Palabras en el viento

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«La palabra no es como el soplar del viento. El que habla expresa razones, mas estas razones no son algo permanente. ¿Habla realmente? ¿O es que acaso no habla? Imagina que sus palabras son diferentes al piar de un pajarillo. ¿Se distinguen? ¿O acaso no se distinguen?

¿Cómo ha podido ocultarse el tao hasta el punto de aparecer la distinción entre lo verdadero y lo falso? ¿Cómo se ha podido ocultar la palabra hasta el punto de aparecer la distinción entre el «es» y el «no es»? ¿Hay lugar donde el tao no exista? ¿Será imposible la palabra?

 [Zhuangzi Libros interiores Libro 2. Qí wù lùn (齊物論). Capítulo 1.Identidad de las cosas y discursos (o  Identidad de los seres) Apartado III]

 

Si en el pasaje anterior («El maestro de todos») encontré ciertas dificultades de interpretación básica, aquí también las encuentro, aunque no por las mismas razones.

Pensemos en la primera frase: «Las palabras no son como el viento».  Yo la interpreté en una ocasión en cercanía con frases como la shakesperiana «La sangre es más espesa que el agua».

Entendí que Zhuangzi decía que las palabras no son mero aire, simple viento sin significado, a pesar de ser en esencia aire que se convierte en sonido. No son tan solo una emisión de viento que sale de nuestras bocas, porque también tienen significado. Eso es lo que parece confirmar la siguiente frase: «El que habla expresa razones, más estas razones no son algo permanente», algo que podemos comparar sin duda con aquella sentencia clásica de griegos y latinos «Verba volant, scripta manent», es decir, lo hablado vuela, lo escrito permanece, que es lo que dijo Cayo Tito al senado romano para resaltar lo importante que era los acuerdos quedaran escritos y no se hicieran mediante un pacto verbal, porque después esos pactos cada uno los recordaba según le conviniese. Desde este punto de vista podríamos intentar hacer una clasificación:

Aire: Que no significa nada.

Aire que significa algo pero no es permanente: la palabra oral.

Aire con significado y permanente: Lo escrito.

Esto nos podría llevar a muy interesantes reflexiones acerca de lo oral y lo escrito, porque al parecer la frase «Scripta manent verba volant» tiene dos interpretaciones por completo opuestas.

Lo habitual es entender que es un elogio a la permanencia que nos ofrece la escritura, frente a la volatilidad de lo hablado. Sin embargo, en la antigüedad parece que la interpretación preferida era otra: lo escrito está muerto, inmóvil, no cambia, mientras que lo oral está vivo y en perpetuo cambio, vuela de aquí para allá. Platón se refiere a esta condición defectuosa de lo escrito y elogia el discurso de Sócrates. La paradoja es que lo hace mediante diálogos escritos, en los que fija la imagen de Sócrates para la posteridad.

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Sócrates por Johann Gottfried Schadow

Es bastante común encontrar un desprecio a lo escrito y a las disputas filosóficas en textos filosóficos, como sucede en el pasaje que estoy comentando del Zhuangzi, que, como se puede comprobar, está expresado de una manera muy disputadora e intelectual.

Así, Zhuang zi se lamenta de esa perdida del tao:

¿Cómo ha podido ocultarse el tao hasta el punto de aparecer la distinción entre lo verdadero y lo falso? ¿Cómo se ha podido ocultar la palabra hasta el punto de aparecer la distinción entre el «es» y el «no es»?

El maestro Zhuang parece sufrir por esas continuas disputas y artilugios retóricos y sofísticos, por ese retorcerse del lenguaje, por ese cambiar el sentido de lo inmutable, pero él, en definitiva, no hace otra cosa a lo largo de todo su libro, por lo que nos encontramos, como sucede a veces con Platón, con uno de esos casos de esquizofrenia reflexiva, en los que un autor deplora el ingenio de manera muy ingeniosa. Baste con ver cómo termina el pasaje comentado:

«Cada una de estas escuelas afirma lo que la otra niega, y niega lo que la otra afirma. Si queremos afirmar lo que los otros niegan y negar lo que los otros afirman, nada mejor que una mente iluminada».

¿Y por qué íbamos, nosotros que echamos en falta esa supuesta y mítica unidad de las cosas desear «afirmar lo que otros niegan y negar lo que los otros afirman»? ¿No sería eso alejarnos también del tao y jugar con los conceptos contradictorios?

La verdad es que, a pesar de mi afecto y admiración hacia Zhuang zi, siempre me ha molestado un poco la soberbia y la contradicción de los ingeniosos (y él los supera quizá a todos) que se quejan de que hay demasiados ingeniosos por el mundo. De los que critican que se haya perdido una supuesta indiferenciación pura primigenia a causa de tantas disputas y paradojas sin sentido, pero que se dedican fundamentalmente a crear nuevas y hermosas paradojas. Creo que eso no es jugar limpio.

Volvamos a lo de las palabras que vuelan y lo escrito que permanece. En El guión del siglo 21, al hablar de las novedades que suponía el mundo digital, propuse una variante de aquel clásico «Scripta manent, verba volant», que es la siguiente: «Bytia volant et manent». Es decir: «Los bits vuelan y permanecen».

La distinción entre lo oral como cambiante y lo escrito como permanente se transforma y casi se diluye ahora, porque en el mundo digital de los ordenadores e internet lo textual se modifica continuamente (como hago yo cada vez que reviso una de estas entradas acerca del Zhuangzi), pero también permanece en un soporte que se puede compartir con otros, más allá del interior de mi cerebro y mi memoria. Incluso se podrían rastrear la evolución de cada texto, por ejemplo al recuperar las versiones anteriores (algo que ofrece el sistema que empleo para escribir estas páginas, WordPress).

Creo que lo importante es que no solo lo textual, sino también lo oral e incluso lo audiovisual (oralvisual) tiene en el mundo digital las características volanderas y cambiantes de la antigua oralidad y, al mismo tiempo, la permanencia que parecía reservada  a la palabra escrita, de ahí lo de scripta manent verba volant sed bytia volant et manent (Lo escrito permanece, lo hablado vuela, pero los bits vuelan y permanecen).

Pero todavía no se ha dicho todo acerca del viento y la palabra en Zhuangzi…

Continuará…

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ENTRADAS PUBLICADAS EN «LECTURA DEL ZHUANGZI»

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TEXTOS COMPLEMENTARIOS

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