
La historiografía china tradicional siempre cuenta que las dinastías empiezan con un buen emperador y terminan con uno malo.
Pero hay una excepción interesante, la de Wu Ze Tian, la única emperadora de China, que dio inicio a una nueva dinastía que acaba y empieza con ella.
Aquí se les planteaba a los historiadores la pregunta: ¿hay que considerarla como un buen primer emperador o como un mal final emperador?.
Pero en este caso, como era mujer, no lo duraron y cargaron sobre ella las más negras tintas.
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