• Ética de Aristóteles y Demócrito

    2.3 Los bienes exteriores

    Para Demócrito, “la felicidad o desgracia humana no puede depender del azar ni de los dioses (fr.691)”, algo que Aristóteles expresa de muchas maneras. Asimismo, “ni el cuerpo ni las riquezas proporcionan felicidad a los hombres, sino la rectitud y la prudencia” (lamentablemente, también queda fuera de los límites de este trabajo analizar la gran importancia que para Aristóteles tiene la prudencia, virtud dianoética, como mejor guía para alcanzar la felicidad[1]). Y a pesar de que las riquezas no son la felicidad, Demócrito no las rechaza de manera absoluta: “Procurarse riquezas no es cosa inútil, pero es el peor de los males si su origen es la injusticia (fr.910)”. En…

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    2.2 La felicidad es el bien supremo y el fin de la vida

    Según Cicerón, la cuestión ética fundamental de la felicidad fue importantísima para Demócrito: “Demócrito descuidó sus bienes y su fortuna para buscar la felicidad, que hacía consistir en el conocimiento de las cosas; de esta investigación de la naturaleza quería que se originase el buen ánimo” (fr.740). La cita de Cicerón nos permite hablar sin más preámbulo de aquello que Demócrito considera el bien supremo. En efecto, Demócrito, del mismo modo que lo hará Aristóteles, se pregunta cuál es el fin de la vida humana y concluye que es «el buen ánimo» (fr.735). Este buen ánimo no es otra cosa que la felicidad (fr.739). La coincidencia con Aristóteles es en…

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    2.1 La ética de Demócrito

    El catálogo de las obras de Demócrito, enumera ocho tratados dedicados a la ética: “Pitágoras”, “Sobre la disposición de ánimo del sabio”, “Sobre el Hades”, “Tritogenia”, “Sobre la valentía o sobre la virtud”, “El cuerno de Amaltea”, “Sobre el buen ánimo” y “Apuntes morales”. También se menciona otra obra perdida, que se llamaría “Bienestar” (fr.277). La atribución de alguna de estas obras a Demócrito es discutida, pero no cabe duda de que su número expresa claramente la preocupación del abderita por las cuestiones éticas. Queda fuera de las posibilidades de este trabajo, por otra parte, examinar hasta qué punto es lícito hablar de ética, entendida como una disciplina conscientemente elaborada,…

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    1.9 La felicidad en la adversidad

    Por último, Aristóteles expone de nuevo la cuestión de los bienes exteriores, pero esta vez para analizar sus consecuencias. Si es cierto el dicho de Solón de que no podemos llamar feliz a un hombre hasta que sepamos cómo acaba su vida[1], la felicidad sería algo voluble y cambiante, a merced de las circunstancias[2]. Sin embargo, esta conclusión no es necesaria, dice Aristóteles, porque la felicidad depende de las acciones virtuosas (de cumplir esa función intelectiva propia de la naturaleza humana), de tal modo que el hombre virtuoso lo es toda su vida, si es que ha de serlo de un modo excelente[3]. Las circunstancias externas no pueden, pues, cambiar…

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    1.8 ¿Cómo se puede acceder a la felicidad?

    Vuelve con esto Aristóteles a una pregunta que se hacía al principio y a la que no me he referido en su momento (para poder hacerlo aquí de un modo más completo): si la felicidad radica en nosotros o si es exterior, y, si radica en nosotros, si puede adquirirse por la costumbre, el estudio o algún otro ejercicio[1]. En efecto, al inicio de su tratado, planteaba Aristóteles el hecho de que, al parecer, “para ser capaz de ser competentemente un discípulo de las cosas buenas y justas, y en suma de la política , “es menester que uno haya sido bien conducido por sus costumbres”[2]. El punto de partida,…