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El origen de la idea de Dios
Tras decir que “A partir de que la existencia necesaria se contiene en nuestro concepto de Dios, se concluye rectamente que Dios existe”, Descartes se queda tan tranquilo (La idea de Dios implica su existencia). Recupera así sin ningún pudor el argumento ontológico de Anselmo de Canterbury, que sin duda aprendió con los jesuitas, y echa por la borda todo lo conseguido con su duda metódica. Es decir, puesto que podemos imaginar el concepto de un dios perfecto, y puesto que un dios perfecto además de poder existir debería existir de hecho, entonces Dios existe. A continuación, anticipándose, aunque muchos siglos después, a la objeción que el monje Gaunilo hizo…