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La gran sabiduría y la pequeña
El gran Saber todo lo abarca El pequeño todo lo divide. Las grandes palabras son fuego. Las pequeñas, balbuceos inútiles. Durante el sueño, las almas de los hombres se funden, se entremezclan. En la vigilia, los cuerpos se despiertan y se animan. En el contacto con las cosas, el corazón del hombre se enreda y lucha: prudencia, astucia, calma. Los pequeños miedos le inquietan. Los grandes le paralizan. Rápido como una flecha se lanza a distinguir la verdad de la mentira. Obstinado como el que ciegamente jura y se aferra a la victoria. Igual que en otoño e invierno, se apagan los días del hombre. En el mar de…