¿Hay lugares?
ESCRITO EN EL CIELO 15

Avión Ciudad de Barranquilla en dirección a Quito, sobre la Cordillera Negra  (y con la Cordillera Blanca al fondo)

[Domingo 28 de diciembre]

 

Las cosas más evidentes son las que a veces no se llegan a decir. Su evidencia hace que parezca innecesario, pedante o reiterativo señalarlas con el dedo. Y sucede que, por ese pudor, a veces quedan sin decir cosas que tal vez sí debieron haber sido dichas. ¿Estoy hablando de amor? Sí, del amor y de la amistad, pero también de la literatura y de este proyecto que va llegando a su fin, aunque todavía me quedan por delante muchas horas y muchos cielos, y muchos no lugares (bastantes de ellos se repetirán, pero en sentido inverso).

¿Cuáles son esas cosas evidentes que no he dicho o que no recuerdo haber dicho?

Que el cielo es un no lugar en el que no hay puntos fijos, pues sus elementos son el aire y las nubes, siempre renovándose, siempre cambiantes. Este cielo sobre las cordilleras negra y blanca será mañana el mismo y distinto cielo, es cierto, pero se define por su relación con la tierra: se puede localizar un avión en el cielo en relación al lugar terrestre que está bajo él.

De lo que quizá sí he hablado es de que, además de renovarse en su aire y en sus nubes, el cielo, dentro del universo, siempre se halla en distinto lugar, pues todos los cuerpos y componentes celestes, incluido el Sistema Solar, se desplazan en el espacio. No hay, no parece haber, punto fijo en el universo, al menos eso se piensa desde la revolución copernicana, que acabó con el punto fijo y central que era la Tierra en el universo ptolemaico y aristotélico y resquebrajó las esferas concéntricas de la Luna, los planetas y aquel Primer Motor Inmóvil que los cristianos identificaron con Dios. Desapareció así la distinción entre mundo sublunar y mundo supralunar, y con ella la separación entre lo imperfecto y lo perfecto, lo mudable y lo inmutable. Se daba hasta entonces la paradoja de que el reino de lo accidental era precisamente el mundo sublunar, a pesar de que la Tierra era el centro del Universo.

¿Y a qué todo esto?

A que, al desaparecer todo punto fijo del Universo, pierde su sentido la definición aristotélica de lugar, que tomo aquí del libro de Augé (tal como la expresa Louis Marin, que la toma de Furetière):

“Superficie primera e inmóvil de un cuerpo que rodea a otro o, para decirlo más claramente, el espacio en el cual un cuerpo es colocado”.

Ya no hay superficie inmóvil que rodee a un cuerpo. No hay lugares fijos por los que los cuerpos se desplacen. Entonces, ¿por dónde se desplazan los cuerpos? ¿Por qué podemos decir que un hombre se halla en las coordenadas x,y,z (longitud, latitud y altura) y encontrarnos con él usando estos datos tan sencillos?

Por ejemplo: “Pedro Pérez se halla en latitud 30, longitud 45, altura 45 metros”, puede corresponder a la habitación de un Hotel que se halla en un edificio de Nueva York [éste es un ejemplo imaginario]

Podemos decir que un hombre se halla en x,y,z porque ahora los lugares (y también, como hemos visto, los no lugares) se definen en relación unos con otros. Los sistemas de referencia galileanos sustituyen en cierto modo a los antiguos lugares inmóviles, pero con la particularidad de que, incluso siendo móviles, permiten definir la posición relativa de sus elementos. Así, un sistema de referencia (no sé si se llaman sistemas relativos galileanos, ya no lo recuerdo) es este avión, que se desplaza y desplaza consigo a todos sus elementos: el periódico, este cuaderno, la magdalena con pasas que aún no me he comido y a mí mismo. Todos cambiamos de lugar, aunque, si no hiciesen ruido los motores ni hubiese aceleraciones y deceleraciones y cerrásemos las ventanas, ni siquiera advertiríamos el desplazamiento, pues un lugar inmóvil y un lugar móvil a velocidad constante son indistinguibles a efectos mecánicos, como demostró Galileo.

Otro sistema de referencia es la Tierra, nuestro planeta, con sus continentes y su atmósfera. Si elegimos este segundo sistema como base de nuestros cálculos, descubriremos que el anterior sistema, el avión, se desplaza: ya no es absoluto.

Pero también podemos elegir como sistema de referencia el Sistema Solar. Entonces, la Tierra imita al avión y se desplaza por las coordenadas fijas del Sistema Solar, llevándose su atmósfera a cuestas consigo (pero no es que la Tierra esté metida en la atmósfera como en una caja, sino que la atmósfera rodea a la Tierra como un envoltorio).

A su vez, el Sistema Solar perdería su inmovilidad si tomamos como referencia la galaxia, y la Galaxia la perdería en la Vía Láctea, y la Vía Láctea en el Universo.

¿Y el Universo?

El Universo se expande.

¿Dónde?

En ningún lugar, pues crea el lugar al expandirse.

Asombrosa conclusión: el universo se expande en un no lugar.


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