Algunos capítulos de Silvia y Bruno son extenuantes por la sucesión de ideas interesantes.
Por ejemplo, el capítulo XI de la Conclusión, en el que los dos niños hablan con Mein Herr.

El anciano les demuestra en primer lugar cuál es la edad más segura de la vida de una persona:
«Hay razones por las que no estoy en libertad de explicar algunas cosas, pues no puedo mencionar claramente a ciertas Personas, Lugares o fechas. Sólo me permitiré hacer un comentario: el período de la vida comprendido entre los 160 y los 175 años de edad es especialmente seguro.
__¿Cómo explica usted eso? -dije.
__ De esta forma. Usted consideraría que nadar es una diversión segura si tuviese entendido que casi nadie se muere por practicar la natación. ¿No estoy en lo cierto al pensar que usted nunca oyó hablar de nadie que muriera entre esas dos edades?»
Después Mein Herr explica, en una historia divertidísima e ingeniosa, por qué en su país nunca se ahoga nadie.
Lewis Carroll: Silvia y Bruno, 354
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