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La apuesta de Buda
(A modo de epílogo a Acerca del karma) Es muy conocida la apuesta de Pascal. Blaise Pascal era un matemático prodigioso que sufrió o disfrutó de una iluminación súbita y se transformó en un piadoso cristiano. Como todavía amaba las matemáticas, se planteó su ardiente fe como un problema de probabilidades. El enunciado de su problema era el siguiente: Podemos pensar que dios existe o que dios no existe. Si no existe, es casi seguro qué debemos decir adiós a la inmortalidad o a la vida eterna. Pero si dios existe, entonces lo más probable es que también exista la vida eterna. Pues bien, supongamos a modo de hipótesis, que…
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El origen de mis males
Lección 1 “El aire, que entra por la nariz o por la boca, llega a una bifurcación de caminos en la garganta, pasada la epiglotis. El esófago, conducto por el que transcurren los alimentos, desciende directamente hacia el estómago. El conducto aéreo pasa por detrás de la epiglotis, que cierra el paso a los alimentos y a la saliva en esa dirección, y luego atraviesa la laringe para llegar a la tráquea. Si consideramos el aparato respiratorio como un árbol invertido, la tráquea constituye el tronco”. Roger James 2020 Estas son notas o lecciones que me daba a mí mismo durante mi enfermedad, para intentar entender qué era lo que…
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Los deseos
Desear algo que no se tiene (o desear seguir teniendo algo que ahora se tiene) puede ser muy poco saludable. Si una persona se pasa todos los días lamentándose, de pensamiento o de palabra, por las cosas que no tiene, está alimentando negativamente a su cerebro. Incluso aunque no se lamente de manera explicita y se limite a desear continuamente esto o aquello en la intimidad de su conciencia, por ejemplo, tener una casa o un coche o unos amigos mejores de los que tiene, se estará perjudicando mentalmente. Ningún acto mental pasa inadvertido, todos tienen su efecto en la mente. Estos deseos no cumplidos se acumulan, repetitivos, en el…
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Las ideas y el carácter
Es un lugar común decir que el carácter de una persona no se puede cambiar. Una persona podrá cambiar de hábitos, comportarse de otra manera en determinadas circunstancias, pero la esencia de su carácter no puede cambiar. Hay niños que ya desde pequeños tienen un carácter agresivo, mientras que otros son mansos. El carácter, en definitiva, parece ser un producto biológico inevitable, inserto en nuestros genes. Siempre he sido escéptico ante este tipo de argumentos, pero no es descartable por completo que en los genes haya algo así como alelos que afecten o determinen de alguna manera los diferentes caracteres: curiosidad, agresividad, tozudez, etcétera. Sin embargo, eso no significaría necesariamente…
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Una espontaneidad muy buscada
Muchas personas tienen hábitos mentales que parecen físicos. Ellos mismos aseguran que son físicos. Por ejemplo, el primer café de la mañana. Las virtudes estimulantes de un café son difícilmente discutibles, pero pensar que uno es incapaz de librarse de la somnolencia hasta que no ha tomado el primer café, es sin duda exagerado. Lo que suele suceder en tales casos es que esa persona se despierta con el café porque durante años ha habituado a su cerebro a despertarse con el café. Su cerebro ha aprendido a la perfección la orden que asocia café y despertarse, como el recurrente perro de Pavlov, que ya ha aparecido antes por por…