Entrevista con Juan Pablo Silvestre en Mundo Babel

Una extensa e intensa entrevista, como no podía ser de otra forma, con Juan Pablo Silvestre en su legendario Mundo Babel. Tratamos muchos temas, que después él ordenó en un complejo collage.

Aquí he seleccionado las mejores partes de nuestro diálogo.

ESCEPTICISMO ES MIRAR CON ATENCIÓN

DANIEL: Hola, soy Daniel Tubau, escritor, y esto es Mundo Babel.

JUAN PABLO: Daniel Tubau, escritor, guionista, director de televisión, profesor… La última vez que charlamos, querido Daniel, fue sobre el arte del engaño. Desde el punto de vista chino. No has podido dejar de escribir… Cómo triunfar en cualquier discusión… Yo creo que ahí no hablamos, porque directamente me prohíbo a mí mismo discutir.

DANIEL: Ah, sí, mira…

JUAN PABLO: Con lo cual este libro era como casi innecesario.

DANIEL: No fuese a ser que te estimulase a volver a la discusión, ¿no?

JUAN PABLO: Claro, pero aquí tenemos sobre la mesa un título perfecto para este preciso instante, en tiempos de elecciones y en otros varios. ¿No?

DANIEL: Es un momento muy especial y muy adecuado para ser escéptico, ¿no? A lo mejor deberíamos aplicarlo un poquito antes de votar. Para luego no sentirnos decepcionados.

JUAN PABLO: Seguramente. Si quieres vamos a la etimología directamente.

DANIEL: Exactamente.

JUAN PABLO: Que suele ser muy aclaratoria en general.

DANIEL: Mucho y en este caso especialmente, porque el escepticismo viene de skepsis, y skepsis lo que quiere decir es «seguir investigando», «mirar con atención», «buscar». Es decir, que un escéptico no es alguien que dice: «Nada se puede saber» y entonces se dedica al nihilismo puro, sino todo lo contrario, es alguien que investiga, que sigue buscando. Incluso puede tener el deseo de encontrar la verdad, pero sabe que seguramente no la va a encontrar. Pero el camino mismo ya es una buena recompensa.

JUAN PABLO: De la felicidad, de lo que los antiguos escépticos nos muestran en los momentos críticos junto a Daniel Tubau y el ruido de fondo.

Los escépticos toman la Academia de Platón

Durante la entrevista, hablamos de cómo surgió el escepticismo en la Academia de Platón. Este es un asunto al que dedico muchos capítulos del libro, tanto por el escepticismo de pensadores académicos como Arcesilao o Carnéades, como por el de Sócrates. Incluso, aunque pueda parecer sorprendente, aparece el escepticismo del propio Platón.

JUAN PABLO SILVESTRE
La democracia griega, a la que no tenían acceso los extranjeros. De la misma manera que en Roma o en Estados Unidos hoy, no cualquiera tiene acceso al primer nivel de ciudadanía. Metecos se llamaban. Entre sus obligaciones, participar en la guerra y pagar impuestos debidamente. Con todo y con ello, había gente que desconfiaba del sistema. Daniel, ¿quiénes eran?

DANIEL TUBAU
Los escépticos… hay dos escuelas principales. Una es la de los escépticos académicos, porque surgieron en la Academia de Platón, a pesar de que Platón se considera un filósofo dogmático por lo general.

JUAN PABLO
Perdona que te haga una cita a pie de página, Platón. Más o menos suena, ¿no? Por amor platónico y alguna cosa que ha quedado ahí. Que es lo último que se podría decir del amor, ¿no?

DANIEL
Exactamente. Sí, bueno, Platón es uno de los filósofos principales de la antigüedad. Hay, por ejemplo, un escritor, filósofo y matemático, Whitehead, el amigo de Bertrand Russell, que dijo que toda la filosofía occidental es una nota a pie de página a Platón. Curiosamente, Platón era discípulo de Sócrates, que dijo: «Sólo sé que no sé nada,» lo que revela un escepticismo muy claro.

JUAN PABLO
Y el primero que fue obligado, según la historia conocida, a tomar la cicuta por ello.

DANIEL
Exactamente, por sus ideas y por cuestionar las ideas de la ciudad y de los dioses de la ciudad, y  porque pervertía a la juventud. Fue condenado a beber la cicuta. Pero Platón en sus diálogos, en los que está siempre Sócrates como protagonista hablando con otras personas, son diálogos donde raramente establece una idea de manera dogmática, completamente, sino que dice: «Bueno pues a esto hemos llegado, no tenemos muy clara la solución y habrá que seguir pensando».

Y resulta que en la escuela, en la Academia de Platón, la que él fundó y que da nombre a todas las academias, uno de sus directores, Arcesilao, introdujo el escepticismo de manera clara. Y a partir de ahí hubo como 150 años o 200 años de escepticismo académico.

NO ES LO MISMO UN GRUPO QUE UN REBAÑO

El instinto grupal nos lleva a dejar de pensar y a no cuestionar las ideas de nuestro grupo ideología, religión o asociación. Pero el escepticismo nos permite tener una identidad múltiple y no formar parte de ningún rebaño. Pensar con sensatez, e inevitablemente con escepticismo.

JUAN PABLO SILVESTE: Daniel, mucho escepticismo en tu libro; pero fuera, la fe, los sentimientos desbocados, detecto…

DANIEL TUBAU: Exactamente, buscar una seguridad, un grupo, unirte bajo una bandera…

JUAN PABLO: Bueno, hablas de un grupo, pero podría ser un rebaño…

DANIEL: Sí, sí, es un grupo que es un rebaño… Prácticamente siempre ese grupo es un rebaño, efectivamente. el instinto grupal digamos, la necesidad de grupo… pues sí, nos lleva, evidentemente, al rebaño. No es que no debamos agruparnos, no es que no debamos colaborar, pero, claro, lo que no podemos hacer es meternos en un grupo y ya dejar nuestro cerebro en otro lugar y seguir nuestra vida como si ya no pudiésemos cuestionarnos las cosas. En ese sentido yo creo que los escépticos van contra esa tendencia, yo también intento ir contra esa tendencia y, bueno, me siento muy muy cercano a ellos. No me definiría como escéptico exactamente, porque no me defino como nada en concreto, pero estoy cerca.

JUAN PABLO: No te defines, sin embargo tus libros sí te definen.

DANIEL: Sí, claro, digamos que soy esa especie de producto… Bueno, algo parecido decía Borges: él iba escribiendo cuentos… Decía: «Vas escribiendo líneas y líneas, cuentos, ensayos, y al final te das cuenta de que todas esas líneas están trazando un retrato que es el tuyo». Casi todos mis libros tienen que ver con el cuestionamiento de algo, de algo que se cree seguro; por ejemplo tengo uno que es Elogio de la infidelidad, y ahí cuestiono la fidelidad y defiendo la infidelidad, y la defiendo además en el amor, en el sexo, en la política e incluso en la amistad, lo que puede parecer un poco escandaloso… Pero no, yo creo que es una buena defensa.

Y en Nada es lo que es, otro libro, ataco la idea de la identidad y que necesitemos una identidad definida. Por eso, yo no me defino con una identidad única. Digamos que tendría una identidad múltiple que, como tú dices, es lo que hago, lo que vivo y lo que escribo. Esa sería mi identidad en todo caso.

CÓMO TENER LA MITAD DE PROBLEMAS

El tema de realidad y apariencia, es una constante en la historia del escepticismo, también en las filosofías que consideran que lo que llamamos realidad es solo una ilusión, maya en la India.

JUAN PABLO SILVESTRE: Toda es apariencia, maya.

DANIEL: La realidad, ¿no? Claro, pues si, estoy hecho un lío, pero disfruto con ello, como un buen escéptico. digamos de estos ignorantes y felices, no pasa nada. Me gusta estar hecho un lío, me gusta la incertidumbre… y si empiezas a disfrutar de ello, bueno, pues evidentemente has conseguido enfrentarte a lo que era un problema, y ya no es un problema.

Como dirían los budistas, si tienes un problema, y además tienes un problema porque tienes un problema entonces tienes dos problemas: por lo menos elimina uno. Elimina el problema de tener un problema.

JUAN PLABLO: Si eres un fabricante de sillas o un usuario deberás sentarte.

DANIEL: Exactamente.

JUAN PABLO: O en el suelo o en la silla.

DANIEL: Y que te aguante la silla.

ANTÍSTENES, EL CÍNICO ORGULLOSO

El orgullo de Antístenes, Diógenes y otros cínicos que presumen de despreciarlo todo.

JUAN PABLO: Busco un hombre por las calles de Atenas, Diógenes, con un candil. Busco un político honrado, Daniel, sabio Calícrates.

DANIEL: Sapientísimo.

JUAN PABLO: Sapientísimo.

DANIEL: Diógenes era bastante presuntuoso. Sabes que los cínicos que vivían alejados del mundo, sin embargo, tenían bastante presunción. Hay una anécdota muy curiosa en la que Diógenes entra en… creo que no es Diógenes, quizás sea Antístenes… uno de los dos cínicos, que entra en la casa de Platón y empieza a pisotear sus alfombras, las alfombras de Platón, que eran unas alfombras espectaculares, muy bonitas , y empieza a pisotearlas. Y entonces Platón le dice: «Pero ¿qué haces Antístenes? ¿qué estás haciendo?» Y Antístenes dice: «Pisoteo el orgullo de Platón». Y Platón le respondió: «Con otro orgullo, Antístenes con otro orgullo».

Del orgullo y soberbia de los sabios de Grecia y de China que dicen renunciar a todo he hablado en mis Paseos con Zhuangzi, en especial en la sección La soberbia modestia de los cínicos griegos.

ESCEPTICISMO Y CINISMO

JUAN PABLO: Ike y Tina Turner, acompañados por las Ikettes en directo. Jamás pudo superarlo, en mi modesta opinión, el rythm and blues salvaje y directo. Después llegaría Spector y más adelante el Business International. Ese mismo que siempre me produjo un cierto escepticismo, no exactamente cinismo.

DANIEL: Sí, se suele entender muchas veces el escepticismo como una especie de cinismo: que no te interesa nada. También como incredulidad en el mal sentido, como alguien que es incrédulo ante cualquier cosa que se le presente. Yo diría que los escépticos a veces pueden creer en que algo, por ejemplo, algo que opinan que puede ser más verosímil, como decía Arcesilao, o puede ser más probable, como decía Carneades, otro escéptico. Pero lo que no son, son crédulos. No sé si son incrédulos, pero lo que no son es crédulos, eso es seguro. Entonces, si eres escéptico, no tienes por qué aplicar una incredulidad total hacia todo; pero sí que dudas de que haya una verdad que se pueda demostrar, absoluta y totalmente para siempre.

JUAN PABLO: Cinismo es subir la apuesta sobre el escepticismo.

DANIEL: El cinismo, en realidad es anterior. Fueron primero los cínicos y luego los escépticos. Pero, sí la famosa escena de Diógenes, el cínico, en su tonel con un joven Alejandro Magno, que llega en el principio de todo su poder y le pregunta dos o tres cosas para medirse, y le pide al final, en fin, tú seguro que lo cuentas divinamente: «¿Hay algo que pueda hacer por ti?

DANIEL: Y él contesta: «Apártate, que me estás quitando el sol».

JUAN PABLO: La respuesta de Alejandro, volviéndose a sus palmeros y compañeros, pajes, para no quedar mal, absolutamente mal, fue: «Si no fuera Alejandro, a mí lo que me gustaría ser es Diógenes».

DANIEL: Exactamente, así es.

PROMESAS ESCÉPTICAS

Razones por las que los escépticos no han tenido tanto éxito como los estoicos y otras filosofías que lo prometen todo.

JUAN PABLO: Pérez Prado, Fellini, la Dolce Vita, la escéptica pero sofisticada Dolce Vita. Dinero, poder, reconocimiento social.

DANIEL: Una de las cosas que digo en el libro es que los escépticos a lo mejor no han tenido tanto predicamento, o no han sido reivindicados todavía, porque no pertenecen al nutrido grupo de los farsantes, de los que te ofrecen una fórmula mágica, algo como «Con esto podrás ser feliz para siempre». «Si te unes a este partido político, entonces vas a estar en el lado correcto de la historia». «Si sigues esto, llegarás a conseguir las metas que te propones», etc. Los escépticos te dicen: «No, no te voy a prometer todas esas cosas». Por lo tanto, no hace cola la gente en las escuelas escépticas, no van a entrar porque no tienen esa promesa de poder, de prestigio inmediato, de poder afirmar las cosas como si lo supiesen todo, como una revelación.

ESCÉPTICOS Y ESTOICOS

Lo que ofrece la filosofía escéptica en estos tiempos y la paradoja del conformismo estoico que no te libra de morir como Séneca.

JUAN PABLO: Depresión, políticos corruptos, medios sensacionalistas, vendedores de humo, guerra civilistas, escepticismo.

DANIEL: Sin duda, sin la más mínima duda. Si yo pienso en qué filosofía, qué pensamiento es el que se echa de menos ahora, sin ninguna duda yo diría el escepticismo, el marcar una distancia con todos estos vendedores, predicadores, populistas, gente que nos dice que tiene la respuesta, etcétera, y marcar esa distancia, y no dejarnos llevar por la corriente, no dejarnos llevar por el rebaño. Citando ahora a un estoico, Séneca, que decía: «Hay que ir donde se debe ir, no donde se va».

JUAN PABLO: Bueno, José Mota decía: «Si hay que ir, se va».

DANIEL: Si hay que ir se va, pues sí…

JUAN PABLO: Pero el propio Seneca recordarás, seguro.

DANIEL: Los estoicos, en cierta manera, de eso hablo un poquito también en el libro en algún momento, los estoicos, digamos que era la filosofía más adecuada para el imperio. Fíjate, una cosa muy curiosa…

JUAN PABLO: Aunque él acabó en un baño abriéndose las venas.

DANIEL: No es una garantía de ningún tipo. No es una garantía ser de una escuela filosófica. Ya puedes resignarte, decir que sí a todo, lo que tú quieras, que igualmente te vas a cortar las venas. Te van a obligar a cortarte las venas.

CICERÓN ESCÉPTICO

DANIEL TUBAU: Soy Daniel Tubau, escritor, profesor, guionista, Mundo Babel.

JUAN PABLO SILVESTRE: Sabios, ignorantes y felices en fechas electorales. ¿Qué pensaría un escéptico?

DANIEL: Depende de qué escéptico fuese. Si fuese, por ejemplo, Cicerón, el famoso Cicerón, que era escéptico, a pesar de que muchos investigadores decían que era estoico, que era incluso aristotélico. Pero él se declara constantemente escéptico y dice: Yo soy escéptico de la academia. Cicerón, seguramente, como también era político y juntaba su filosofía escéptica con la práctica política, a lo mejor hasta recomendaba hacer eso. Porque pensaría que sería una buena estrategia para conseguir votos, y entonces estaría dispuesto a mentir, a deformar la realidad, o alguna de estas cosas que era lo que se le reprochaba a veces a Cicerón: que por un lado llevaba su visión de la filosofía desde el punto de vista escéptico y, sin embargo, después proclamaba la verdad de los oráculos, por ejemplo, en los que no creía. Pero defendía que eso era bueno para que el pueblo estuviese contento y satisfecho, por ejemplo. Esas contradicciones también se dan en los escépticos, incluso.

JUAN PABLO: Ay, Marco Tulio, y aquellas catilinarias que después de todo eran falsas.

DANIEL: Sí, no hemos inventado nada.

JUAN PABLO: Y sin embargo, tú, de pronto, traes a la memoria a estos sabios, a los que llamas, tú, ignorantes y felices, a la palestra, para enseñarnos ¿qué exactamente?

DANIEL: Bueno, para enseñarnos unas cuantas cosas que podrían ser… En primer lugar, a dudar de todo, a dudar de cualquier certeza que nos domine, aunque creamos que tenemos muy buenas razones. Eso por un lado. Después, a escuchar también a los demás, escuchar las razones contrarias. Arcesilao el escéptico escuchaba primero lo que decían los rivales, luego intentaba refutarlos, y luego todavía les daba la oportunidad a quienes hablaban de ofrecer la conclusión ellos en vez de él. Digamos que una tolerancia hacia la opinión ajena, no pensar que ya es completamente segura la tuya.

DESCARTES Y LA DUDA

JUAN PABLO: Pienso, luego existo; existo, luego pienso, ¿qué me pasa doctor?

DANIEL: Claro, tú sabes que, bueno, sabes perfectamente, ¿no? que Descartes es la duda metódica. Se supone que a partir de la duda es donde empieza él a fundar la filosofía moderna, y por lo tanto digamos que Descartes claramente recurre a los escépticos, toma de los escépticos toda esa puesta en cuestión del mundo: ¿y si todo fuese mentira?, se empieza a preguntar Descartes. ¿Y si yo no existiese? ¿Y si hubiese un genio maligno que me está diciendo todo, y yo creo que el mundo es de una manera pero es el genio maligno el que me lo dice? Entonces lo pone en duda todo, absolutamente. Pero después, curiosamente, y ese es un aspecto que se va a dar muchas veces en la historia de la filosofía, después sin embargo establece un sistema dogmático. A pesar de haber partido el escepticismo… Esto lo hacen muchos filósofos: usan el escepticismo para destrozar a todos sus rivales, pero no se lo aplican a sí mismos. Ahí es donde se paran, dicen: «Los escépticos demuestran que nadie tiene razón y que hay muchas explicaciones y que ninguna de ellas tiene la verdad, así que todos los sistemas filosóficos no son fiables… Ahora bien yo tengo la verdad, porque me lo ha dicho Jesucristo. O el propio Descartes que obtiene la verdad porque dice que tiene ideas innatas, que él sabe que son verdad.

JUAN PABLO: Podría ser al revés la frase: existo luego pienso.

DANIEL: Si, seguramente tal vez sería más sensato. Habría que pensarlo, o que existirlo, habría que existirlo, pero creo que sería más sensato

Acerca de Descartes he publicado mucho en esta página. Por ejemplo un extenso comentario los Principios de filosofía de Descartes.

DÓNDE ESTÁ LA VERDAD

JUAN PABLO: ¿Dónde estará la verdad?

DANIEL: Los escépticos pirrónicos buscan la verdad y creen que, buscando la verdad, se llega al final a la conclusión curiosa y paradójica de que tienen que suspender el juicio, lo que llaman la epojé, hay que suspender el juicio porque las razones para un lado y las razones para el otro son equivalentes, y resulta que ellos dicen, esa tendencia escéptica dice, que esa suspensión del juicio les lleva a la indiferencia, y por tanto a la felicidad. Curiosamente el proceso de búsqueda de la verdad conduce a la felicidad.

En el otro caso de los escépticos académicos no está tan clara esa relación de que la búsqueda de la verdad te lleve a la felicidad, excepto porque disfrutas con ello. Por ejemplo, te digo, en mi caso particular, yo siempre he disfrutado mucho buscando la la verdad y dándome cuenta de que me equivocaba. Cuando he descubierto que me equivocaba en una cosa, para mí eso siempre ha sido un placer desde ya la adolescencia. Entonces yo creo que eso es muy bueno, porque entonces estás dispuesto a cambiar de opinión. A mí cuando de pronto alguien me refuta y me da razones mejores que las que yo tengo… yo digo: «Ah pues muchas gracias, realmente me siento mucho mejor ahora». Como decía Agustín de Hipona, el santo San Agustín, que decía: «En la discusión el que pierde gana», porque si has perdido has descubierto que no sabías algo, y ahora sabes eso un poco mejor que antes.

JUAN PABLO: No parece que en los mítines y en las tertulias esto sea tendencia.

DANIEL: No, no, no, no, no, no, exactamente, todo lo contrario. Lo único que les hace felices es ganar, o pensar que han ganado, digamos, tener la sensación de que han ganado una discusión, aunque sea de la manera más tramposa.

CENSURA

JUAN PABLO: Desde el bulevar de los sueños rotos, promesas vacías, votos comprados, maniobras distractivas permanentes, clientelismo, escépticos. De ayer a hoy…

DANIEL: Esencialmente yo creo que la necesidad o la búsqueda obsesiva de de respuestas dogmáticas.El dogmatismo se puede extender a través de las conversaciones en los antiguos foros de Roma o en las redes sociales, esa búsqueda de certezas y de verdades y de dogmas que no se pueden discutir, yo creo que eso permanece, lamentablemente. Hay momentos en la vida de la humanidad donde eso se hace un poco menos rígido y otros, como creo ahora, más rígido, y censura más cualquier opinión diferente a la que uno mantiene. Yo creo que ahora sí que hay un rechazo a las ideas que no coinciden con lo que tú piensas. y eso no es bueno, claro.

PENSAR Y SEGUIR INVESTIGANDO

DANIEL: Pensar, ya lo decía Henry Ford, el de los automóviles, decía: «Pensar es lo más cansado que existe para la mayoría de la gente», y entonces, mientras puedan librarse de pensar pues estupendo, es un descanso. Pero bueno, los escépticos precisamente opinan de otra manera, opinan que pensar es un verdadero placer y que cuando le empiezas a coger el gusto, y a reflexionar y a cuestionar cualquier verdad o certeza establecida, en realidad vas a disfrutar mucho más de la vida.

Por eso se llama Sabios e ignorantes, en el sentido, de uno de los grandes precursores de la escuela escéptica académica, la escuela de Platón: el propio Sócrates, que dijo aquello de: «Sólo sé que no sé nada». Pues bien, un escéptico de la Academia, el que implantó el escepticismo en la Academia, dijo: «Sólo sé que no sé nada, y ni siquiera estoy muy seguro de eso». Eso lo dijo Arcesilao, que es uno de los pensadores más interesantes de la antigüedad como escéptico. Y bueno, sí, efectivamente lo que nos dicen es que podemos darte unas cuantas seguridades rápidamente y te quedas ya tranquilo, y a partir de ahí ya sabes cual es tu terreno para moverte, a quien odiar, a quien amar, y ya no tienes que pensar mucho más. Los escépticos no. Los escépticos intentan decirte que no existen esas fórmulas mágicas, que cada cosa tendrás que volver a reflexionarla y tendrás que seguir investigando. Como dice la etimología de skepsis: seguir investigando.

PERSECUCIÓN DEL PENSAMIENTO ESCÉPTICO

JUAN PABLO: Las dulces promesas, fe imprescindible. Los escépticos volveremos a ser perseguidos.

DANIEL: Siempre, siempre, prácticamente los escépticos han sido perseguidos siempre; hasta el punto de que, fíjate, uno de los principales escépticos, que es Sexto Empírico, después de poner en cuestión todo lo que se puede poner en cuestión, después de dudar absolutamente de todo, dice: «Ahora bien, en la vida cotidiana y en la política nosotros seguimos las apariencias y todo esto no vale». Como diciendo: «Ya sé que me podéis perseguir y por lo tanto me agacho prudentemente. Como parece que también hace Descartes en muchas ocasiones, cuando da razones a favor de la religión que no se las cree ni él: son absolutamente absurdas. Pero mejor no meterse en líos, porque él vio lo que le pasaba a Galileo y a partir de ahí dijo: ¡Cuidado!

EL KAIRÓS O MOMENTO OPORTUNO ESCÉPTICO

JUAN PABLO: Grecia, siglo V a.C. La democracia, el gobierno del pueblo, etimológicamente, mujeres y esclavos excluidos, extranjeros, por supuesto. Desde entonces, el género humano no ha hecho más que mejorar. ¿Una invitación al escepticismo o mejor no meterse en líos?

DANIEL: Depende del momento. Uno siempre tiene que tener, uno de los primeros escépticos…

JUAN PLABLO: Me estás siendo un poco sofista.

DANIEL: No hombre no. ¿Por qué?

JUAN PABLO: Depende del momento.

DANIEL: Claro pero es que, fíjate, no te soy sofista ¿Sabes por qué? Porque «depende del momento» es uno de los principios escépticos, es el kairós, el momento, o en china el jie: el momento exacto. Las cosas no significan lo mismo hoy que pasado mañana, y ese es uno de los principios escépticos. Los dogmáticos, sin embargo, dicen que algo es así hoy, mañana, pasado mañana y todos los días. Entonces, depende del momento. ¿A qué me refiero?

Si tú sabes que no te estás jugando la vida, pues yo seguiría siendo escéptico y buscando y cuestionando. Si sabes que tu vida está en peligro, como le pasó a este escéptico famoso Anaxarco que lo picaron en un mortero directamente…

JUAN PABLO: O a Sócrates…

DANIEL: Los escépticos se volvieron muy prudentes cuando vieron lo que le pasó a Sócrates. A partir de ese momento dijeron: ¡Cuidado!

ESCEPTICISMO, BUDISMO Y DESEO

JUAN PABLO SILVESTRE: Tubau. Daniel. Últimas palabras.

DANIEL: Mucho cuidado con los palmeros, también con los que te critican. Intento aprender de los escépticos, de los budistas, de todos los que marcan una cierta distancia con las cosas, ¿no? No es que te vuelvas indiferente. Yo no creo en esa indiferencia total, ni mucho menos creo en la emoción. Me parece que el deseo, incluso, es una cosa buena, ¿no? Frente a la mayoría del pensamiento budista, de que hay que rechazar los deseos. No, no, yo creo que el deseo es una cosa buena, siempre y cuando no te domine el deseo a ti.

JUAN PABLO SILVESTRE: No te confíes.

DANIEL: Exacto.

JUAN PABLO SILVESTRE: Un abrazo y hasta pronto, querido Daniel.

DANIEL: Un abrazo, Juan Pablo. Hasta pronto.


Aquí puedes escuchar la entrevista completa:

Mundo Babel: Votad, votad, malditos


Entrevistas, charlas, conferencias y artículos

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Hubo una gran polémica entre estoicos y escépticos en la Antigüedad, y según los testimonios de la época, por ejemplo de Cicerón, ganaron siempre los escépticos los duelos dialécticos. Así que creo que vale la pena escuchar a los escépticos, porque a lo mejor tienen cosas interesantes que decirnos.
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Descubre a los escépticos de Grecia y Roma.

Ariel editorial
568 páginas

Sabios ignorantes y felices: lo que los antiguos escépticos nos enseñan

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