Tucídides y la democracia 34

Tucídides era miembro de una familia de carácter oligárquico y uno de sus maestros fue un Antifonte al que se identifica casi con seguridad con un conocido anti demócrata. José Alsina cree que “a esa herencia antidemocrática, habría que añadir su experiencia personal y los juicios a que le condujo», y que Tucídides, «el oligarca de nacimiento», pudo haber dicho:
«Yo no apruebo la democracia, yo no veo ni fuerza ni inteligencia en la masa; pero admiro y sostengo el régimen de Pericles que, por supuesto, no tiene nada de democrático” .
Lo anterior, de todos modos, son sólo palabras que Alsina pone en boca de Tucídides para crear un discurso imaginario muy similar a los que Tucídides hace pronunciar a los personajes de su época. Habrá que examinar, creo, lo que Tucídides realmente dijo, más que lo que podría haber dicho.
David Greene es más concreto y preciso que Alsina:
“Tucídides se declara abiertamente en favor de una oligarquía moderada cuando elogia la constitución de Terámenes (-411) y enumera los defectos de la democracia como determinante del destino de su patria.»
En consecuencia, dice Greene:
“apoyaba alguna forma de cambio de gobierno que pusiera el poder en manos de unos pocos, de una élite presumiblemente más inteligente que la masa codiciosa y estúpida que fue la fuente de la autoridad desde la muerte de Pericles hasta la revolución de los Cuatrocientos” .
La diferencia entre la democracia de Pericles y la posterior consiste el hábil control ejercido por Pericles, algo que expresa con claridad Tucídides cuando dice: “De nombre era una democracia, pero de hecho el gobierno del primer ciudadano”[1].
Esta cita la busqué en la obra de Tucídides pues no se remite a ningún capítulo. La he encontrado: en II, X.
Por cierto, Tucídides añade acto seguido que, tras morir Pericles:
“Los que le sucedieron por ser iguales en autoridad” codiciaban el mando sobre los otros, y para hacer esto procuraban complacer y agradar al pueblo con deleites, aflojando en los negocios, de donde se siguieron grandes errores, como suele acontecer en una ciudad populosa que tiene mando y señorío”.
Lo que sí queda claro al leer a Tucídides, al menos para mí, es que, tras la muerte de Pericles, el historiador considera que la ciudad no sabe regirse a sí misma y, aunque critica algunos aspectos de Alcibíades, también opina que era el sucesor natural de Pericles.
Por su parte, Finley dice que la visión de una Atenas pospericlea corrupta y egoísta es:
“Una caricatura de la que, con justicia o sin ella, a Platón le corresponde parte considerable de la responsabilidad, aunque no toda; otros autores, como Aristófanes y Tucídides son también responsables «. [2]
2025: No sé si lo dije -y si lo diré- en los capítulos que restan de esta investigación que hice para mi amigo Marcos, pero algo que resulta evidente es que muchos atenienses, y en especial casi todos los oligarcas y aristócratas de Atenas eran simpatizantes, admiradores o incluso partidarios de Esparta: Platón, Jenofonte, Alcibíades, y quizá Tucídides. En la llamada libertad de Esparta veían la manera de imponer un régimen anti democrático. Es una paradoja que esa libertad espartana tuviera como ingrediente principal tener esclavizado a un pueblo entero, el de los mesenios.
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