• El duelo,  ficción

    Gambito de dama

    ||| El Duelo, 8

    Capítulo 8. Gambito de dama —He observado que no parece preocuparos la inminencia de la fiesta que celebrará en vuestro honor -dijo el barón a la joven Eugenia, pues éste era el nombre de la sobrina de Vivienne-. Puse a dos mujeres a vuestro servicio para que os ayudaran en la elección de un disfraz que os agrade, pero me han informado de que a sus preguntas respondéis con el silencio y que en vuestra actitud no se advierte que os preocupe o divierta la perspectiva de la fiesta. —Os ruego perdonéis mi actitud -dijo Eugenia-. No se debe al desinterés, y debo deciros que estoy muy agradecida por vuestras…

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    Juego oculto

    ||| El Duelo, 7

    7. Juego oculto —Ha desaparecido el peligro, pero os ruego que permanezcáis en vuestras habitaciones -recomendó el barón. —Decídme -pidió Frederick-, ¿qué impresión os ha causado la sobrina de Vivienne? —La mejor que podía esperarse. Es una joven hermosa y, al parecer, no carece de ingenio, aunque tal vez peca de timidez o modestia. Sus rasgos recuerdan la antigua belleza de su madre, pero en sus ojos se percibe un brillo misterioso, sin duda heredado de su padre. No ignoráis el trágico fin de aquel hombre admirable, que fue mi más apreciado compañero de juventud. —Tengo por cierto que se suicidó -dijo Frederick-. ¿Es verdad? —Sí -confirmó el barón con…

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    Variante francesa

    ||| El Duelo, 6

    6. Variante  francesa —Mi visita por fuerza ha de ser breve -dijo el Abad de Velfenhauss-, debo regresar a la Corte para intentar convencer a los indecisos del peligro que representa Francia. —Espero que no me consideréis presuntuoso si os digo que yo advertí de ese peligro antes de la caída del rey -dijo el barón, y añadió con cierta indiferencia-: aunque hoy en día muchos me miran como a un traidor.   —No soy yo quien debe juzgaros -dijo el Abad. —No intentaba pedir perdón -respondió el barón-. No me arrepiento de ninguna de mis acciones. —Sois soberbio, querido sobrino. Aunque a veces pienso que no lo merecéis, intentaré…

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    Juego medio

    ||| El Duelo, 5

    4. Juego medio —Como podéis observar -dijo el barón, extendiendo su mano ante sí-, los reveses de la guerra, de algunos de los cuales se me acusa veladamente, me han permitido dedicarme por entero a la amable tarea de cuidar mis jardines. —En efecto, he observado que habéis plantado glicinas azules -dijo Frederick-. Su belleza se contagia a las demás plantas, los agavanzos adquieren un suave color rosado, las amapolas se tiñen de un rojo luminoso, los lirios semejan ser oro puro y las prímulas compiten con el amarillo solar. —No creo que todo ello se deba a las glicinas -objetó el barón con aire divertido-, pienso más bien que…

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    Ataque y defensa

    ||| El Duelo, 4

    4. Ataque y defensa —No ignoráis el peligro al que me expongo permitiendo que os refugiéis en mi casa. —No lo ignoro, barón, pero confío en que los lazos familiares que nos unen os impidan denunciarme: sería mi muerte. —Haríais mejor confiando en el aprecio que os tengo, pese a nuestras desavenencias. Si me moviesen razones de parentesco, debería denunciaros a mi tío, el Abad de Velfenhauss, que mañana me visitará. Habéis llegado en un mal momento. Será difícil esconder vuestra presencia a la sagacidad de mi tío. —Lo conseguiréis -dijo Frederick con firmeza-. Pensad que no solo soy perseguido por mis ideas, sino que, lo que es más grave,…