
«Diversas investigaciones muestran que los observadores pueden hacer discriminaciones muy precisas en malas condiciones de percepción, como identificar posturas, gestos y la posición de las extremidades. El 85% de las veces también son capaces de identificar con éxito el sexo del actor.
Otros investigadores encontraron en estudios multiculturales que el movimiento puede expresar conceptos como amabilidad, miedo, y agresión, de un modo que podría considerarse universal.
El movimiento está claramente infrautilizado como atributo para expresar información. Aparentemente, tiene propiedades innegables para que se le pueda utilizar para ello. Tenemos por delante un vasto campo de investigación y de prueba de las oportunidades expresivas del movimiento para comunicar ciertos tipos de relaciones entre los datos. (Juan C. Dürsteler)
Richard Williams, creador de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, cuenta una anécdota personal que muestra la importancia del movimiento.
Williams conducía su coche por la ciudad cuando vio que en la siguiente calle perpendicular la cabeza de un hombre asomaba por lo alto de un muro. No vio nada del hombre, del que tampoco distinguió los rasgos o aspecto, pero viendo el movimiento de la cabeza pensó que ese hombre era «afeminado». ¿Cómo podía haberse dado cuenta de algo así tan sólo viendo una cabeza lejana dos segundos?
Picado por la curiosidad, aparcó y siguió al hombre. Lo observó e imitó los movimientos para encontrar la clave: el hombre caminaba como si andase sobre una línea trazada en el suelo. Siempre apoyaba los dos pies en esa línea imaginaria. Así es como caminan muchas mujeres con faldas estrechas y entalladas. Esa manera de andar tiene la particularidad de que hace que la cabeza se mantenga siempre a la misma altura y no suba y baje ni se mueva en horizontal.
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