El aparato directamente conectado con el exterior puede percibir información no digitalizada, pero todo parece indicar que la conversión de esas afecciones o estímulos en información por parte del cerebro…
Si profundizamos un poco en el modo en el que el cerebro obtiene la información, cada vez resulta más difícil admitir que no existan unidades mínimas de información.
Lo que Searle nos propone con su habitación china es, en definitiva, imaginar una máquina que ha superado el test de Turing en su máximo nivel de exigencia.