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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau

Galería

Sacro y profano CUADERNO DE VENECIA
¿Inventó Coca-Cola la felicidad?
El buenánimo de Demócrito y los peligros de la envidia
Es más fácil ver que escuchar
¿Ataca Tucídides a Pericles?
David Hume
Platón, ¿creador de la filosofía evasiva?
La impopularidad del imperio ateniense
No hay una única receta para la felicidad, pero sí recetas felices

Johnson y el espectador ingenuo

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Samuel Johnson, en el postscriptum a su Defensa de Shakespeare,  termina con una encendida defensa de la ingenuidad que el espectador o el lector debería recuperar para no justificar o confundir sus meros prejuicios con valores como el refinamiento, la exigencia estética o la exigencia de verosimilitud:

«Hay muchos, y el afán de conservar mis amistades no me permite mencionar a algunos, que acuden al teatro con la crítica ya escrita. Entre ellos se encuentran los que abusan del anhelo de verosimilitud. Pero, ¿acaso no exige el disfrute de la ficción un cierto adormecimiento de la exigencia de realidad? ¿No sería más conveniente que imitáramos a los escépticos antiguos y suspendiéramos el juicio cuando asistimos a una función? El temperamento crítico es sin duda elogiable, y gracias a la necesidad que de él tiene nuestra sociedad yo me puedo permitir contar con el apoyo de suscriptores que sostienen mis empeños literarios, pero el placer suele estar reñido con el juicio severo. Presumo yo de poseer en un único cráneo dos mentes: una isabelina que se entrega a Shakespeare sin hacerse preguntas que no sean las qué él me sugiere, y otra que habita en el presente, en este siglo de hierro y vapor, que observa escondido, pero que no interviene, al menos hasta que no ha llegado su momento, cuando ya el placer de la ilusión comienza a evaporarse».


Advertencia en 2021: este texto de Samuel Johnson en realidad no fue escrito por él, ni podrás encontrarlo en su novela Justine. En realidad es un texto mío, uan torpe imitación de su estilo.


EL ESPEJO


El espejo

El espejo

«Es un placer cuando, en un libro que examino al azar, encuentro a un personaje que es como yo».

Episodios de una vida, ¿de Thomas Hardy? EL ESPEJO

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Hace muchos años, en mi revista Esklepsis abrí una sección llamada El espejo, en la que seleccionaba textos que en cierta manera eran un reflejo de mí mismo, como uno de Benjamin Constand: «El espíritu de contradicción». Tiempo después, no…

Benjamin Constant y el espíritu de contradicción

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En las conversaciones con la mujer que, la primera, había contribuido a desarrollar mis ideas, contraje una inflexible aversión hacia todas las máximas comunes y todas las fórmulas dogmáticas.

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