Quizá sería más razonable acostumbrarnos a aceptar que muchos sucesos no tienen otra conexión que su coincidencia temporal, o incluso tan solo su coincidencia en nuestro propio cerebro.
Mientras que los niños desean leer siempre el mismo cuento, los adultos suelen necesitar constantes novedades.
“Él es el hombre que dividió el segundo, una acción tan dramática y de gran alcance como la división del átomo”.