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Breve historia de la decadencia de la lengua filosófica francesa
Comienzo aquí una pequeña antología que recogerá textos filosóficos franceses desde sus orígenes hasta su decadencia, pasando por su larguísimo esplendor. No es una decadencia absolutamente lineal y fatal, y hay muy honrosas excepciones, pero es una pena que en el XIX, y sobre todo en el XX, los pensadores franceses, antiguos maestros de Europa y del mundo en el hablar claro y preciso, fueran haciéndose cada vez más abstrusos, enrevesados y pretenciosos, hasta acabar resultando, en algunos casos, ininteligibles, y demasiado a menudo hinchados como pompas llenas de nada. Hoy un breve texto de Braudillard: “Nunca llegaremos al destino, aunque se trate del Juicio Final, ya que estamos separados…
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Leibniz y la claridad: los antiguos y los modernos
En La Vorágine inicié una Brevísima historia de la decadencia de la lengua filosófica francesa, con un texto de Braudillard. Antes de añadir nuevos capítulos, vale la pena leer un fragmento de una de las autobiografías de Leibniz. En esta autobiografía, escrita en tercera persona, Leibniz se lamenta de la manera de escribir de sus contemporáneos. “Y quiso la casualidad que se encontrara primero con los antiguos. En un comienzo le fue imposible comprenderlos, pero gradualmente pudo hacerlo hasta que por último consiguió dominarlos plenamente. Y como todo el que camina bajo los rayos del sol adquiere poco a poco un tinte bronceado, aunque haga incluso otra cosa, así había…