
Casi siempre hablamos de pasiones frente a razones, de seguir o bien el corazón o bien la razón, como si fueran dos mundos opuestos. Pero Aristóteles no estaba de acuerdo con esta idea tan popular, como explico en esta entrevista con Carmen Gomar en el programa Ágora de RNE.
(Puedes escuchar la entrevista completa aquí)
CARMEN GOMAR: Tú citas también en el libro que algunos de los filósofos griegos se dieron cuenta de que encontrar la felicidad es muy fácil… modo ironía tal vez activado… Basta con autoengañarnos, comentas en el libro.
DANIEL: Sí, digamos que muchas soluciones para la felicidad, tanto las antiguas como las que nos dan hoy en día, consisten en que consigas engañarte con que hay una solución, y que es una solución fácil. Y si te lo crees, pues se supone que puedes ser feliz. Pero Aristóteles diría que no eres realmente feliz porque la verdadera felicidad es la plenitud, es el florecimiento humano, como dice Marta Nussbaum, la filósofa que fue premio Príncipe de Asturias. El florecimiento humano consiste en desarrollar todas las capacidades que tenemos, no simplemente una alegría desenfrenada.
CARMEN: Ahora que hablas de Aristóteles, Daniel, él como otros tantos decía que la felicidad era el fin supremo y proponía moderar lo desbocado, como ahora veremos que proponían también los estoicos, aunque se diferenciaba un poco porque Aristóteles decía que las pasiones pueden enriquecer la vida. Y ahí yo creo que vamos a estar de acuerdo tú y yo con Aristóteles en este caso.
DANIEL: Pues seguramente, porque yo estoy bastante de acuerdo con eso. Aristóteles no distingue entre pasión y razón. De hecho, dice que las pasiones son razones. Digamos que hay dos sentimientos muy fuertes cuando nacemos, que son huir del dolor y acercarnos al placer. Lo hacen los animales, lo hacen los bebés: vemos que rechazan lo que les causa daño y vemos que se acercan a lo que les da placer.
CARMEN: ¿Sería lo natural? ¿Sería parte de nuestra naturaleza, por decirlo así?
DANIEL: igamos que está incluso biológicamente codificado que tiene que suceder así, porque, si no fuese así, nos habríamos extinguido.
CARMEN: Claro, si no hubiésemos rehuido el dolor, pues imagínate, estaríamos… Una cuestión de supervivencia, puramente.
DANIEL: De supervivencia. Por ejemplo, el instinto de succión del pecho materno, el animal que no lo tiene está liquidado: tiene que succionar el pecho materno para sobrevivir… los mamíferos, por ejemplo. Y entonces, Aristóteles, efectivamente, dice que existen estas dos reacciones, dolor y placer, pero que las pasiones en realidad las creamos nosotros. Durante la infancia, la adolescencia, vamos definiendo lo que nos atrae y lo que rechazamos de una manera bastante más sofisticada, y que surge de la razón. Él dice que la pasión es una razón, pero es una razón muchas veces mal llevada. Lo que hay que hacer es llevar bien esas pasiones. Pero la oposición pasión contra razón no existe en Aristóteles. Es lo mismo.
CARMEN: Estamos hablando de Aristóteles, que es uno de los filósofos que tú visitas en este libro, en siete maneras para alcanzar la felicidad según los griegos.

La filosofía antigua como guía para despertar tu buen demonio y vivir en plenitud.
Hoy, perseguir la felicidad se ha convertido en una auténtica obsesión. Tan usada está la palabra que muchos la consideran vacía. Frente a la avalancha de libros que ofrecen fórmulas rápidas para sentirse bien, otros reivindican la virtud, la justicia o los principios morales. Sin embargo, los filósofos griegos y romanos ―aunque en desacuerdo en casi todo― coincidían en algo esencial: el propósito de la vida es despertar y aprender a guiar al daimon interior, ese impulso profundo hacia su plenitud. Este libro recorre siete caminos propuestos por las grandes escuelas de la Antigüedad: el platonismo y su sabiduría trascendental, el epicureísmo con sus placeres serenos, el aristotelismo y su ideal de equilibrio, el estoicismo como vía de transformación, el hedonismo que celebra el gozo, el escepticismo que cultiva la duda y el materialismo de Demócrito, centrado en el buen ánimo. Una invitación a pensar con los clásicos y redescubrir el arte de una vida lograda. COMPRAR
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