• Prensa, televisión y revolución

    John Milton decía en su Areopagítica: “Los libros sé yo que son tan vivaces y vigorosamente medradores como aquellos dientes fabulosos del dragón; y desparramados acá y acullá pueden hacer brotar gentes armadas”. Del mismo modo que la imprenta y los libros trajeron revoluciones y cambios a tantos lugares, McLuhan actualizó ingeniosamente esta idea al decir que la televisión es la mayor causa de revoluciones, pues muestra a quienes no tienen nada cómo viven otros a los que les sobra de todo, y provoca que se pregunten: «¿por qué esos tienen tanto y yo tan poco?» Les hace darse cuenta de que no está en la naturaleza de las cosas…

  • John Milton y la libertad de imprenta

    Areopagítica es el alegato de Milton en favor de la libertad de imprenta. El libro está dirigido a los miembros del Parlamento, a los que pide que retiren la Orden de que los libros hayan de recibir licencia, y con ello examen previo, antes de poder ser editados. Ataca Milton en particular el intento de censura: «Otra clausula, la relativa a la necesaria licencia para los libros, que se nos antojaba con sus hermanas cuaresmal y matrimonial fenecida al extinguirse los prelados…» Esto demuestra que hay que tener cuidado cuando se habla de los puritanos, puesto que Milton, que era puritano, era también partidario de la libertad de prensa, del divorcio…

  • Defensa del error por Milton y Selden

    Esto que Milton atribuye a Selden recuerda mucho a algunos de los mejores pasajes escritos siglos después por Stuart Mill en Sobre la libertad: «Selden demuestra… que todos los pareceres, es más, todos los errores, conocidos, leídos y cotejados, son de capital servicio y valimiento para la ganancia de la verdad más cierta». (Areopagítica) John Selden,  considerado por Milton el más sabio de la época, es un personaje muy interesante, gran  experto en leyes y en religión comparada, hizo esa defensa del error en un libro dedicado a la ley natural y el derecho de gentes entre los hebreos: De jure naturali et gentium juxta disciplinam Ebraeorum, en 1640. También el propio Milton…

Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau