4. La teoría de la evolución de Lamarck
En el episodio anterior (“La trágica historia de la bistun betularia”), vimos cómo unas polillas blancas que vivían en los árboles de Manchester quedaron a merced de los pájaros cuando la Revolución Industrial comenzó a oscurecer esos árboles: ahora su color blanco destacaba sobre la madera oscurecida.
Eso hizo que al cabo de una décadas, en los árboles de Manchester casi todas las polillas fueran oscuras, desapareciendo casi por completo las blancas.
Lo curioso es que recientemente, cuando se tomaron medidas para acabar con la contaminación, los árboles volvieron a ser blancos y poco a poco las polillas volvieron a recuperar el color claro que tenían antes de la Revolución Industrial, despareciendo casi por completo las más oscuras.
Estos fenómenos de transformación parecen claramente un refuerzo a la evolución, pero ¿a cuál de las teorías evolutivas?
En el capítulo de hoy, Mosca presenta a Caja la teoría de la evolución lamarquiana.
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INTRODUCCIÓN A LA BIOLOGÍA MOSCA Y CAJA
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ENCICLOPEDIA DE FILOSOFÍA DE BOLSILLO MOSCA Y CAJA
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OTRAS AVENTURAS DE MOSCA Y CAJA
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2 Comments
Fernando Moreno
Ese observación, tan célebre, de las
mariposas, viene en todos los libros de texto de bilogía
introductorios a una carrera ciencias. Muestra sin duda que la
naturaleza selecciona, pero no muestra que una especie se transforme
en otra.
La definición biológica de especie
(también de libro) es muy marcada, no nada es vaga: dos animales
(hembra y macho) son de la misma especie cuando pueden tener
descendencia al cruzarse, y no lo son si no pueden.
En el caso de las mariposas, si fueran
de la misma especie, las negras seguirían siendo de la misma especie
por mucho que murieran las blancas, y, si no lo fueran, no lo serían
ni antes ni después. Es decir, este experimento no sirve, no ya como
prueba, ni siquiera como indicio de la especiación, no tiene nada
que ver.
Es más, hace unos catorce años,
cuando estuvo completado el proyecto genoma humano, quedó de
manifiesto que era muy difícil que la selección natural propiciase
ningún tipo de evolución del genotipo; intentaré extenderme lo
menos posible (aunque va a ser difícil extenderme poco):
A
principios del año 2000 ya estaba prácticamente terminado el
proyecto genoma humano. Había grandes expectativas sobre qué luz
podría arrojar sobre la posible evolución de unas especies a otras.
El primer libro que salió en España a la venta sobre el tema lo
escribió uno de los principales colaboradores del proyecto, el
genetista Kevin Davies -antiguo director de la revista Nature- y
apareció con el título “La conquista del genoma humano”. En
este libro sólo se cita a Darwin en la página 154 y en la 263; en
esta última ni siquiera se le cita directamente, se cita su obra “El
origen de las especies”. En la página 153, tras reconocer
implícitamente -con un montón de conjeturas sobre el genoma de las
bacterias y tal- que el resultado es decepcionante en cuanto a lo que
se esperaba de la cuestión evolutiva, llega a la otra página donde,
por fin, aparece el nombre de Darwin; y lo hace en estas líneas que
trascribo palabra por palabra:
“Es
como si hubiéramos fracasado en la tarea que nos planteó Darwin:
delinear la estructura excepcional del árbol de la vida”.
A
partir de ahí todo empieza a cambiar; se empiezan a retomar muchas
objeciones que ya se le hicieron a la teoría. De hecho, uno de los
dos premios Nobel que descubrieron el ADN, Francis
Crick,
ya empezó a dudar mucho de la teoría de Darwin en los años
setenta, cuando publicó en Science su artículo sobre la panspermia
dirigida, teoría que argumenta que la vida puedo llegar del espació
enviada por seres inteligentes extraterrestres (esto, aunque suene
raro, se publico en la revista científica más prestigiosa del mundo
por el premio Nobel que cito, se puede buscar en Internet y en la
propia revista).
Recientemente,
ha aparecido lo que se llama el cráneo número cinco, lo que también
ha dado lugar a un importante artículo en Science del que, además,
se ha hecho eco toda la prensa, ABC, EL Mundo… aquí te pongo un
enlace
http://www.sciencemag.org/content/342/6156.cover-expansion
La
hipótesis que se hace a partir de este cráneo (y que se puede leer
en el enlace) no surge de repente sólo por la observación del
cráneo, sino también como consecuencia de las numerosas
inconsistencias que ha venido arrastrando siempre la teoría
evolutiva de Darwin.
Para
mí, lo que es quizá el mayor inconveniente de la teoría se traduce
en esto:
según
Darwin las especies evolucionan de
esta manera,
un buen día una pareja de una especie de lo que sea tiene un hijo
varón, por ejemplo, que aunque se apareé con su madre, su hermana o
una prima lejana… nunca puede tener descendencia (por definición
de especie) esto no se ha verificado nunca; tenemos el caso de las
mulas, que proceden del cruce con una yegua y un burro, pero son
estériles, así que no se puede decir que den lugar a una especie
nueva, puesto que no se pueden reproducir entre ellas y violan la
definición. ¿Podemos estar seguros de que no existe algún bicho
con el que se haya podido verificar eso teniendo en cuenta la
cantidad de trabajos científicos que se han venido publicando a lo
largo de los años? Muy seguros, pues si existiera tal animalejo,
sería más célebre que la oveja Dolly y además sería el ejemplo a
utilizar para acallar a los detractores de la hipótesis de Darwin;
así que cualquiera, con una cultura mediana y que lea las noticias,
se hubiera enterado de su existencia si es que existiera (yo, que ya
voy para los sesenta años y he buscado mucho a este espécimen
hipotético, no lo he encontrado ni nadie me ha hablado de él;
invito a todos a buscarlo).
Y
es que se ve muy difícil. Pensemos,
con lógica, que pudiera pasar semejante cosa, que de repente una
pareja tuviera un hijo que no es de su especie; las mutaciones son
muy raras, ese individuo sería único en una gran zona geográfica;
¿con quién se aparearía para tener descendencia y perpetuar esa
supuesta nueva especie? La cosa ve complicada si, por ende, pensamos
que una sola pareja no sobreviviría sin estar dentro de un clan,
tendrían que ser varias, formar una pequeña tribu.
Por
último un dato referido a Lamark: hay un profesor de Evolución,
biólogo, de la Universidad Autónoma de Madrid que es Lamarkista,
que dice que Darwin es una locura y habla de una conspiración para
mantener la vigencia de su teoría (pongo un vídeo, tiene varios y
página web)
http://www.youtube.com/watch?v=CKtaFV0f5rk
Yo
no creo que haya una conspiración, al menos no consciente, hay una
inercia. Y, no obstante, al día de hoy, por lo que he podido
informarme, no creo que sean mayoría los profesores de universidad
que defienden la teoría de Darwin como cierta, esto pertenece más
bien a discusiones de Internet llevadas a cabo por personas ajenas a
la ciencia, personas que normalmente se mueven por pensamientos
filosóficos, religiosos o por intereses políticos.
Daniel Tubau
Hola Fernando, muy interesante el comentario. Como bien dices, el ejemplo de las mariposas no prueba la especiación. Por eso en el texto introductorio me cuidé de sugerir tal cosa y escribí “estos fenómenos de transformación”. En teoría evolutiva es fácil deslizarse por la ambigüedad o el error, que intento evitar, dentro de la modestia de este comic, que no pretende otra cosa que ser una introducción a un tema complejo y generalmente mal entendido. Más adelante llegaremos a la especiación y veremos si hay o no pruebas de ella, de la selección natural, la mutación y otros asuntos relacionados (dentro de la falibilidad propia de cualquier conocimiento que pueda ser sometido a control) y qué opciones existen. Pero supongo que para llegar a ese punto faltan muchas semanas todavía.