de la que he hablado en otras páginas.

El protagonista de la novela es un vividor y aventurero llamado Yonosuke, “que toma su nombre de una expresión abreviada por aféresis de la frase “Ukiyo no suke”, es decir “hombre del flotante mundo”.



Esta entrada era la presentación de mi cuaderno digital Mundo flotante, el día 6 de septiembre de 2005.

Placeres solitarios de Tachinaba Akemi

En la revista Esklepsis tenía una sección que se llamaba El espejo, en la que ponía textos de otros autores. La sección estaba encabezada por una cita de Tachibana Akemi: Es un placer Cuando, en un libro que examino al azar, Encuentro a LEER MÁS

Hana y la verdad verosímil

Lo que The Host, del coreano Joon Bong-Ho es al cine de monstruos, Hana lo es al cine de samurais. La semejanza entre estas dos películas tiene que ver con su manera de tratar la verosimilitud, pero también tiene relación LEER MÁS

Tsurezuregusa, de Kenko Yoshida

"En todas las cosas, la uniformidad es un defecto. Es interesante dejar algo incompleto y por terminar; así se tendrá la sensación de que mediante esa imperfección se prolonga la vida de los seres" (Kenko Yoshida, Tsurezuregusa)   Kenko Yoshida vivió LEER MÁS

2 Comentario
    • Y para que exista una entidad observadora tiene que existir algo, parece. La formación del ojo precede al ojo. Pero Berkeley no estaría de acuerdo, quizá.

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