La semana pasada regresé a Berlín depués de 21 años. Como es obvio, lo que más ha cambiado es que ya no es una ciudad partida en dos.
Berlín Oriental, 1988
Tras la valla, la zona muerta, constantemente vigilada, y en la que resultaba fácil alcanzar a cualquiera que se quisiera fugar de la dictadura comunista. Al fondo, la Puerta de Brandeburgo y, tras ella, apenas visible, el muro de Berlín
Berlín Occidental, 1988
El muro de Berlín y, detrás, la Puerta de Brandenburgo
Berlín 2009
Sin vallas ni muros, solo la plaza de Brandenburgo…
…y unos cuantos edificios alrededor de la Puerta.
Antes la Puerta de Brandenburgo se alzaba solitaria en medio de la inmensa avenida Unter den linden (Bajo los tilos). Una vez derribado el muro, la Puerta debió recuperar su antigua grandielocuencia. Por eso me parece muy bien que hayan permitido construir edificios alrededor, lo que ningunea el monumento y lo deja reducido a ser una simple puerta sin más. Una manera estupenda de acabar con un símbolo asociado inevitablemente con demasiados malos recuerdos.
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